Unas 3.500 personas,
según la Guardia Urbana, protestaron en la tarde del sábado en Barcelona por la
muerte de Sota, un perro mestizo labrador de unos dos años y medio, por parte
de un agente de la policía local quien le pegó un tiro. Convocados por el
partido animalista Pacma, los asistentes se concentraron ante el Ayuntamiento
de Barcelona para exigir al consistorio que “depure responsabilidades” en la
Guardia Urbana. Los concentrados criticaron las “explicaciones corporativas y
confusas” dadas hasta el momento por el Ayuntamiento y la Urbana y reclamaron
la destitución del jefe de la Guardia Urbana de Barcelona, Evelio Vázquez, así
como la puesta en marcha de protocolos específicos de actuación con animales.
Los hechos ocurrieron en
la Gran Vía junto a la plaza de Espanya de Barcelona cuando, el pasado 18, una
patrulla de la Guardia Urbana quiso identificar a un joven estonio llamado Tauri
Ruusalu, que se ganaba la vida vendiendo pulseas en la calle, tras llamarle la
atención por llevar el perro suelto. La Guardia Urbana aseguró que la perra, de
nombre 'Sota', atacó a un guardia urbano, hiriéndole en un brazo y el agente, “que
temió por su vida, disparó al animal”. Según la versión oficial, la perra le
había mordido en el brazo y buscaba su cuello. Sin embargo, Ruusalu, quien, antes
de vivir en las calles de Barcelona, recorrió otras en Francia, Suiza o
Alemania para “entender nuevas culturas”, niega que su perro mordiera al agente
y denunció ante el juez al agente que matara a Sota de un solo y letal disparo.
Su abogada, Inés Guardiola -que le asiste de forma altruista- ha pedido al juez
que impida la destrucción del cuerpo del animal y que obligue a un hotel
cercano a entregar las imágenes de las cámaras de seguridad. El Ayuntamiento de
Barcelona ya ha anunciado que investigará los hechos.
Segúm la versión de la
Guardia Urbana, la cual la raza del animal era considerada como “potencialmente
peligrosa”, por lo que los agentes procedieron a identificar a su propietario,
ya que la mascota estaba sin atar y sin bozal. El animal se habría abalanzado
sobre el agente mordiéndole en el brazo. Éste abrió fuego para evitar que el
perro continuara mordiéndole. Sin, embargo, la versión de Ruusalu es distinta.
Éste paseaba por la calle junto a Sota y, como siempre, iba “suelta, sin atar”,
cuando un agente le tocó en el hombro y le pidió que se identificara. “Me
ofrecí a escribirle mi nombre porque es complicado. El policía pensó que le
tomaba el pelo”, cuenta. El agente le dio entonces, siempre según su versión,
un manotazo en la cara. Sota se interpuso entre los dos. “Subió sus patas delanteras
al brazo del policía, pero no le mordió. Movía la cola todo el rato. Pensaba
que estábamos jugando”. Ruusalu ordenó al animal colocarse detrás de él. Pero
el urbano le gritó para que entrara en el coche y Sota ladró y se dirigió hacia
el policía. “Éste sacó su pistola y, sin dudarlo, apuntó directamente a la
cabeza y disparó. No sé si el policía se asustó o quiso probar su poder contra
mí. No estoy en contra de los policías, pero tienen que saber controlar una
situación. Ese policía tiene un problema mental, no puede llevar un arma”.
La denuncia interpuesta
por Inés Guardiola, del bufete Del Castillo, relata que Ruusalu fue agredido
“brutalmente” por cinco policías. “Un agente con la bota policial me pisó
expresamente y sin justificación la mano izquierda”. Lamenta que, en el coche,
fuera agarrado por el cuello y golpeado en el diafragma. Por la noche, en el
hospital, solo recuerda que le sedaron para calmarle y que se despertó varias
veces llamando a Sota y buscándola, en vano, debajo del colchón. Pacma convocó,
al día siguiente, una concentración de protesta en la plaza Sant Jaume, de
Barcelona. El partido PACMA o a Fundación para el Asesoramiento y Acción en
Defensa de los Animales (FAADA) pidieron al Ayuntamiento que se abra una
investigación de los hechos. Desde el partido político declaran que “no puede
ser que la solución a problemas con animales sea pegarle dos tiros. Esto no es
el Salvaje Oeste, hay medios y métodos alternativos, y esto es lo que exigimos,
su adopción y aplicación”. Desde PACMA, reiteran que “son necesarias explicaciones
urgentes que determinen los motivos de este procedimiento extremo que ha
acabado con la vida de una perra que, según muchos testigos, nunca había
actuado previamente de forma agresiva”. La CUP pide que se den las “consecuencias”
necesarias para el agente que mató al animal sin que el caso sea archivado, “como
acostumbra a pasar con las malas praxis policiales”.
El partido animalista PACMA pide investigar la muerte de una perra tiroteada por un agente de la Guardia Urbana.
PROTESTA e INDIGNACIÓN por la muerte de SOTA
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