Pablo Ibar, detenido y condenado por presunto
asesinato en 1994.
Pablo Ibar, 'En el corredor de la muerte'.
Cándido Ibar, padre de Pablo.
La pesadilla de Pablo
Ibar comenzó en 1994, cuando aparecen tres cadáveres en Florida y él, hijo de
padre vasco y sobrino del mítico boxeador, José Manuel Urtain, es acusado de
asesinato. Seis años después, un tribunal lo declara culpable de triple
homicidio y lo condena a muerte. Pablo Ibar y su familia deciden no resignarse
a su suerte y empiezan a luchar contra su destino. Acuden a los medios de
comunicación y a las autoridades españolas, se aprenden el sumario de memoria,
pelean cada vez que surge la oportunidad, con la esperanza de que Ibar sea declarado
inocente y quede libre. “Pablo está obligado a eso porque se juega la vida en
cada momento”, recuerda Nacho Carretero, periodista y autor de Fariña, que se
involucró en la vida de Ibar y su familia para publicar “En el corredor de la
muerte”. Carretero se acercó al caso en 2012 y, a partir de entonces, visitó a
Ibar en la cárcel y habló con todos los protagonistas de una historia en la que
han jugado un papel destacado Cándido Ibar, padre de Pablo, y Tanya Quiñones,
esposa del presidiario, a la que el escritor dedica los párrafos con más fuerza
del libro.
Resumir el recorrido del
'caso Ibar' por los tribunales -durante 23 años sólo ha vivido entre rejas y,
desde 2000 viste de viste de naranja, el color que distingue a los condenados a
muerte en Estados Unidos- es como adentrarse en un laberinto. En 1997, tres
años después de su detención, se produce el primer juicio, que se anula por
falta de unanimidad en el jurado. El segundo juicio se fija para 1999, pero se
aplaza hasta el 2000; Ibar es encontrado culpable y condenado a muerte. Tras
diferentes apelaciones, el Supremo de Florida confirma la sentencia en 2006. En
2009, todo da un giro después de que Kayo Morgan, nuevo abogado del preso
español, reclame la anulación del proceso por 'defensa ineficaz'. En 2016, el
Supremo de Florida anula la condena y ordena un nuevo juicio. “Todo lo que pasó
fue un capítulo desagradable, injusto, y desde un punto de vista profesional,
no se lo deseo a nadie”, asegura el periodista. Y aunque no niega que la
historia fue publicidad para la obra, Carretero asegura que, si pudiera ir
hacia atrás, lo tendría claro: “Ojalá no hubiera pasado nada de aquello”.
El pasado sábado, 19 de
enero, un jurado de Florida ha vuelto a declarar culpable a Pablo Ibar del
asesinato de 3 personas, en el cuarto juicio celebrado sobre su caso. Y el 25
de febrero, el jurado decidirá su nueva pena. El juez, tras esa decisión,
fallará si Ibar es condenado a cadena perpetua o pena de muerte. La Fiscalía
pide la pena de muerte al ciudadano español: Ibar ha sido declarado culpable
sin una sola prueba física (ADN, huellas, sangre), ni un solo testigo fiable y
ni un solo experto que acredite que es él quien aparece en el famoso vídeo en
el que aparece el autor del triple asesinato. El padre, Cándido, sentado en un
extremo de la banca, se cubrió el rostro con las manos durante la lectura de la
sentencia a Ibar, que lleva casi 25 años preso, 16 de los cuales los pasó en el
corredor de la muerte, y siempre se ha declarado inocente.
Este cuarto juicio desveló
puntos oscuros e “irregularidades” en el proceso, desde las contradicciones y
negligencias en que incurrió el detective encargado de la investigación, Paul
Manzella, hasta el borrado de dos cintas de vídeo de un club nocturno que se
hallaban bajo custodia policial, tal como lo ha denunció la defensa. Benjamin
Waxman, uno de sus abogados, profundamente afectado puesto que lleva el caso
desde 2005, dijo a Efe que apelarán la sentencia, mientras que Joe Nascimiento,
otro de los abogados, señaló por su parte que pedirán al juez que imponga
cadena perpetua y no la pena de muerte. Cándido, el padre del acusado, dice que
el veredicto de culpabilidad “no se puede explicar, ni entender”.
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