La imagen 'guerracivilista' de Cristo mutilado que divide a las cofradías malagueñas .
El Santísimo Cristo
Mutilado, una imagen de Málaga que no sale a la calle desde el fin de la
dictadura, volverás, gracias al PP y al C’2. Su clara connotación franquista la
convierte en el símbolo del nacionalcatolicismo. Los titulares de dicha cofradía
han planteado la restauración de sus piernas, y quieren que participe en los
pasos procesionales de la Semana Santa como el resto de pasos. Juanma Moreno,
presidente de la Junta de Andalucía, quiere “poner en valor”, la Semana Santa
que “no solo es fe y devoción”, según dijo, sino también “tradición, cultura,
economía y turismo”. Y declaró, “sin temor a confundirme, que la mejor Semana
Santa del mundo es la andaluza por su tradición, sus costumbres y por cómo la
vivimos los andaluces y la tenemos que proteger”. Gracias a la rebaja fiscal de
la Junta de Andalucía: un pobre se ahorrará 63 euros y un rico, 1.728.
Pero repasemos en breve
la historia de esta imagen. Debido a su relación y dependencia del bando
vencedor (el general José Millán-Astray, fundador de La Legión y amigo personal
de Franco, fue hermano mayor del Cristo Mutilado), los denominados “caballeros
mutilados” se agregaron a distintas cofradías, siendo la del Cristo Mutilado de
Málaga, una de sus predilectas. La cofradía pidió permiso al Papa Pío XII para
procesionar, dado su carácter excepcional. Este lo autorizó sin necesidad de
tener que restaurarle la pierna y el pie mutilados. Y salió en procesión por
primera vez el Jueves Santo de 1939 acompañada por 300 mutilados uniformados y
portando un escapulario y velas. Dicha cofradía estuvo íntimamente relacionada
con el régimen franquista y su ejército. Su última salida en procesión tuvo
lugar el Jueves Santo de 1976, debido a las presiones de algún sector del clero
y del obispado malagueño, de ideas democráticas, que presionaron al Vaticano.
Especialmente por el empeño de Ramón Buxarrais, obispo de Málaga que, en ese
año, se puso al frente de las mismas y se empeñó a que El Crucificado, sin
derecha a la altura del muslo y el pie izquierdo por el tobillo, no volviera a
salir.
En 1992, varias reuniones
entre representantes de los mutilados del bando franquista y del republicano intentaron
llegar a una reconciliación, pero, pese a que se lograron ciertos avances, las
expectativas se frustraron y no hubo acuerdo final. ElPlural.com quiso conocer
que piensan las nuevas generaciones integradas en el movimiento semanasantero
malagueño, gente desprendidas de tics ancestrales, exentas de convencionalismos
y que dinamizan la pujante tradición de la capital. En síntesis, “La mayoría
pensamos que, gracias a esa restauración, podría salir y enriquecer los
cortejos procesionales de la Semana Santa de Málaga. Eso sí, esperamos y
deseamos que, al igual que se va a proceder a su restauración para estar acorde
a la liturgia (pues al Señor nunca le “quebraron las piernas”), restauren y
arreglen todo el patrimonio procesional y quiten los emblemas que recuerdan a
su origen del nacional catolicismo.
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