Tres
días después de las elecciones generales en las que el PSOE ganara con sus
votos, hoy celebramos la fiesta del 1º de Mayo, en la que la clase trabajadora demuestra
que, cuando se moviliza y se organiza, es capaz de exigir más derechos, más igualdad
y más cohesión. El Día Internacional de los Trabajadores o Primero de Mayo es
una jornada de homenaje a los Mártires de Chicago, sindicalistas anarquistas
que, en 1886, en la Revuelta de Haymarket, fueron ejecutados en Estados Unidos
por participar en las jornadas de lucha por la consecución de la jornada
laboral de 8 horas. A partir de entonces se convirtió en una jornada
reivindicativa de los derechos de los trabajadores celebrada en mayor o menor
medida en todo el mundo.
Los
trabajadores y las trabajadoras son conscientes de que las organizaciones
sindicales son la mejor herramienta para la defensa de sus intereses frente a
la precariedad y la explotación laboral. En los últimos años fueron las mujeres
las que más han incrementado el nivel de afiliación, contribuyendo así a
fortalecer al sindicato y a potenciar la lucha del movimiento feminista en los
centros de trabajo. La brecha salarial, los techos de cristal, la desigualdad,
al fin y al cabo, siguen siendo prioridades para lucha sindical. Y gracias a la
activa implicación de tantas compañeras, se han conseguido importantes
conquistas.
Este
1º de mayo debe servirnos para mantenernos firmes en la defensa de los derechos
de la clase trabajadora frente a la amenaza de la extrema derecha que amenaza
con brotar de nuevo. Hay que tejer alianzas para luchar y defender mejor
nuestros derechos. Como decía Concepción Arenal Ponte (1920-1893), visitadora
de prisiones licenciada en Derecho, periodista y escritora española encuadrada
en el Realismo literario y pionera en el feminismo español: “Las fuerzas que se
asocian para el bien no se suman, se multiplican”. Y, 133 años después de que la
clase trabajadora se manifestase, reivindicando y reclamando sus derechos un 1º
de Mayo, hoy salimos de nuevo a las calles en su recuerdo, pero también para
seguir reclamando los derechos que aún nos quedan por conquistar.
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