Carola Rackete, capitana del Sea Watch 3.
El barco Sea Watch 3, de
la ONG alemana homónima, entró la madrugada del sábado en el puerto de la
ciudad italiana de Lampedusa sin autorización, invocando el estado de necesidad
para poder desembarcar a los 40 inmigrantes tras permanecer 17 días en el mar. Su
capitana, Carola Rackete, de 31 años, atracó y, posteriormente, fue arrestada
por agentes italianos acusada de “resistencia o violencia contra un buque de
guerra”, delito que implica una sentencia de tres a diez años. “La comandante
Carola no tenía otra opción”, dijo Giorgia Linardi, portavoz de Sea Watch
Italia, al recordar que “durante 36 horas había declarado el estado de
necesidad que las autoridades italianas habían ignorado”. Rackete aseguró que
aún no había recibido ninguna notificación sobre la apertura de una
investigación por parte de la justicia italiana por ayudar a la inmigración
clandestina, después de que se informara de que la fiscalía de la ciudad
siciliana de Agrigento había abierto ese caso. “Afrontaré todo con el apoyo de
nuestros abogados. Ahora solo quiero que las personas puedan bajar a tierra”,
comunicó por la misma vía la capitana. Y habló del mal estado físico y
psicológico de los 40 migrantes que estaban a bordo después de que fueran
evacuados por motivos médicos un joven aquejado de fuertes dolores abdominales,
y su hermano de 11 años que le acompañaba.
El ministro del Interior
italiano, Matteo Salvini, celebró la detención de la capitana del barco, a la
que acusó de “comportamiento criminal” por haber puesto en peligro la vida de
los agentes de la Guardia di Finanza durante su maniobra para atracar en el
puerto. Salvini se mostró satisfecho porque se han cumplido sus peticiones de
arresto de Carola, la incautación del barco y la reubicación de los migrantes
en países de la Unión Europea. En declaraciones en la radio pública, aseguró
que los migrantes irán a cinco países de la UE y atacó al Gobierno holandés por
“su vergonzosa indiferencia” respecto a un barco que lleva su bandera.
El año pasado, el
Mediterráneo volvió a ser la ruta más mortal del planeta y 2.299 personas
perdieron su vida en sus aguas, de las que más de 800 fallecieron tratando de
alcanzar costas españolas. Tras la detención de Rackete, Open Arms decidió
reactivar su misión de salvamento marítimo, solicitando al Gobierno que proteja
“de forma inmediata y eficaz” a esta embarcación ante “las amenazas de
detención del Gobierno Italiano”. Y advirtió de que. en caso de que eso ocurra,
la Red se personará jurídicamente en contra del Estado Italiano, al entender
que su actuación está atacando de forma evidente a una embarcación y proyecto
internacional español.
“El mundo se ha vuelto loco -declara Esther
Camps, socorrista y patrona de lancha rápida de Open Arms- ¿Cómo te pueden
prohibir rescatar? Tarde o temprano esto tiene que explotar, no puede ser que
nos estén impidiendo salvar vidas”. El Open Arms continúa avanzando poco a poco
por el Canal de Sicilia a unos cinco nudos. “Estamos navegando en dirección a
Lampedusa, que es donde tenemos que ir ahora. Allí ya estaremos en una zona
donde muchas veces hay embarcaciones que necesitan ser rescatadas, y donde
podremos observar lo que está ocurriendo en el Mediterráneo y denunciar si
vemos violación de derechos de las personas que se juegan la vida en el mar”.
El jefe de máquinas, Francesc Llambrich, lo ilustra con pocas palabras: “Si vas
por la carretera y ves a un tío que tiene un accidente, vas a parar. Si vas por
la mar y encuentras un tío que lo necesita, lo rescatarás”.
Ayer mismo, Carola
Rackete fue puesta en libertad después de ser arrestada en Italia por llevar
sin permiso a 40 inmigrantes que había salvado en el Mediterráneo central al
puerto italiano de Lampedusa (sur). Una decisión, la de la justicia italiana,
que ha suscitado inmediatamente la ira del ministro del Interior, Matteo
Salvini, autor de la política de puertos cerrados a las naves de las ONG y que
no se había cansado de pedir cárcel para la activista.
sado de pedir cárcel para la activista.
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