La presidenta del
Congreso, Meritxell Batet, y la presidenta del Senado, Pilar Llop, aplauden al
rey Felipe VI.
De izda a dcha, Néstor
Rego (BNG), Laura Borràs (JxCat), Gabriel Rufián (ERC), Oskar Matute (Bildu) y
Mireia Vehí (CUP) en el Congreso.
Varios minutos después de
las doce, el rey Felipe VI y la reina Letizia llegaron ayer al Congreso tras su
entrada con honores militares. El Rey
comenzó su discurso de apertura dando la bienvenida a las presidentas del
Congreso y del Senado y agradeciendo a los candidatos políticos que participaran
en la ronda de consultas previa a los debates de investidura. “La Constitución —dijo
el monarca— nació mirando al futuro… El día de hoy marca el inicio del trabajo
de nuestras instituciones ya plenamente constituidas. El debate no es ya la
gobernabilidad sino la definición de políticas. La democracia no es ni puede
ser la exclusión… Llega la hora de la palabra, del argumento y de la razón
desde el respeto para el mejor servicio a los españoles. A partir de las
elecciones de diciembre de 2015 nuestras Cortes han ampliado su diversidad. La
nueva realidad, derivada del mayor pluralismo representativo, requiere de mayor
parlamentarismo. Pactar y acordar son consustanciales a nuestro régimen
democrático. Y para ello, tenemos la base más firme: la Constitución, con una
inequívoca vocación integradora, pero a la vez respetuosa con nuestra
diversidad territorial”.
“España —continuó el monarca— recuperó su autoestima y el orgullo colectivo como la
gran nación que es. Uno mi deseo al suyo: que esta legislatura sea provechosa
para todos los ciudadanos y que sirva también para recuperar y fortalecer la
confianza de los españoles”. El rey declaró abierta la XIV
Legislatura y se despidió, dando gracias en castellano, catalán, euskera y
gallego. Los diputados presentes se levantaron y le aplaudieron durante más de
un minuto. Por primera vez, Pablo Iglesias y ministros como Alberto Garzón,
aplaudieron el discurso del rey. Pero la imagen del nuevo presidente del grupo,
Jaume Asens, o la de la portavoz adjunta, Sofía Castañón, contrastó con la de
los ministros y las secretarias de Estado. Los dirigentes del grupo permanecieron
en pie, pero evitaron aplaudir, tras un discurso en el que se hizo evidente el
hueco dejado por el medio centenar de diputados y senadores de formaciones
soberanistas que estuvieron ausentes en la cámara.
En efecto, minutos antes
de esta sesión solemne del Congreso, casi media centenar de diputados y
senadores de ERC, JxCat, Bildu, la CUP y el BNG, firmaron un manifiesto
conjunto en el que criticaron el discurso “autoritario” del monarca en 2017 y
aseguraron no reconocer al rey “como interlocutor válido”. Los partidos soberanistas
presentaron el manifiesto leído en castellano, catalán, gallego y euskera en el
que rechazaron la monarquía y manifestaron que no reconocían al rey como un
“interlocutor válido” en sus aspiraciones políticas.
El título del manifiesto
leído en el Congreso de forma compartida por Gabriel Rufián (ERC), Laura Borràs
(JxCat), Oskar Matute (Bildu), Mireia Vehí (CUP) y Néstor Rego (BNG), decía:
“No tenemos rey. Democracia, libertad y repúblicas. La Monarquía española y su
máximo exponente, el rey de España, no nos representa”. Y proseguía: “La
sociedad catalana, vasca y gallega rechazan mayoritariamente la figura de una
institución anacrónica heredera del franquismo que se sustenta en el objetivo
de mantener e imponer la unidad de España y sus leyes, negando así los derechos
civiles, políticos y nacionales que asisten a nuestras ciudadanías y nuestros
pueblos”.
En el manifiesto, las
formaciones independentistas aseguraron que Felipe VI “no es un interlocutor válido
en el camino democrático hacia la libertad que aspiramos. No tiene la
legitimidad de nuestros pueblos, ni le reconocemos ninguna función política”.
“Menos aún —continuaba el texto—, cuando su papel para con nuestras naciones no
ha sido otro que el de intentar imponer proyectos y valores antidemocráticos,
como quedó demostrado en el discurso autoritario pronunciado el 3 de octubre
(de 2017)”. El manifiesto hacía una crítica hacia la legitimidad de la
monarquía y sus orígenes: “La Monarquía española es un estamento que no
responde a los valores republicanos de libertad, igualdad y democracia que
tanto los ciudadanos y ciudadanas de nuestros pueblos como las mayorías
sociales del Estado anhelan. Una democracia real solo será posible desde la
ruptura con la herencia, las bases y valores que representa el Rey y su figura.
Por ello, consideramos que el Rey y la Monarquía deben dejar de ejercer su
tutela sobre la ciudadanía y sobre los gobiernos y parlamentos que de la
voluntad popular emanan”. Los representantes que no participaron en el acto con
Felipe VI, consiguieron llegar a 49, el mayor número de la historia reciente. Y
finalizaron diciendo que “sólo así se podrá dar cauce y soluciones basadas en
el respeto a la voluntad popular, la libertad y la democracia”.
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