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¿Nos libraremos del
coronavirus cuando llegue el calor? Esta es una de las preguntas más relevantes
que, según Alberto Sicilia, exploran ahora los científicos. “Sobre esa
hipótesis –escribía en Público el pasado día 13 de los presentes– reposan
muchas de nuestras esperanzas para luchar contra la nueva infección. La idea de
que el coronavirus se irá con el calor proviene fundamentalmente de las
comparaciones con la gripe. Ambas enfermedades se transmiten por el aire y
ambas provocan enfermedades respiratorias. (Aunque el COVID-19 es una
enfermedad mucho más grave ya que su tasa de letalidad multiplica por diez la
de la gripe). Los científicos apenas llevan tres meses estudiando el nuevo
virus así que lo mejor que podemos hacer por ahora es revisar las
características estacionales de otros virus y explorar qué lecciones es posible
extrapolar.
“¿Por qué la gripe
desaparece en el verano y vuelve en invierno? Por una mezcla de tres factores:
1) La sensibilidad del
virus ante la humedad y la temperatura: el virus de la gripe sobrevive mejor en
condiciones de frío y aire seco. En experimentos realizados en laboratorio se
ha demostrado que la humedad absoluta influye fuertemente en su transmisibilidad.
2) Los cambios en nuestro
sistema inmunitario. El sistema inmunitario es el encargado de luchar contra
las infecciones externas, y se cree que es menos efectivo en invierno que en
verano. Una hipótesis lo relaciona con los niveles de melatonina y vitamina D,
que dependen de la exposición a la luz solar.
3) Los cambios en
nuestros patrones de comportamiento. En invierno permanecemos más tiempo en
espacios cerrados con menos ventilación y junto a otras personas, lo que
aumenta las oportunidades del virus para saltar de persona a persona. También
se ha demostrado la influencia del calendario escolar, pues los niños son
importantes transmisores.
“Hay que recordar que el
nuevo coronavirus es el séptimo coronavirus humano que conocemos. De los otros
seis coronavirus, hay cuatro que causan enfermedades muy leves como resfriados.
Los nombres de estos cuatro coronavirus son: el HCoV-HKU1, el HCoV-NL63, el
HCoV-OC43 y el HCoV-229E. Estos cuatro coronavirus sí que exhiben una
regularidad similar a la de la gripe: los casos se disparan en el invierno y
receden en el verano. Sólo dos coronavirus conocidos hasta ahora causaban
enfermedades graves: el SARS CoV-1 y el MERS-CoV. En el caso del SARS, la
epidemia comenzó en el invierno en el hemisferio norte y terminó en el verano.
Pero aquel virus fue 'eliminado' gracias a las medidas de contención
social. A diferencia del nuevo coronavirus, los enfermos del SARS sólo
transmitían la enfermedad bien entrado el periodo de síntomas: era posible
aislar a los pacientes antes de que contagiasen a otras personas. Es muy
difícil por tanto sacar conclusiones definitivas sobre su estacionalidad. En el
caso del MERS, muchos se han producido en países con tiempo cálido (la mayoría
en Arabia Saudí)”.
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