Pérez Tapias.
En la entrevista de Sato
Díaz a Pérez Tapias en Cuartopoder, éste recalca la huida del
rey Juan Carlos como un hecho insólito. “Lo importante –dice Tapias, catedrático
y decano en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Granada– no es que
fuera inimaginable, sino que es condenable. Veníamos hablando de que el rey
emérito podía exiliarse, palabra, sin embargo, que, por dignidad y memoria de
exiliados, no debe aplicársele. Pero lo decíamos haciendo referencia a la
tradición borbónica al respecto y como hipótesis ficcional más que otra cosa.
Entraba en lo más probable que dejara la Zarzuela para establecer su residencia
en otro lugar, pero no marchando al extranjero en plan de fuga. Situación tan
esperpéntica incrementa su larga lista de deméritos. Lo llamativo en todo esto
es, además, la opacidad de la Casa del Rey y del mismo Gobierno, encubriendo la
marcha en secreto del anterior jede del Estado para evitar que las
consecuencias de posibles delitos fiscales por su parte afecten, aún más, a la
menguada legitimidad de la monarquía y a un mayor deterioro de la imagen de la
Corona… En efecto, el rey emérito huye de la presión de una opinión pública
escandalizada por su comportamiento y pone tierra por medio, aunque anuncie
compromisos de retorno. Decir, como ha hecho la vicepresidenta Calvo, que no
hay huida porque no hay imputación es una filigrana jurídica que obvia la
negativa relevancia política y el desastroso impacto social de la imagen de un
rey saliendo de su país por la puerta de atrás. De ahí que la mencionada marcha
al extranjero –parece que, por lo pronto, viajando para buscar amparo bajo las
nada ejemplares monarquías del Golfo, haciendo alarde de “amistades
peligrosas”– tenga todos los ingredientes de una huida… Decir, como ha hecho la
vicepresidenta Calvo, que no hay huida porque no hay imputación es una
filigrana jurídica que obvia la negativa relevancia política y el desastroso
impacto social de la imagen de un rey saliendo de su país por la puerta de
atrás”.
Según Pérez Tapias,
Felipe VI se ve aplastado por una Corona agrietada como institución. “El
esfuerzo por establecer una clara separación entre Juan Carlos I y Felipe VI
tiene mucho de inútil. Se pueden formular argumentos análogos a la pretensión
de diferenciar claramente público y privado en torno a la figura y papel de un
rey, con la función simbólica que ha de desempeñar y el papel ejemplar que se
espera de su conducta. Ahora, no se perfila como operación exitosa pretender
una delimitación rotunda entre padre e hijo, cuando hablamos de una institución
en la que el desempeño del cargo pasa hereditariamente de uno a otro. Si el
argumento de esa diferenciación se lleva hasta el final, aplíquense criterios
políticos de rendición de cuentas… Ese mismo argumento se vuelve contra esos
(falsos) fundamentos sobre los que se quiere mantener una monarquía a la que no
le acompaña una razón democrática suficiente. Todo lo contrario. Por lo demás,
apartar la figura de Juan Carlos I hasta opacarla tiene el efecto
inintencionado pero real de devaluar su tan ensalzado papel en la transición de
la dictadura a la democracia, con lo cual más se aligera el valor de lo
heredado por Felipe VI”.
Pérez Tapias concluye que
lo que no debe seguir haciendo el PSOE es mantener su republicanismo como pieza
meramente ornamental o retórico si lo republicano se lleva al discurso. “Y eso
es porque no hay un planteamiento político consistente para incorporar
republicanismo a la acción política del PSOE, por más que buena parte de su
militancia tenga un fuerte apego sentimental a la II República… Falta añadir
una acción más decidida para recuperar la memoria de la II República como tal,
reivindicando su valor político y su legitimidad democrática. Eso es
indispensable ejercicio para dar consistencia a la reivindicación de lo
republicano y retomar seriamente el planteamiento acerca del referéndum
‘aplazado’ sobre monarquía o república...Pero ¿hasta cuándo va a llevar careta
republicana para seguir practicando apoyo incondicional a la monarquía, ahora
plenamente desvelada como monarquía corrupta? La cuestión es de tal calibre que
desborda el oportunismo del que Sánchez pueda hacer gala. Si olvidar que, en un país de pluralidad de
naciones y diversidad de culturas, la solución política y convivencial ha de
ser federal”.
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