Reconocido como uno de
los mejores reporteros españoles y referente durante años de la crónica
judicial, Martí Gómez analiza la situación del periodismo e ironiza con que es
una profesión que está tan en crisis como la de atracador. “La profesión de
atracador está tan en crisis como la de periodista”, reconoce José Martí Gómez
a la periodista de ElDiario.es, Neus Tomàs. A sus 84 años, Martí Gómez conserva
una memoria que le permite rememorar muchas más anécdotas de las que ha
resumido en sus libros. Explica que el periodismo le ha permitido vivir muchas
vidas, la de las muchas gentes que ha conocido. Pero ¿habría cambiado su vida
por alguna de esas que conoció tan de cerca? “Hubo vidas que me interesaron y
me apasionaron mucho. Me marcó mucho la actitud y las historias que contaban
los supervivientes de Auschwitz. Me impresionó también la gente que estaba en
la clandestinidad y con la que no supimos ser agradecidos cuando llegó la
democracia a España. Y durante todos los años que me dediqué a la crónica
judicial me marcaron juicios como el de la matanza de Atocha, en el que los
asesinos se comportaron de forma chulesca, o el juicio por el aceite de colza,
en el que veías a personas que todavía sufrían las consecuencias de ese
envenenamiento que se produjo por pura codicia”. Pese a todo, sigue pensando que el suyo es el
oficio más hermoso del mundo “porque te permite vivir tu vida y la de mucha
gente desde el momento que te la cuentan. Es un oficio que te enseña muchas
cosas y que se aprende cada día. A mi edad se puede seguir aprendiendo.
“Tal vez lo que pasa es
que hay muchos medios que no se atreven con el poder, pero no porque no haya
periodistas con agallas sino porque sus nóminas dependen en gran parte del
poder, ¿no?”. “Es probable -contesta Martí Gómez- que, en un futuro no muy lejano, desaparezca
como un formato diario y los periódicos se conviertan en semanarios. Los que
sigan deberán ser de mucha calidad y muy definidos ideológicamente. En Londres,
cuando la gente leía diarios en el metro, sabías que si estaban con el Guardian
eran laboristas y si leían The Telegraph sabías que votaban conservador.
Hablamos de diarios muy bien informados en los que se separaba muy bien la
información de la opinión. Un redactor de The Guardian pescó en un café a
Harold Wilson, que entonces era el líder laborista, leyendo el Telegraph. Y
cuando le preguntó le contestó: “Leo la información porque es muy buena y me
salto la Opinión porque sé que me ataca”.
José Martí recuerda que
escribió un reportaje sobre las minas de Asturias, en la época en la que morían
muchos mineros, que fue duro porque veías los entierros, las familias
destrozadas, la crisis económica ya latente en ese sector... “También fueron
duros los que escribí en el País Vasco en la época del terrorismo. Recuerdo un
funeral en el que Carlos Garaicoechea, que entonces era el lehendakari, salió
corriendo de la iglesia y preguntando a un escolta '¿dónde está el coche?'
porque detrás tenía una mujer gritando y llamándole asesino. Lo que falta es
pisar más la calle y lo que sobra son tantas consultas en Google”. Y sobre el
rey emérito dice que “ya era hora de que se supiese que es un golfo. Cuando
vivía en Londres conocía al embajador español, José Joaquín Puig de la
Bellacasa, que era un monárquico de los de toda la vida. Tan monárquico que
dejó la embajada para estar en la Casa del Rey. Al cabo de un tiempo, Juan
Carlos llamó al ministro Fernández Ordoñez para pedirle que buscase otro
destino para Puig de la Bellacasa. Le dijo 'sácalo, no lo quiero ver más'. A
toda prisa le trasladaron a la embajada de Lisboa. Le fui a ver allí y me
explicó que en la Zarzuela él acabó siendo el paño de lágrimas de Sofia, que le
pedía que acabase con las infidelidades del rey. Cuando él le dijo a Juan
Carlos que tenía que acabarse, la respuesta fue pedir que le echasen.
En su vida, José Martí ha
recibido 27 querellas y fue absuelto de las 27. Personalmente, aconsejo
encarecidamente leer esta entrevista íntegra, aparecida el pasado 28 de
noviembre de 2020 en Eldiario.es. Sobre todo, a todo profesional que vive de la
prensa.
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