Todo empezó en marzo de
2018, con este titular: “Cristina Cifuentes obtuvo su título de máster en una
universidad pública con notas falsificadas”. “Érase una vez una asesora
política —contó Juanlu Sánchez en Aldia@Eldiario.es—, a la que le caen tres
años de cárcel por organizar la falsificación de un acta con notas de un máster
nunca hecho por la presidenta. A la profesora que confesó haber participado en
la falsificación se le condena a un año y seis meses de prisión. Pero a la
presidenta, que usó el acta falsa para grabarse en vídeo como prueba de que su
máster era auténtico, no le cae nada. Absuelta. La sentencia del caso Máster
establece que las irregularidades existieron, pero que no hay pruebas de que el
delito fuera promovido por ella. Estamos ante el increíble caso de un máster
fantasma, con actas falsificadas por la universidad con ayuda de dos cómplices
que sí son condenadas, pero en el que la beneficiada directa sale absuelta. El PP por supuesto ya anda diciendo que la
sentencia demuestra la “honestidad” de Cifuentes y que el caso Máster desvelado
por elDiario.es es poco menos que una patraña”.
El sistema de títulos sin
esfuerzo académico que premió, entre otros, a los dos políticos del PP ha
quedado sin castigo por parte de los jueces. “Dos títulos universitarios sin
esfuerzo académico alguno —relata el Diario 16—. Sin ir a clase, sin
presentarse a los exámenes, sin que haya rastro de ningún trabajo. Cristina
Cifuentes y Pablo Casado se vieron envueltos en el mismo escándalo cuando se
reveló que ambos habían obtenido el título de posgrado sin pruebas de que hubiesen
hecho nada por merecerlo. Atravesaron sendos procesos judiciales que han
acabado sin ningún castigo judicial. Ambos defendieron haberlo cursado. “El
máster es perfectamente legal y real. Ni mi currículo ni mis calificaciones han
sido falsificadas ni falseadas”, argumentó Cifuentes. “Tengo toda la
documentación que avala mi máster”, aseguró Casado, exento de cualquier
responsabilidad penal, pero sin que hubiera ninguna prueba de que hubiese
cursado el posgrado. La presión interna del PP y la filtración de un vídeo en
el que aparecía robando unas cremas forzaron su retirada de la política por
parte de Cifuentes. Casado, por su parte, afrontó ese escándalo en plena
batalla contra María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría por
liderar el PP. Aguantó sin asumir responsabilidades que el caso pasara de un
juzgado ordinario al Tribunal Supremo. Cuando este lo archivó, Casado ya había
alcanzado la presidencia del partido tras aliarse con Cospedal.
Buena parte de los
créditos conseguidos por Casado le fueron convalidados de manera “excepcional”,
sin que él lo solicitase, algo que los jueces achacaron al “irregular
comportamiento de los responsables del máster”. El alto tribunal también dejó
claro que Casado no había ido a clase y que “no consta que se cumpliera” con el
resto de requisitos académicos. A pesar de ello, obtuvo varios sobresalientes.
Marcos Pinheiro, jefe de sección de Política, así lo contó: “Dos títulos
universitarios sin esfuerzo académico alguno. Sin ir a clase, sin presentarse a
los exámenes, sin que haya rastro de ningún trabajo. Cristina Cifuentes y Pablo
Casado se vieron envueltos en el mismo escándalo en el año 2018, cuando se
reveló que ambos habían obtenido el título de posgrado sin pruebas de que
hubiesen hecho nada por merecerlo.
La sala de lo Penal del
Supremo rechazó imputar a Casado por cohecho, pero elaboró un relato sobre cómo
había obtenido el máster que Casado consiguió aprobar sin hacer nada. Buena
parte de los créditos le fueron convalidados de manera “excepcional”, sin que
él lo solicitase, algo que los jueces achacaron al “irregular comportamiento de
los responsables del máster”. El alto tribunal también dejó claro que Casado no
había ido a clase. A pesar de ello, obtuvo varios sobresalientes.
Las consecuencias
judiciales han sido las mismas, pero el castigo político ha distado mucho en
ambos casos. Cifuentes tuvo que dimitir. La presión interna del PP y la
filtración de un vídeo en el que aparecía robando unas cremas forzaron su
retirada de la política. Casado, por su parte, afrontó ese escándalo en plena
batalla contra María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría por
liderar el PP. Aguantó sin asumir responsabilidades que el caso pasara de un
juzgado ordinario al Tribunal Supremo. Cuando este lo archivó, Casado ya había
alcanzado la presidencia del partido tras aliarse con Cospedal.
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