Desde el pasado día 10, la Franja de Gaza, una pequeña región de 365 kilómetros cuadrados, situada entre Israel y Egipto, estuvo bombardeada por de la aviación israelí, castigando a algo más de dos millones de palestinos. Desde 2007, está gobernada por Hamás, una organización islamista pariente de los Hermanos Musulmanes en el inicio de la primera intifada. Hamás ganó limpiamente las últimas legislativas celebradas en 2006 en todos los territorios ocupados, es decir también en Cisjordania y Jerusalén este, pero la máxima autoridad en Gaza, el controvertido Mohammed Dahlan, con estrechos vínculos con Israel, fue apartado del poder al año siguiente mediante un golpe de las milicias de Hamás. Lo que ocurre hoy es una réplica a los cuatro años de la administración de Donald Trump, con todo lo que han significado sus políticas arbitrarias, así como a los doce años de gobierno de Benjamín Netanyahu, que ha apaleado a los palestinos de todas las formas posibles.
Israel y Egipto, en una tácita colaboración con Israel, controlan las fronteras de la Franja, permitiendo la entrada y salida de personas y bienes en función de sus propios intereses. Sin dejar libre una circulación fluida, Israel controla el espacio aéreo y marítimo, no dejando que los barcos de pesca palestinos se alejen de la costa más de unos pocos kilómetros. Los cazas sobrevuelan la Franja a su antojo y periódicamente llevan a cabo ataques contra objetivos de todo tipo con un periódico goteo de muertos y heridos. Israel no permite que se desarrolle ninguna industria ni que se exporten bienes fabricados en la Franja. La ocupación se manifiesta también en una presión económica que, entre otras cosas, prohíbe que empresas comerciales israelíes, como bancos o del sector de la energía, hagan negocios con la Franja. De esta forma, con familias atrapadas bajo los escombros y al menos 200 palestinos muertos, incluidos 59 menores, ha crecido el temor de una crisis humanitaria más grave en un territorio donde dos millones de personas llevan 14 años bajo el bloqueo egipcio-israelí. Y, desde hace 12 días han vuelto los bombardeos israelíes, pero también el lanzamiento de cohetes sobre Israel por parte de grupos armados palestinos. El resultado, hasta el momento, fueron más de doscientos muertos palestinos (un 30%, niños), por bombardeos intensivos de la aviación y la artillería israelí sobre Gaza; y una docena de fallecidos israelíes por cohetes de Hamas lanzados sobre núcleos de población en Israel. Es el desigual balance del nuevo estallido bélico. Una escalada que recuerda las terribles hostilidades de 2008, 2012 y 2014, en las que la población civil siempre se ha llevado la peor parte, con destrucción y muerte por doquier, especialmente en Gaza que, desde 2007, vive sometida a un bloqueo ilegal por parte de Israel.
Un misil israelí destruye el edificio en el que se alojaban las oficinas de varios medios internacionales, entre ellos la agencia de noticias AP y el canal de noticias Al Jazeera.Antes de terminar la primera semana de bombardeos, Israel derribó una torre de 14 plantas en la ciudad de Gaza, sede de la agencia de noticias estadounidense AP, la cadena de noticias Al Jazeera y otros medios internacionales. Se trataba de la quinta alta torre que la aviación israelí bombardeaba en la actual escalada bélica con las milicias de Gaza. Al Jazeera informaba en sus redes sociales de que Israel había dado el aviso de que bombardearía el edificio en cuestión de horas, para que los periodistas que usaban la torre como oficina y como lugar de alojamiento pudieran evacuarlo. El inmueble se derrumbaba tras el impacto de cuatro misiles. En el vídeo se insiste en la importancia de la torre para un gran número de corresponsales y periodistas que informaban en directo desde Gaza y que a menudo hacían sus retransmisiones desde el tejado del edificio. Según el Ejército israelí, el edificio “contenía activos militares pertenecientes a la inteligencia militar” del movimiento islamista Hamás, que se habrían ocultado en el inmueble debido a la presencia allí de medios de comunicación, que dijo son “utilizados como escudos humanos” del grupo. La agencia de noticias estadounidense, Associated Press, aseguró que se había logrado evitar una “terrible pérdida de vidas al evacuar a sus trabajadores a tiempo”. “Estamos conmocionados y horrorizados después de que los militares israelíes destruyeran el edificio que albergaba la oficina de AP y otros medios de comunicación”, aseguró Gary Pruitt, director de la agencia, en un comunicado, remarcando que, como consecuencia del bombardeo que derrumbó el edificio, “el mundo sabrá menos de lo que pasa en Gaza. Es un acontecimiento increíblemente perturbador. Evitamos por poco una terrible pérdida de vidas. Una docena de periodistas y colaboradores estaban dentro del edificio y afortunadamente fuimos capaces de evacuarles a tiempo”, agregó. Por su parte, Al Jazeera afirma en un comunicado que “la intención de este terrible crimen es silenciar a los medios de comunicación y ocultar la masacre y el sufrimiento no contado de la gente de Gaza”. Mostefa Souag, director general de Al Jazeera, insiste en que “la destrucción de la torre es una flagrante violación de los derechos humanos y un crimen de guerra” y termina el comunicado denunciando que “el ataque a un edificio que acoge a medios de comunicación internacionales pretende silenciar la verdad matando al mensajero”. La masacre ocurría mientras Hady Amr, el subsecretario adjunto para Asuntos Palestinos e Israelíes del Departamento de Estado de EE.UU., se encontraba en la región para intentar mediar entre las partes. tras la visita esta semana de delegaciones egipcias, que no lograron gestionar un alto al fuego durante sus reuniones tanto en Gaza como en Tel Aviv.
El conflicto palestino–israelí no es un conflicto sin más. Es la historia de una ocupación ilegal por parte de Israel y de unas políticas discriminatorias que suponen, de facto, un apartheid contra la población palestina. Así lo han denunciado este año organizaciones de prestigio como Human Rights Watch o la organización israelí de derechos humanos B'tselem. Por eso centrar el foco exclusivamente en Gaza es contar solo una de las partes de ese mal llamado conflicto. “Gaza –escribe Olga Rodríguez en el artículo ‘Algunas claves sobre Israel y Palestina’, publicado en Eldiario.es– es el escenario escogido por Israel para escenificar el enfrentamiento y el castigo. Es el plató donde muestra sus golpes aleccionadores. Es el lugar donde pretende que todo el mundo mire, para poder reducir la realidad a una máxima que viene a decir algo así: lo único que hacemos es luchar contra Hamás, que es una organización terrorista que tiene que ser bombardeada porque desarrolla proyectiles que matan a civiles. Con ello Israel pretende justificar lo injustificable: sus masacres de civiles, menores incluidos, sus castigos colectivos contra viviendas y centros de prensa (en solo tres días ha destruido las oficinas de más de 20 medios de comunicación en Gaza, violando la ley internacional)… En los años cuarenta la mayoría de la gente que poblaba Palestina eran palestinos, árabes, junto con una pequeña comunidad judía que llevaba siglos habitando la zona y con miles de judíos europeos sionistas que habían llegado a finales del siglo XIX huyendo de las persecuciones y en busca de un territorio propio. Esa idea de un país propio no se materializaría hasta el final de la II Guerra Mundial, cuando decenas de miles de judíos procedentes de diferentes lugares del planeta llegaron para construir el Estado judío. Muchos habían sobrevivido al Holocausto. Esa ocupación de territorio ajeno desembocó en la creación del Estado israelí en 1948, aceptado por unas Naciones Unidas con un enorme sentimiento de culpa por lo ocurrido durante la II Guerra Mundial. Ese Estado fue diseñado por la ONU a través de un plan de partición que asignaba el 54% de Palestina a la comunidad judía (llegada la mayoría tras el Holocausto) y el resto, a los palestinos. Jerusalén quedaba como enclave internacional. Pero ya antes de la creación del Estado israelí las fuerzas armadas clandestinas judías –así se autodenominaban– ocuparon territorios palestinos que la ONU no les había asignado. Para ello expulsaron a miles de palestinos y asesinaron a cientos, a través del llamado Plan Dalet, que perseguía el control de la vía que unía Jerusalén con Tel Aviv. Aquello fue una limpieza étnica, definida como tal incluso por historiadores israelíes como Ilan Pappé, con el propósito de levantar un Estado de mayoría judía…En aquella guerra del 48 las fuerzas israelíes, superiores en fuerza y en capacidad estratégica, aprovecharon para ocupar más espacio y expulsar a cientos de miles de palestinos. De ese modo Israel pasó de tener el 54% de territorio asignado por la ONU a disponer del 78%. Más de 700.000 palestinos fueron expulsados de sus tierras entre 1947 y 1948. Posteriormente, en la Guerra de los Seis Días en 1967 Israel ocuparía el 22% del territorio restante: Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, originando nuevas masas de refugiados. También se anexionó ilegalmente el Sinaí egipcio y los Altos del Golán sirios. Hoy viven en Cisjordania 450.000 colonos judíos”.
Al fin, tras once días de bombardeos sobre Gaza, Israel y Hamás anunciaban el viernes un alto el fuego con un llamamiento a cesar los ataques, tras morir 232 palestinos –incluidos 65 niños y 39 mujeres– y 12 israelíes –dos de ellos menores–, y más de 1.900 heridos y tras el endurecimiento de la posición de EEUU, con un llamamiento a cesar los ataques. El pasado jueves, mientras se producía la reunión del Gabinete de Seguridad israelí para evaluar la tregua, las milicias de los movimientos islamistas palestinos Hamás y Yihad Islámica seguían lanzando cohetes hacia Israel, y la aviación israelí continuaba con los ataques aéreos en la Franja, según informa EFE. Todo había comenzado el pasado 7 de mayo, cuando estallaron algunas protestas en los alrededores de la mezquita de Al Aqsa en Jerusalén que se saldaron con 205 civiles palestinos y 17 policías israelíes heridos. El origen de las movilizaciones se encuentra en el eventual desahucio de ocho familias palestinas en el barrio de Sheikh Jarrah, en la zona este de la ciudad, que estaba pendiente del veredicto de los tribunales. Las protestas continuaron durante el fin de semana y durante el lunes siguiente, cuando Israel celebró el Día de Jerusalén, en el que conmemora la victoria sobre la ciudad en la guerra de 1967. Decenas de jóvenes palestinos se congregaron para impedir el paso de una marcha ultranacionalista judía, que finalmente tuvo que cambiar de ruta. La tensión aumentó después de que Hamás, que gobierna la Franja de Gaza, lanzara un ultimátum a Israel para retirar a los agentes de la mezquita. Israel no se replegó y Hamás comenzó a disparar cohetes, algunos de ellos hacia Jerusalén. Israel respondió con bombardeos en la Franja de Gaza que se saldaron ese primer día con 26 fallecidos, nueve de ellos menores, según la denuncia de las autoridades palestinas. La embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon, declara: “No es la primera vez que el Ejército israelí lucha contra una red atrincherada entre la población civil y las fuerzas armadas están tratando de hacer las cosas de un modo quirúrgico, pero es muy difícil”. Según ella, el estallido de la guerra fue por una “provocación” de Hamás. Por su parte, el embajador de Palestina en España, Musa Amer Odeh, sostiene lo contrario: “Estemos o no de acuerdo con Hamás, son parte del pueblo palestino. Es una sociedad plural. Aquí tenéis al Partido Comunista y a Vox. En Palestina, igual. Hamás no es responsable de este conflicto. Hamás está respondiendo a la agresión israelí”. Amer Odeh sostiene que “los palestinos no empezamos. Fueron ellos que iniciaron el conflicto. Netanyahu lo ha hecho por su propio interés, no por el de Israel. Ha querido alargar el período para formar Gobierno porque sabe que, si no es primer ministro, irá a prisión. Ha creado esta guerra por su propio interés, no por Israel. Y nuestra gente lo está pagando”.
Una manifestación pro Palestina en Pensilvania, Estados Unidos, en mayo de 2021.Pero no cabe olvidar que la clave de este último conflicto entre Israel y Gaza empujó a una revolución política en EEUU que puso en apuros a Biden. El presidente pudo verse cada vez más aislado en su firme defensa de Israel mientras parte de la opinión pública y de los demócratas habían cambiado. El Gobierno de Netanyahu se apoyó cada vez más en la derecha evangélica mientras aumentaban las críticas desde la comunidad judía de EEUU. Biden incluso aceptó enfrentarse al aislamiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, con el costo potencial que podría tener para su propia credibilidad en materia del multilateralismo y los derechos humanos. Sin embargo, los politólogos dijeron que a medida que aumentaban las pérdidas de vidas humanas, la presión a nivel nacional e internacional que recibía el presidente podrían tornarse en algo imposible de ignorar. Y diputados progresistas como Alexandria Ocasio-Cortez fueron crecientemente elocuentes en sus críticas a la línea de Biden que enfatizaba el derecho de Israel a defenderse. “Si el Gobierno de Biden no puede defender sus principios frente a un aliado, ¿con quién lo hará? ¿Cómo pueden decir de forma creíble que defienden los derechos humanos?”, escribió Ocasio-Cortez en Twitter. Y Peter Beinart, un destacado columnista progresista judío, escribió la semana pasada un artículo de opinión en el New York Times, argumentando a favor del derecho de los refugiados palestinos a regresar como la única solución de largo plazo para el espiral de violencia. “Los desalojos de Jerusalén oriental son tan inflamables porque continúan un patrón de expulsión tan antiguo como Israel”, escribió Beinart.
Iñaki López y Isabel Díaz Ayuso.En su despacho de la Puerta del Sol, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, mostró a la embajadora de Israel, Rodica Radian-Gordon, su apoyo a Israel en los actos bélicos cometidos en Gaza. Señaló haber recibido, por parte de la embajadora, información detallada de la situación actual que atraviesa el país israelí. Tras el apoyo público de Ayuso a Israel, el presentador de La Sexta Noche, Iñaki López, emitió un contundente mensaje en su cuenta personal de Twitter: “La Presidenta podría haber solicitado a la embajadora el fin de los bombardeos a civiles, el cumplimiento de la legalidad internacional, el respeto a los DDDHH y las resoluciones de la ONU. Pero no fue el caso”.
Imágenes, fotomontajes y fotos sorprendentes:
Toni
Cantó sobrepasa todos los límites al apoyar a Israel tras el bombardeo de
Palestina. El ex de Ciudadanos público el tuit en apoyo a Israel: “Ánimo,
Israel”.
Enormes los jugadores del Leicester, Hamza Choudhury y Wesley Fofana, que celebraron la victoria en la FA Cup con una bandera palestina. Además, vencieron al Chelsea de Abramovich, fundador de una organización sionista que pide limpiar Jerusalén de palestinos. Solidaridad frente a la masacre.
La joven voluntaria es el rostro de la generosidad ante la inmigración y la pobreza de miles de personas de África que buscan una vida mejor en Europa. “Sólo le di un abrazo”, contó Luna a TVE. “Dar un abrazo a alguien que pide socorro es lo más normal del mundo. Lloraba, le tendí la mano y me abrazó... se pegó a mí como una lapa. Ese abrazo era como su salvavidas”, comentó a los medios. “Me habló en francés y enumeró algo con los dedos de la mano. Yo no entendía nada, pero estoy convencida de que estaba enumerando los amigos que ha perdido en el camino. Sé que era de Senegal y tengo grabada su mirada perdida. Tenía los ojos muy rojos”, relata, con el corazón roto por estas escenas tan duras.
El humor, en la prensa de esta semana: Forges, El Roto, Peridis, Manel F., B. Vergara, Enrique, Eneko, Harca, Ferrán, Malagón, J. R. Mora…
Pep Roig, desde Mallorca: Oh, Dios! ¡Odios!, La pobreza, como arma política, Todo es políticamente posible, La nueva verdad, por huevos, La moda de ¿la libertad?
Los vídeos de esta
semana:
Israel destruye un
edificio con oficinas de la prensa internacional en Gaza
Israel intensifica sus ataques sobre Gaza mientras
hace frente a disturbios internos
A las dos de la madrugaba
de este viernes saltaba la noticia, el acuerdo de alto el fuego negociado por
Egipto entre Israel y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) entraba en
vigor oficialmente después de once días en los que los bombardeos y las
explosiones han dejado centenares de muertos, entre ellos, 65 niños.
El alto el fuego entre Israel y Hamás entra en vigor
en la peor escalada de violencia desde 2014
Javier Aroca habla muy clarito sobre Marruecos y Ceuta
Las 4 claves del conflicto entre Marruecos y España
CEUTA | El ABRAZO de LUNA al INMIGRANTE
Macià i Companys baixen del cel – Polònia
La gala de "Polònia" 15 anys
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