A las cuatro de la tarde del pasado domingo, 11 de julio, el presidente Miguel Díaz-Canel comenzó una transmisión en televisión nacional. “Convocamos a todos los revolucionarios —dijo— a salir a las calles a defender la Revolución en todos los lugares. Sabemos que hay otras localidades del país donde grupos de personas, movidas también por propósitos malsanos, se han concentrado”. Y la gente, sobre todo en barrios pobres y zonas marginales, salió a las calles. Eran los mismos que tuvieron que hacer largas colas en las tiendas para comprar alimentos a precios excesivos, los que tenían apagones eléctricos casi a diario en el último mes. Pero el presidente había dado una orden de combate contra los enfrentamientos en las calles. Y sus partidarios, frente a las protestas en más de 40 localidades en todas las provincias del país, también salieron a la calle tratando de reprimirlas. Las causas aludidas por los primeros fueron la crisis económica y social que vivía el país, agravada por un aumento de casos de COVID-19. Ese día también se volcaron carros policiales, se saquearon tiendas estatales y, en algunos casos, tiraron piedras, palos o botellas de cristal; pero también recibieron golpes, abusos desproporcionados de la fuerza pública y detenciones masivas. Una semana después todavía había personas que no habían regresado a sus casas. Para Yunior García, joven dramaturgo que se presentó junto a otros artistas frente a la sede del Instituto Cubano de Radio y Televisión, “el 11 de julio se rompió totalmente el mito de los grupúsculos. Se dejó bien claro que había una gran parte del pueblo de Cuba que estaba harta, que ya no quería el pacto social que había durado demasiado tiempo y que se había oxidado, que estaba anquilosado, que era obsoleto, y que ya había entrado en fase terminal de obsolescencia”. En las páginas de Facebook se relató lo vivido en las horas posteriores a las protestas. “Fui detenido con el mismo desprecio con que Hitler trataba a los judíos en la Alemania nazi —se quejó un arrestado—. Y, en mi celda para 12 personas en el Vivac, éramos tan diversos como en una República”. A las protestas siguió una sospechosa interrupción nacional del servicio de Internet y, según la versión oficial, “se trató de una provocación de disturbios y no de manifestaciones pacíficas espontáneas, respondiendo a un plan extranjero y fueron parte de una guerra mediática contra Cuba”.
Personas vestidas de civil montando en un camión a manifestantes frente al Instituto de Radio y Televisión (ICRT) en La Habana.Ese 11 de julio la gente salió en masa a las calles en varios puntos del planeta. Desde Argentina, donde era lo más lógico, hasta en Bangladesh. La alegría por el triunfo del equipo comandado por Lionel Messi en la Copa América era el denominador común. “En Cuba —escribe Aquiles Novaro en Eldiario.es—, a pesar de la pasión futbolera desatada en los últimos años y de que la mitad de la isla apoyaba a la selección albiceleste (la otra, por supuesto, a Brasil), no era de esperarse que espontáneamente se produjese algo así, pues las aglomeraciones en la vía pública solo están destinadas para fechas y momentos dispuestos por las instancias de Gobierno. Sin embargo, ocurrió. Pero no en son de festejos por un suceso deportivo, sino dejando salir la irritación, una corriente de malestar que había venido forjándose por el empeoramiento de las condiciones de vida. Y estalló, además, en el lugar más inusual: San Antonio de los Baños, localidad al suroeste de La Habana, hoy perteneciente a la provincia de Artemisa, donde nació Silvio Rodríguez, cantante icónico de la revolución cubana, y que era llamada la 'Villa del Humor', por ser la sede desde 1979 de una Bienal Internacional de Humor Gráfico y albergar un museo dedicado al humor… Los manifestantes pedían comida y medicinas y coreaban ‘patria y vida’, en respuesta a la consigna ‘patria o muerte’ acuñada por Fidel Castro. Sin embargo, la televisión cubana mantuvo la programación dominical de rutina y sus espacios informativos no se dieron por enterados. Y el rumor y las imágenes difundidas por las redes sociales, a partir de directos en Facebook, hizo propagar el calor a otros puntos del oriente, el centro y occidente del país —circuló un cartel que identificó unos 30 lugares—Hasta que el fuego llegó a la capital, primero a municipios de la periferia y luego a arterias principales como la calle Galiano y el Paseo del Prado. Un grupo pequeño de artistas, de los que en noviembre pasado se habían alzado ante el Ministerio de Cultura, se plantó frente al edificio del ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión). Pero Avispas Negras y Boinas Rojas —tropas especiales de la policía— se llevaron a varias personas arrestadas y empezaron a tomar el control en todas partes, auxiliados por agentes vestidos de civil”.
Muy pronto, al clamor que se escuchaba de ‘No tenemos miedo’ le siguió una intervención (en unos sitios más ríspida que en otros) de las fuerzas del orden, en un pueblo no acostumbrado a vivirla sino sólo a verla desde la televisión en patios ajenos. “Corrió por internet la imagen de un fotógrafo de AP golpeado en la cabeza cuando hacía la cobertura del suceso. Un cartel circuló en la red con nombres de más de un centenar de detenidos. Se apagaron las vociferaciones que lanzaba la comunidad de cubanos emigrados, con mayor furia los de Miami, que pretendían avivar el incendio... Y a las 16.00 horas, despertó la televisión estatal a la realidad, con la presentación en vivo de Miguel Díaz Canel, el presidente electo por la Asamblea Nacional. El primer secretario del Partido Comunista de Cuba venía de hacer un recorrido por San Antonio de los Baños, donde había recabado ‘el apoyo de los verdaderos revolucionarios’ para frenar lo que consideraba provocaciones orquestadas por elementos contrarrevolucionarios y financiados desde Estados Unidos con propósitos desestabilizadores”. Según Díaz Canel, los sublevados eran gente “confundida” y se condenó el uso manipulador de las redes sociales para instigar a una población “que está sufriendo las carencias provocadas por la asfixia económica, financiera y comercial que provoca el bloqueo norteamericano, ampliado con unas 240 nuevas medidas durante la era Trump, y por el recrudecimiento de la pandemia de COVID-19. Los presupuestos destinados a lo que Estados Unidos llamaba ‘promover la democracia en Cuba’ se utilizaron para financiar a personajes descontentos y medios de comunicación alternativos, que denigran cualquier iniciativa gubernamental. Los planes de esa ‘guerra mediática’ vienen siendo desenmascarados desde hace algún tiempo en los medios estatales”…
Tras el tormento de la semana anterior por el paso de Elsa, a la postre un débil fenómeno meteorológico que solo dejó un poco de lluvia, un cúmulo de circunstancias vinieron sumando combustible suficiente para que se desatara la tormenta perfecta del 11 de julio, en medio de una situación sanitaria que arrojaba cifras récord de 6.923 nuevos casos de COVID-19 y 47 muertes. La creación de dos posibles vacunas cubanas, Soberana y Abdala, habían dejado cierta esperanza. Pero, durante los últimos días, fue creciendo la sensación ciudadana de pérdida del control gubernamental sobre la pandemia. Hasta que, en la mañana del 12 de julio la calma parecía haber vuelto a la isla, aunque con fuerte presencia policial en la vía pública. Regresó Díaz Canel a la televisión, intentando matizar sus palabras anteriores, pero negó que las manifestaciones fueran espontáneas y pacíficas. “Exhibieron un comportamiento vulgar, indecente y delincuente”, dijo y concretó que “vandalizaron tiendas, volcaron los carros de la policía”. Y mientras los medios internacionales repetían los videos del día anterior y desencadenaban la percepción de que las protestas continuaban, los medios nacionales trasmitían lo contrario. El ímpetu que imperaba en Miami a favor de una injerencia en Cuba fue replicado por representantes de la propia ciudadanía, y por varios artistas valiosos como Chucho Valdés, Los Van Van, Leo Brower, Adalberto Álvarez y X Alfonso, que alzaban un “no a la represión”, pero también un “no a la intervención”. La Conferencia Episcopal advirtió que la violencia engendraba violencia y llamó a “ejercitar la escucha mutua”, y a que “se den pasos concretos y tangibles que contribuyan, con el aporte de todos los cubanos sin exclusión, a construir la patria 'con todos y para el bien de todos”, dirigido, obviamente, a las autoridades de la Isla. En la tarde del martes 13, se presentó ante la prensa acreditada en Cuba el canciller Rodríguez Parrilla quien arguyó “tener evidencias de la participación de Twitter” en lo que sería una operación de inteligencia implementada desde el exterior. Aseveró, además, que se aplicaría todo el peso de la legalidad para preservar la paz. Y apareció en “La joven Cuba” un artículo titulado “Paz y gestión política del conflicto”, donde se planteaba: “La responsabilidad del Estado con la paz ciudadana y la gestión política de los conflictos son cruciales. Cuando se ocultan, tergiversan o subvaloran los diferendos [desacuerdos] internos y la capacidad de negociación del Gobierno es limitada, la situación sociopolítica tarde o temprano deriva en caos. Es lo que ocurre hoy, en Cuba”.
Después de las protestas registradas en los últimos días en la isla de Cuba con gritos de “libertad” en las calles, el Gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel, decide reforzar el control policial y cortar el internet móvil como medidas disuasorias. El número de detenidos en las protestas del domingo en Cuba sigue sin esclarecerse, mientras el Gobierno adopta las primeras medidas de urgencia para afrontar la severa crisis que movilizó a miles de ciudadanos a manifestarse en las calles. Mientras tanto, la rutina diaria sigue su curso, las personas acuden al trabajo, continúan realizando colas durante largas horas en las tiendas para comprar alimentos y siguen esperando que se restablezca internet en sus teléfonos móviles. El presidente Joe Biden, en una rueda de prensa con la canciller alemana, Ángela Merkel, comenta en la Casa Blanca: “Han cortado el acceso a internet. Estamos considerando si tenemos la capacidad tecnológica de restaurar ese acceso… Hay una serie de cosas que yo consideraría hacer para ayudar al pueblo de Cuba, pero eso requeriría una circunstancia diferente, o una garantía de que el Gobierno no se aprovecharía de ellas. Por ejemplo, la capacidad de enviar remesas a Cuba. Eso yo no lo haría ahora, porque lo cierto es que es muy probable que el Gobierno confiscara esas remesas, o al menos buena parte de ellas”, agrega. Biden estudia reautorizar remesas y enviar más diplomáticos a Cuba. Y, frente al descontento expresado por los manifestantes ante la escasez de productos básicos, el Gobierno cubano reacciona con la aprobación de una medida que permitirá a los viajeros que lleguen a la isla traer en sus equipajes —sin limitaciones ni aranceles aduaneros— productos de aseo, alimentos y medicamentos. Con ese fin, el Gobierno indica que la disposición “excepcional” con vigencia posiblemente hasta finales de este año, eliminará las restricciones que hasta ahora fijaba una serie de puntos y límites de peso a partir de los cuales se miden los aranceles a los excesos de los artículos importados por los viajeros. Mientras tanto, se suceden los llamamientos de buena parte de la comunidad internacional para que el Gobierno cubano libere a los detenidos y restablezca completamente el acceso a internet. Varios exdirigentes de la izquierda latinoamericana cierran filas con La Habana en un encuentro virtual. Y el titular de Exteriores, Bruno Rodríguez, sostiene una tele-conferencia en la que están presentes, entre otros, los expresidentes de Bolivia, Evo Morales; de Brasil, Dilma Rousseff; de Colombia, Ernesto Samper; el subsecretario de Relaciones Exteriores de México, Maximiliano Reyes; y la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Alicia Bárcenas. Ante ellos, Rodríguez reitera la tesis de que las protestas del domingo se generaron a partir de una operación “político-mediática” desde Estados Unidos.
Bajo el mandato de Joe Biden, el Gobierno de EEUU impuso el pasado jueves más sanciones a Cuba como respuesta a la represión en las protestas por parte del castrismo. La Administración Biden avisó de que “es esto es solo el principio” y que las medidas se dirigen contra el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, Álvaro López-Miera, equivalente a un ministro de Defensa, y contra la Brigada Especial del Ministerio del Interior. EEUU condena la “represión” de las recientes “protestas pacíficas y prodemocracia” en la isla, y amenaza con nuevas medidas punitivas. Unos 150 congresistas estadounidenses enviaron una carta a líderes de países democráticos. pidiendo apoyo para la lucha por la libertad en Cuba y respaldo al pueblo cubano en sus protestas. Los congresistas instan a los líderes mundiales y al secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, a denunciar la “dictadura” de Miguel Díaz-Canel a través de un Tribunal Penal Internacional. De igual forma, urgen a poner fin a todo apoyo financiero al régimen, coordinar la asistencia democrática para los defensores de la libertad y restaurar las telecomunicaciones y el acceso a internet en la isla.
El catedrático y periodista franco-español Ignacio Ramonet afirmaba el pasado 14 de julio en Prensa Latina que Cuba enfrenta una agenda de desestabilización previamente diseñada para, a partir de pequeñas dosis de realidad, desatar una campaña virulenta acompañada desde las redes sociales. Se trataría de un guion bien elaborado y puesto en práctica antes, bien listo para su aplicación según los teatros de operaciones. De acuerdo con Ramonet, la cruzada fue activada aprovechando un concurso de circunstancias generadoras de muchas dificultades en la población cubana, en particular las más de 240 medidas aplicadas por la administración de Donald Trump para recrudecer el bloqueo estadounidense y el impacto de la pandemia causada por la Covid-19. “En este escenario económico y sanitario complejo, resulta normal que, en cualquier lugar, las personas expresen malestar, pero no que se aproveche para lanzar campañas con una violencia y virulencia excepcionales. “No hay dudas —manifestó Ramonet— de que fue algo premeditado, y toda la artillería de las redes sociales se puso en marcha para, a partir de una pequeñita dosis de realidad, lanzar un guión absolutamente apocalíptico, que no tiene nada que ver con la verdad. Me alegró muchísimo saber que el presidente Miguel Díaz-Canel salió a discutir y conversar con las personas en la localidad de San Antonio de los Baños, donde comenzaron las protestas, porque eso no se ve en ningún otro país, en particular de América Latina. En cualquier otra parte del mundo, la situación sería hoy mucho más difícil en un contexto similar”. El catedrático insistió en que cualquier análisis sobre Cuba debe asumir la realidad absoluta y excepcionalmente difícil que le impone el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos. Ramonet repudió que “una serie de desalmados en el interior y en el exterior se aprovechasen de las circunstancias creadas por el enemigo de más de 60 años para lanzarse al cuello de un país tan ejemplar”. Y recordó, al respecto, la solidaridad desplegada por la isla caribeña en tiempos de la pandemia con su ayuda a decenas de naciones y el desarrollo de vacunas propias contra la Covid-19, pese al bloqueo, y la disposición a compartirlas.
Frei Betto es un fraile dominico, teólogo de la liberación, periodista y escritor brasileño.En Nodal (Noticias de
América Latina y el Caribe, el escritor Frei Betto) escribe: “Sólo quienes
conocen la realidad de Cuba antes de 1959 saben por qué Fidel tuvo tanto apoyo
popular para llevar a la Revolución a la victoria. El país era conocido con el
sobrenombre de ‘burdel caribeño’. La mafia dominaba la banca y el turismo (hay
varias películas sobre esto). El principal barrio de La Habana, hoy Vedado,
tiene este nombre porque allí no podían circular los negros... Estados Unidos
nunca se resignó a haber perdido a Cuba sujeto a sus ambiciones. Por eso, justo
después de la victoria de las guerrillas de la Sierra Maestra, intentaron
invadir la isla con tropas mercenarias. Fueron derrotados en abril de 1961. Al
año siguiente, el presidente Kennedy decretó el bloqueo de Cuba, que continúa
hasta el día de hoy. Cuba es una isla con pocos recursos. Está obligada a
importar más del 60% de los productos básicos del país. Con el endurecimiento
del bloqueo impulsado por Trump (243 nuevas medidas y, hasta ahora, no
removidas por Biden), y la pandemia, que se centró en una de las principales
fuentes de recursos del país, el turismo, la situación interna empeoró. Los
cubanos tuvieron que apretarse el cinturón. Luego, los descontentos con la
Revolución, que gravitan en la órbita del ‘sueño americano’, promovieron las
protestas del domingo 11 de julio con la ayuda ‘solidaria’ de la CIA, cuya
cabeza acaba de recorrer el continente, preocupada por el resultado de las
elecciones en Perú y Chile”.
Frei Betto (freibetto.org) explica que quien mejor puede explicar la situación actual en Cuba es su presidente, Díaz-Canel: “Ha comenzado la persecución financiera, económica, comercial y energética. Ellos (los de la Casa Blanca) quieren una convulsión social interna en Cuba para convocar ‘misiones humanitarias que se traduzcan en invasiones e injerencias militares’. ‘Hemos sido honestos, hemos sido transparentes, hemos sido claros y, en todo momento, hemos explicado a nuestra gente las complejidades de hoy. Recuerdo que, hace más de año y medio, cuando comenzó la segunda mitad de 2019, tuvimos que explicar que estábamos en una situación difícil. Estados Unidos comenzó a intensificar una serie de medidas restrictivas, endurecimiento del bloqueo, persecuciones financieras contra el sector energético, con el objetivo de asfixiar nuestra economía. Esto provocaría el deseado estallido social masivo, para poder llamar a una intervención ‘humanitaria’, que terminaría en intervenciones militares. Luego, vinieron las 243 medidas (de Trump, para endurecer el bloqueo) que todos conocemos y, finalmente, se decidió incluir a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo. Todas estas restricciones llevaron al país a recortar de inmediato diversas fuentes de ingresos en divisas, como el turismo, los viajes cubanoamericanos a nuestro país y las remesas. Se formó un plan para desacreditar a las brigadas médicas cubanas y las colaboraciones solidarias de Cuba, que recibieron una gran parte de divisas por esta colaboración. Toda esta situación ha generado una situación de escasez en el país, principalmente de alimentos, medicinas, materias primas e insumos para que podamos desarrollar nuestros procesos económicos y productivos que, al mismo tiempo, contribuyan a las exportaciones. Se eliminan dos elementos importantes: la capacidad de exportar y la capacidad de invertir recursos. También tenemos limitaciones de combustible y repuestos, y todo esto ha provocado un nivel de insatisfacción, sumado a los problemas acumulados que hemos podido resolver y que venían del Período Especial (1990-1995, cuando se derrumbó la Unión Soviética, con graves consecuencias en la economía cubana). Junto a una feroz campaña mediática de descrédito, como parte de la guerra no convencional, que intenta fracturar la unidad entre el partido, el estado y el pueblo; y pretende calificar al gobierno de insuficiente e incapaz de brindar bienestar al pueblo cubano”.
Frei Betto hunde más el
bisturí al denunciar el interés de USA por su política respecto a Cuba: “El
ejemplo de la Revolución Cubana molestó mucho a Estados Unidos durante 60 años.
Aplicaron un bloqueo injusto, criminal y cruel, ahora intensificado en la
pandemia. Bloqueos y acciones restrictivas que nunca han realizado contra ningún
otro país, ni contra los que consideran sus principales enemigos. Por tanto, ha
sido una política perversa contra una pequeña isla que solo aspira a defender
su independencia, su soberanía y construir su sociedad con autodeterminación,
según principios que más del 86% de la población ha apoyado. En medio de estas
condiciones surgió una pandemia que afectó no solo a Cuba sino al mundo entero,
incluido Estados Unidos. Afectó a los países ricos, y hay que decir que ni
Estados Unidos ni estos países ricos tuvieron toda la capacidad para hacer
frente a sus efectos. Los pobres se vieron perjudicados, porque no hay
políticas públicas dirigidas al pueblo, y hay indicadores de la lucha contra la
pandemia con peores resultados que los de Cuba en muchos casos. Las tasas de
infección y mortalidad por millón de habitantes son notablemente más altas en
los EE. UU. (EE. UU. registró 1.724 muertes por millón, mientras que Cuba tiene
47 muertes por millón). Mientras Estados Unidos se atrincheraba en el
nacionalismo de las vacunas, la Brigada Henry Reeve de médicos cubanos continuó
su trabajo entre las personas más pobres del mundo (así que, por supuesto,
merece el Premio Nobel de la Paz). Sin la posibilidad de invadir Cuba con éxito,
Estados Unidos persiste con un rígido bloqueo. Tras la caída de la URSS, que
proporcionó a la isla los medios para sortear el bloqueo, Estados Unidos
intentó aumentar su control sobre el país caribeño. Desde 1992 en adelante, la
Asamblea General de la ONU votó abrumadoramente para poner fin a este bloqueo.
El gobierno cubano informó que, entre abril de 2019 y marzo de 2020, Cuba
perdió $ 5 mil millones en comercio potencial debido al bloqueo; durante las
últimas seis décadas, ha perdido el equivalente a 144.000 millones de dólares.
Ahora, el gobierno de Estados Unidos ha intensificado las sanciones contra las
compañías navieras que traen petróleo a la isla. Es esta fragilidad la que abre
un flanco a las manifestaciones de descontento, sin que el gobierno haya
colocado tanques y tropas en las calles. La resiliencia del pueblo cubano,
alimentada por ejemplos como Martí, Che Guevara y Fidel, ha resultado
invencible. Y a él, todos los que luchamos por un mundo más justo, le debemos
solidaridad”.
Izquierda Unida advierte sobre la “instrumentalización” de las dificultades a las que se enfrenta Cuba en el contexto de la pandemia por el Covid-19, notablemente agravadas en su caso por el bloqueo de décadas que comanda Estados Unidos, que cuenta con el rechazo prácticamente unánime de la comunidad internacional, como hace menos de un mes reflejó de nuevo la Asamblea General de la ONU. Toda esta situación está siendo aprovechada ahora para “promover una agenda de injerencia y desestabilización en la isla”. Esa Comisión de Internacional hace público un comunicado en el que denuncia este “bloqueo ilegal impuesto por Estados Unidos sobre Cuba” y exige “su levantamiento inmediato”. Asimismo, constata el “impacto que han tenido en la situación del país”, las “sanciones y otras medidas coercitivas unilaterales” que en los últimos años se encargó de multiplicar la Administración que comandaba Donald Trump. Recuerda también que al inicio de la pandemia el secretario general de la ONU “instó al levantamiento de todas las sanciones y otras medidas coercitivas para que todos los gobiernos pudieran luchar contra el Covid-19 sin restricciones”. El Gobierno de Estados Unidos ignoró esta llamada e incrementó las sanciones que han impactado directamente sobre el acceso de la población cubana a sus derechos. A pesar de todas las dificultades impuestas desde el exterior, la Comisión Internacional de Izquierda Unida destaca que Cuba “ha demostrado en esta situación excepcional su alto grado de desarrollo científico y académico, con el desarrollo de dos vacunas contra el Covid-19”. De la misma forma, apunta cómo el pueblo cubano ha destacado durante la pandemia por “su solidaridad con otros países”, con el ejemplo de unas brigadas médicas que “han tenido un papel central en la lucha contra la pandemia en hasta cerca de 40 países”, entre ellos Italia, “uno de los países más golpeados por el Covid-19 en la Unión Europea”.
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El Gobierno cubano organizó el sábado, 17 de julio, una concentración masiva para sacar músculo como respuesta a las protestas en su contra protagonizadas de forma espontánea por miles de personas en varias ciudades del país y en el peor momento de la pandemia. Con banderas cubanas y del Movimiento 26 de Julio, fotografías del fallecido presidente Fidel Castro y de su hermano y sucesor Raúl, corearon consignas a favor de “la Revolución”, que identifica al sistema político vigente desde 1959. Los participantes, convocados desde la madrugada, llegaron, según EFE, en autobuses estatales a la zona del Vedado capitalino conocida como La Piragua, frente al emblemático Malecón y muy cerca de la embajada de Estados Unidos en La Habana. En La Habana, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, culpó a Estados Unidos de ser el principal instigador de las masivas protestas que demandaron libertades civiles, una cuestión negada por Washington. Díaz-Canel manifestó en su discurso que el Gobierno estadounidense usa las redes sociales y una “campaña de intoxicación mediática” para promover el “odio" entre cubanos, disturbios y un clima de inestabilidad, argumento que lleva repitiendo desde que comenzaron las protestas el domingo 11. Días previos a las manifestaciones, un grupo de jóvenes independientes organizó una campaña virtual para recolectar donaciones y enviarlas a las regiones más golpeadas por la crisis sanitaria, como la provincia de Matanzas (occidente). Luego se sumaron a las manifestaciones en las calles. Lo hicieron, aseguró el presidente ante los congregados –más de 100.000 según el Gobierno–, aprovechándose de “las difíciles condiciones provocadas por la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo”. “La historia se pretende contar al revés, sostuvo al defender la idea de la guerra mediática sobre los sucesos del 11 de julio. “Lo que el mundo ve sobre Cuba es una mentira: un pueblo levantado contra el Gobierno y el Gobierno oprimiendo”, afirmó Díaz-Canel frente al Malecón. Antes de comenzar el acto, detuvieron y sacaron a un hombre a la fuerza por gritar ‘libertad’ y ‘patria y vida’, uno de los principales lemas de las protestas antigubernamentales, un incidente que recogieron las cámaras. En la principal protesta en el emblemático Paseo del Prado de La Habana, los manifestantes desfilaron en una marcha pacífica hasta que la policía y los contra-manifestantes se enfrentaron a ellos, produciéndose heridos y detenidos.
Según el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) en Cuba hay al menos 285 empresas españolas. Gigantes hoteleros como NH hotel, Barceló, Husa o Iberostar, grandes compañías aéreas, como IAG o Air Europa, bancos como el BBVA o el Sabadell, que observan con inquietud las movilizaciones. Todas estas multinacionales vienen desde hace años haciendo excelentes negocios en asociación con el Estado y el gobierno del PCC, y “repatriando” millones de beneficios a costa de debilitar las conquistas sociales de la revolución que aún perviven en la isla. Muchas de estas compañías son parte del IBEX35. La mayoría de ellas está relacionada con el turismo, un sector en el que las firmas españolas dominan un 70% del mercado cubano, en un régimen mixto de gestión con el Estado cubano. Una de las últimas medidas restauracionistas del gobierno Díaz-Canel, cuestionada por sectores de la izquierda de la isla que han participado en las movilizaciones, abría la puerta a que en estos acuerdos el capital imperialista pudiera controlar más del 50% de las participaciones. Otra de las grandes empresas más conocidas con presencia en la isla es El Corte Inglés. Poco a poco, ha ido aumentando su mercado desde que, en 2018, comenzó a comercializar allí sus productos en dólares y euros. Precisamente, la devaluación del gobierno de la moneda local, el CUC, en favor de este mercado paralelo de productos de importación, es una de las razones que ha hecho aumentar la carestía y desabastecimientos de productos básicos contra el que se produjeron las últimas manifestaciones. Embotelladoras famosas como Freixenet operan en la producción y distribución de vinos desde hace ya 33 años, recuperando así una de las actividades con más raigambre colonial del imperialismo español en la isla.
Desde la visita de Felipe VI a Cuba el 11 de noviembre de 2019, las relaciones económicas entre el Estado español y Cuba han seguido avanzando. Las exportaciones españolas a la isla se han incrementado, hasta consolidar al capital español como el segundo de mayor importancia por delante de Venezuela y detrás de China. La deuda externa del gobierno cubano con las empresas españolas asciende ya a 300 millones de euros. Carlos Muro, en Izquierdadiario.es, advierte que casi 300 empresas españolas se lucran en Cuba desde que la burocracia introdujo las primeras medidas restauracionistas del capitalismo. “La campaña de la derecha no defiende la ‘libertad’ de los cubanos sino la de estas empresas para seguir enriqueciéndose a costa de liquidar las conquistas de la revolución. Este avance del imperialismo español en la región no lo ha hecho en contra de la burocracia gobernante, sino en acuerdo con ella. En los últimos años el gobierno cubano ha venido aprobando leyes pro mercado que, a la vez que favorecían por un lado la restauración de relaciones capitalistas, la intrusión de empresas imperialistas como las españolas y el ascenso social de esta burocracia, y, por el otro, han ido degradando las conquistas sociales de la revolución, aumentando los niveles de desigualdad social. La grave crisis económica y social, agravada por la pandemia, el bloqueo de EEUU y las últimas medidas de ajuste del gobierno sobre productos básicos, provocaron movilizaciones a las que el PCC ha respondido con represión. Esto es aprovechado por la derecha local y el imperialismo para reclamar hipócritamente y de forma mezquina libertad. Una libertad que no es para el ‘pueblo cubano’ sino para que sus multinacionales puedan expoliar aún más libremente y sin siquiera tener que acordar con la burocracia del PCC. El gobierno cubano permite y legaliza organizaciones claramente defensoras de la vuelta al capitalismo, como la Iglesia Católica y otros grupos empresariales, pero condena a la ilegalidad a organizaciones comunistas críticas. Mientras organizaciones empresariales como la Asociación de Empresarios Españoles en Cuba, fundada en 1994, operan en libertad, está prohibida la organización sindical y política de quienes defienden la revolución por fuera del partido único y los sindicatos controlados por éste. Incluso, en estas semanas hemos visto como se detenía a militantes comunistas cubanos críticos como Frank García. Hace falta una salida de fondo frente al curso restauracionista y contra el bloqueo de EEUU. Y sólo mediante una nueva intervención revolucionaria de las masas se puede poner fin a las pérdidas constantes de conquistas sociales y regenerar las bases sociales y políticas de la revolución”.
Imágenes, fotomontajes y fotos sorprendentes.
Sánchez pide desde EEUU reformas en Cuba 'sin injerencias de nadie' y critica el embargo, asegurando que la terrible situación del sector turístico en Cuba se ha visto empeorada por el embargo.
El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, participó el pasado lunes como moderador de una mesa en el marco de la jornada ‘Concordia, Constitución y Patriotismo’. En el mismo acto, Rafael Arias Salgado, ex ministro de UCD, se alegró de que el primer ministro de Holanda, Mark Rutte, vaya a vigilar de cerca los fondos europeos que va a recibir España, aunque también lo calificó de “hijo de puta”. Ignacio Camuñas, exministro de Suárez, aseguró que en 1936 no hubo un golpe de Estado y responsabilizó de la Guerra Civil al Gobierno de la República. Todo ello ante la mirada sonriente de Casado.
“Pese a la aparición de algunas noticias que sugerían la posibilidad de que los deportistas pudiéramos viajar a los Juegos Olímpicos acompañados de nuestros hijos lactantes o de corta edad, hemos sido informados por las entidades organizadoras de unas medidas sumamente drásticas que imposibilitan esta opción para mí. Tras recibir incontables muestras de apoyo y ánimo para acudir a Tokio con Kai, mi bebé, manifiesto mi decepción y desilusión porque finalmente tendré que viajar sin él”.
Más humor, en la prensa de esta semana: El Roto, Peridis, Vergara, Eneko, Enrique, Manuel F., J.R. Mora, Javi Salvado, Miki y Duarte…
Pep Roig, desde Mallorca: España, en Blanco y negro, Dispuesto a todo. El Poder poder, Asalto consentido y sin sentido, Forzudos al poder…
Los vídeos de esta semana:
Un muerto y cientos de
detenidos en manifestaciones en Cuba
Vozpópuli se pregunta ¿qué
está pasando en Cuba? Protestas, detenciones, apagón informativo, muertos...
BBC World Service es un
servicio público de televisión y/o radiodifusión británica
CUBA: ¿Cómo comenzó y en
qué consiste el embargo de EE.UU. a la isla?
Estas según, según
Vozpópuli, las películas imprescindibles para entender mejor a los
protagonistas del estallido social que está tensando al gobierno cubano. La
primera de ellas, de 1993, es “Fresa y Chocolate”, en la que Tomás Gutiérrez
Alea y Juan Carlos Tabío, dos nombres esenciales de la cinematografía cubana,
consiguen la primera nominación al Oscar en la categoría de mejor cinta.
Benicio del Toro, Pablo
Trapero, Julio Medem, Elia Suleiman, Gaspar Noé, Juan Carlos Tabío y Laurent
Cantet dirigieron en 2012 los siete cortometrajes que componen “7 días en La
Habana”, siete historias independientes rodadas en diferentes localizaciones de
la capital de Cuba que plasman la vida de varios personajes e intentan alejarse
de la imagen estereotipada que guarda el turista.
El cineasta francés Laurent Cantet volvió al universo cubano con “Regreso a Ítaca”, una de las películas contemporáneas que mejor retratan la sociedad de Cuba, a pesar de desarrollarse por completo en una azotea de un edificio en La Habana. Allí se reúnen cuatro amigos para observar la puesta de sol y celebrar el regreso de uno de ellos, después de 16 años de exilio.
Probablemente “Conducta”
(2014), dirigida por Ernesto Daranas, sea la película más cruda y crítica con
el sistema cubano. En ella se muestra la relación especial que existe entre una
maestra, Carmela, y Chala, un niño de 11 años, cuya vida transcurre en un
ambiente de marginalidad, violencia, drogas y alcohol.
A aquellos que ayer, domingo,
no tuve ni tiempo, ni ocasión de contestarles personalmente, les agradezco los
mensajes que me enviaron. Muchas gracias a todos, de corazón.
Santiago Miró
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