(Firmado por Xataka.com, este artículo, titulado “Cuando una lengua no tiene palabras para los números”, publicado originalmente en The Conversation, fue traducido por Silvestre Urbón).
Hay muchas culturas que no tienen números. Es el caso de los cazadores-recolectores que viven en las profundidades de la Amazonia, a lo largo y ancho de los afluentes del río más grande del mundo. En lugar de utilizar palabras para cantidades exactas, solamente utilizan términos básicos para decir “unos pocos” o “algo”. Por el contrario, nuestras vidas están llenas de cifras y, mientras estás leyendo este texto, eres consciente de la hora que es, de tu edad, del saldo de tu cuenta corriente, de cuánto pesas, etcétera. La posibilidad de pensar en números exactos influye en todo. Si nos atenemos a la historia, fijarse tanto en los números es algo inusual. En comparación con los 200.000 años de historia de nuestra especie, no ha sido hasta muy recientemente cuando hemos contado con formas de medir cantidades con precisión y, en los cerca de 7.000 idiomas que existen en la actualidad, los números se utilizan de forma muy diferente. Los hablantes de lenguas anuméricas o sin números nos permiten investigar hasta qué punto la invención del sistema numérico ha cambiado la vida humana.
En uno de mis libros recientes me dedico a investigar sobre cómo los humanos inventaron los números y cómo posteriormente jugaron un papel crítico en otros acontecimientos, desde la llegada de la agricultura a la creación de la escritura. Entre las culturas sin números, o con sólo uno o dos números exactos, se incluyen las culturas Munduruku y Pirahã en la Amazonia. Los investigadores también han estudiado a personas adultas en Nicaragua a las que nunca se les había enseñado palabras específicas para los números. Sin números, los adultos humanos sanos tienen dificultades para diferenciar con precisión o recordar cantidades tan pequeñas como cuatro. En un experimento, un investigador colocaba frutos secos en una lata de uno en uno, para después sacarlos de uno en uno. Al sujeto se le pide que avise cuando ya se hayan sacado todos los frutos secos de la lata y las respuestas nos hacen ver que las personas anuméricas tienen problemas para controlar cuántos frutos secos quedan en la lata, aunque solo haya cuatro o cinco en total. Tanto con éste como con otros muchos experimentos se llegó a una conclusión simple: cuando la gente no cuenta con palabras para los números, tienen que esforzarse para distinguir cantidades que a nosotros nos parecen de lo más normales. Mientras que solo una pequeña parte de las lenguas del mundo son anuméricas o casi anuméricas, las palabras para los números no son un denominador común universal.
Como hijo de misioneros,
pasé algunos de mis años más jóvenes con indígenas anuméricos, como la ya
mencionada cultura pirahã a lo largo de las orillas sinuosas del río negro
Maici. Al igual que otras personas ajenas a esta cultura, me impresionaba
continuamente que tuvieran una capacidad de compresión superior sobre la
ecología fluvial que teníamos en común. Sin embargo, las personas que no
utilizan números tienen problemas para aquellas tareas que requieren una
distinción precisa entre diferentes cantidades. Puede que no sea muy sorprendente
porque, si no saben contar, ¿cómo van a diferenciar si hay siete u ocho cocos
en un árbol? Algo tan sencillo se vuelve muy confuso a los ojos de las personas
que no piensan con números. Estas afirmaciones se han visto respaldadas por
varios estudios con niños anuméricos en sociedades industrializadas. Hasta que
no aprenden los números en la escuela, los niños no son capaces de diferenciar
cifras más allá del tres. Dependemos de los números para poder entender y
reconocer cantidades más altas. De hecho, los niños tardan años en adquirir el
significado exacto de las palabras referentes a los números. Inicialmente,
aprenden los números de la misma manera que las letras: reconocen que están
organizados de forma secuencial, pero tienen poca conciencia de lo que
significa cada número individual. Con el tiempo, empiezan a entender que un
determinado número representa una cifra más que el número anterior. Este
“principio sucesor” es parte de la base de nuestro conocimiento numérico, pero
requiere mucha práctica comprenderlo. De ahí que ninguno de nosotros seamos en
realidad una persona “de números”. Como humanos, no estamos predispuestos a
tener una buena capacidad para diferenciar cantidades. Si no viviéramos metidos
en tradiciones culturales que llenan nuestra vida de números desde nuestra
infancia, tendríamos problemas hasta con las distinciones cuantitativas más
básicas. Las palabras que describen los números y los números escritos
transforman nuestro razonamiento cuantitativo, puesto que llegan a nuestra experiencia
cognitiva a través de nuestros padres, compañeros y profesores. El proceso
parece tan normal que a veces pensamos que se trata de una parte natural del
proceso de crecimiento, pero no lo es. Los cerebros humanos cuentan con ciertos
instintos cuantitativos que son refinados con la edad, pero son instintos. Por
ejemplo, incluso al nacer somos capaces de distinguir entre dos cantidades
marcadamente diferentes, como, por ejemplo, ocho de 16 cosas. Pero no somos la
única especie capaz de tales abstracciones y en comparación con los chimpancés
y otros primates, nuestros instintos numéricos no son tan impresionantes como
muchos presumen. Nuestro razonamiento cuantitativo instintivo básico no difiere
mucho del de las aves, de ahí que en ocasiones funcione en algunas especies
como los loros sí les enseñamos esas herramientas cognitivas que llamamos
números.
¿Cómo llegamos a inventar en primer lugar nuestros números “no naturales”? La respuesta la tienes, literalmente, al alcance de la mano. La mayor parte de las lenguas usan sistemas numéricos basados en 10, 20 ó 5 números. Es decir, estos números más pequeños son la base de los números más grandes. Por ejemplo, el español es un lenguaje de base 10 o decimal, como se evidencia en palabras como 14 (“cuatro” + “10”) y 31 (“tres” x “10” + “uno”). Hablamos un lenguaje decimal porque nuestra lengua más ancestral, la proto-indo-europea, se basaba en la forma decimal. Al igual que en muchas otras culturas, se usaban las manos para relacionarse a modo de ‘cinco dedos en esta mano es el mismo número que cinco dedos en esa mano’. Esta forma de pensar se acabó transformando en palabras que se transmitieron de generación en generación y por eso la palabra “cinco” en muchos idiomas se deriva de la palabra para “mano”. Por eso la mayoría de los sistemas numéricos son el resultado de dos factores clave: la capacidad humana para el lenguaje y nuestra propensión para centrarnos en nuestras manos y en nuestros dedos. Esta obsesión por las manos (algo que también está relacionado con el hecho de que caminemos erguidos sobre dos piernas) ha desarrollado la creación de los números en la mayoría de las culturas, pero no en todas. Aquellas culturas que no cuentan con números también nos ofrecen información sobre la influencia cognitiva de algunas tradiciones numéricas. Piensa en la hora que es: tu día está marcado por los minutos y los segundos, pero estas entidades no existen en un sentido físico y son inexistentes para aquellas personas que no cuentan con números en su lengua o en su cultura. Los minutos y los segundos son vestigios verbales y escritos de un sistema numérico raro en base a 60 que se utilizaba en Mesopotamia hace milenios. Son conceptos que están en nuestra cabeza, artefactos numéricos que no todos los seres humanos heredan a nivel conceptual. La investigación sobre el lenguaje de los números demuestra, cada vez más, que una de las características clave de nuestra especie es la enorme diversidad lingüística y cognitiva. Si bien existen puntos cognitivos en común en todas las poblaciones humanas, la diversidad de nuestras culturas hace que podamos tener experiencias cognitivas muy diferentes. Si queremos entender realmente las diferencias cognitivas entre las culturas, tenemos que seguir investigando sobre la diversidad cultural de nuestra especie.
Para Santiago Campillo los estudios han vaticinado que existe una clara relación entre el éxito a la hora de dominar las matemáticas y el nivel socioeconómico alcanzado años después. “Nadie entiende cuál es el mecanismo que subyace tras esta cuestión, pero las investigaciones apuntan prácticamente de forma unívoca hacia este hecho. ‘Tu habilidad para comprender las matemáticas de niño determina tu trabajo y hasta tu sueldo’, se aventuran algunos titulares asociados a estudios de todo tipo. Pero ¿hasta qué punto podemos usar esa correlación para predecir? ¿No estaremos malinterpretando algo? Nos hemos puesto en contacto con un matemático, profesor y divulgador para intentar despejar algunas incógnitas. No son uno, ni dos ni tres estudios los que evidencian una relación directa entre la capacidad de comprender y dominar los conceptos matemáticos y el éxito laboral y socioeconómico en el futuro. Este concepto no es del todo nuevo. La educación por áreas siempre se ha relacionado con el factor socioeconómico de las familias. Sin embargo, para los profesores de psicología Stuart J. Ritchie y Timothy C. Bates, de la Universidad de Edimburgo, son las matemáticas las que llevan la voz cantante en esta relación. ‘Independientemente de la cantidad de aptitudes que tengamos, el tiempo que pasamos en la escuela o lo inteligentes que somos, las habilidades aprendidas tienen un efecto medible en el éxito en la edad adulta’, comentaba sobre este estudio Lindsay Abrams, editora de The Atlantic. En él, los investigadores apuntaban que la asociación entre las habilidades básicas de matemáticas y lectura puede correlacionarse con un aumento del salario al llegar a la mediana edad. Es más, se atrevieron a dar una cifra: nada menos que 7.750 dólares más de media anual para las personas con mejor habilidad para las matemáticas”.
Nos hemos puesto en contacto con Santiago García Cremades, matemático, investigador, divulgador y profesor asociado en la Universidad Miguel Hernández, de Elche, para preguntarle por esta y otras investigaciones parecidas. “Como en cualquier estudio social —nos explica—, es muy difícil concluir que existe una determinación de una variable con un único factor. Existen diversos factores, pero lo curioso es que, de todas las variables medidas, el éxito educativo en el área de las matemáticas es, en promedio, el mejor relacionado con el éxito socioeconómico o laboral. Es decir, el nivel en Matemáticas sería un indicador del estatus socioeconómico de un entorno”, confirma. “No sorprende en absoluto”, continúa. “Y es que tener una educación matemática define en una gran medida tu capacidad crítica y tu habilidad en tomar decisiones, y eso es lo que va a regir que una persona tenga buenas condiciones en cualquier ámbito laboral. De hecho, se puede predecir qué nivel socioeconómico tienen las personas a los 40 años según la capacidad matemática a los siete años. Ya lo decía Napoleón: 'El desarrollo de los pueblos está íntimamente ligado al desarrollo de las Matemáticas'”. Un informe de 2019 procedente de la consultora Analistas Financieros Internacionales concluía que, solo en España, las matemáticas son directamente responsables de más de un millón empleos. Esto supone la producción de un 10% del producto interior bruto. “El nuevo agente acelerador del crecimiento económico son las matemáticas”, reza la nota de prensa que anunciaba el informe. El impacto es tanto directo como indirecto. Podríamos decir, sin lugar a dudas, que las matemáticas están en todas partes. Especialmente en las áreas de informática, en actividades financieras, en servicios de telecomunicaciones y en la rama de energía eléctrica y gas, incluso en el arte. Pero ¿es suficiente para justificar el apartado anterior? Volvamos a un punto menos pragmático pero de igual impacto: la educación. ¿De verdad podemos usar las matemáticas, como un indicador unívoco, y casi exclusivo, de éxito escolar? “La respuesta se explica a través de la historia”, nos cuenta tras unos instantes. “No todo es 'matemáticas', pero sí podemos decir que todo ha sido 'matemáticas'. Desde que Pitágoras acuñase el término, que quiere decir 'lo que se puede aprender', allá por el siglo VI antes de Cristo, la educación matemática, y toda la educación académica, ha cambiado sustancialmente”. Para este profesor, además, estamos en un momento en el que la estadística y la computación se hacen más necesarias que nunca, por las enormes bases de datos que tenemos en todos los estudios científicos. “Para estudiar el código genético, hacer estudios meteorológicos o, precisamente, hacer estudios sociales con multitud de variables”, señala, volviendo al pragmatismo de la profesión.
“Es la pregunta del millón”, contesta García Cremades. “Y es fácil de responder: sirven para todo, pero no tienen por qué servir para nada. Como la música, que es pura matemática y que tampoco sirve concretamente para nada, pero nos 'hace cosquillas' en el cerebro. La gente que no percibe belleza en esta ciencia quiere entender la primera parte: '¿para qué?'. “Las matemáticas se ven como algo en lo que investigamos unos cuantos académicos alejados de la realidad cotidiana, pero lo cierto es que son cada vez más un recurso nacional estratégico”, afirmaba Tomás Chacón, de la Universidad de Sevilla y coordinador de la REM, una red que integra a toda la comunidad matemática española y busca promover la transferencia de resultados matemáticos al tejido empresarial. “Aplicar las matemáticas a todos los sectores económicos es lo que está dando ventaja a los países en los mercados, y ahora, por primera vez, tenemos los números que lo demuestran”. “Tenemos demasiada información”, acota Santi García. “Más de la que podemos manejar con ordenadores. Y, entre medias, hay mensajes cruzados y mentiras por todos lados: fake news, bulos, pseudociencias... La persona que no sepa disponer de la ciencia y tecnología adecuadas para analizar lo que le rodea está en desventaja. Esto incluye a las matemáticas. No me refiero a trabajar con Big Data, sino a saber entender la factura de la luz, una oferta en el súper, la Ley d’Hondt [un método de promedio mayor para asignar escaños] o cualquier información médica”. Si nos vamos al nivel profesional, las matemáticas parecen estar ahí, siempre. Especialmente en relación con el campo científico y técnico. Es algo incuestionable. “Son la base de todas las ciencias”, confirma el matemático. “A mí me gusta decir que las matemáticas hacen que la ciencia se pueda llamar ciencia, usando el método científico, ya que sin matemáticas no se podría comprobar la reproducibilidad de las teorías en las ciencias experimentales. Muchas veces, encontramos, en biología, química, física u en otras ciencias, conceptos y fenómenos que ya se habían descrito antes en matemáticas” anota Santi García. “Como las leyes probabilísticas que estudiaban los Bernoulli y que dieron lugar a las leyes de Mendel y Hardy-Weinberg. O la Geometría de Riemann que necesitó Einstein para la Teoría de la Relatividad, o las leyes exponenciales que estudió Euler y que los químicos usan para datar cualquier tipo de materia...”.
Pero aún quedan más cuestiones que resolver ¿Tenemos una buena “cultura matemática”? La pregunta es disparada a discreción. La respuesta es igual de certera y cruda: “Claramente, no. Mientras siga habiendo apología de la incultura matemática, es imposible. Es decir, mientras soltar 'yo es que no sé de mates', 'no me acuerdo de nada, eso no va conmigo', 'buf, no me acuerdo ni de dividir', iremos mal…”, comenta con irritación. Es fácil entender la apreciación del matemático si tenemos en cuenta la visión que nos daba antes. “No por esa falta de conocimiento, que a nivel individual no es tan grave, sino como sociedad. Presumir sin ningún tipo de pudor de un desconocimiento demuestra que esa ciencia no es cercana a las personas. Esto no pasa con ninguna otra cultura”… ¿Y qué hay con las personas que tienen problemas con las matemáticas? No hace mucho, hablábamos sobre la discalculia, la “dislexia de las matemáticas”, como se conoce coloquialmente. “La discalculia puede suponer un gran problema”, contesta el divulgador. “Pero mucha gente no lo es [discalcúlica] y ejerce como tal. Hasta las personas que sufren de discalculia pueden ser grandes algebristas o topólogos, dos áreas de las matemáticas que no estudian la cantidad”. “Esto es otro tópico: que los matemáticos somos máquinas de calcular, y no tiene nada que ver”, contesta con firmeza el profesor. “La definición de matemáticas en muchos diccionarios era 'ciencia que trata de la cantidad', definición que no tiene en cuenta a la geometría, que estudia las formas; a la lógica, que estudia las relaciones; ni a la Topología, que estudia estructuras sin importar el tamaño”. “La RAE ha actualizado esta definición de matemáticas”, aclara Santi. “Ahora la describe como la 'ciencia deductiva que estudia las propiedades de los entes abstractos, como números, figuras geométricas o símbolos, y sus relaciones'. Es una definición bastante más acertada. Y ya no deja fuera a las personas con discalculia o, incluso a las anuméricas", zanja el matemático.
Y de las matemáticas pasamos a la política. En un artículo de Público “Orden de alejamiento”, David Torres insiste en que, desde siempre, el veraneo hispánico venía tapizado con reportajes satinados de la familia real en Marivent, pero, en los últimos años, el rey emérito viene copando otro tipo portadas, del mismo modo que el ¡Hola! y las noticias de sociedad han ido dejando paso a la sección de economía y a las exclusivas sobre tráfico de armas. “Aunque hace ya bastante de su abdicación, al pueblo español se le hace difícil admitir que hay un nuevo monarca en el trono, no sólo porque el perfil del anterior sigue ilustrando las monedas de euro sino también porque su nombre empieza a aparecer frecuentemente en los requerimientos de jueces y fiscales extranjeros. Todas las monedas tienen una cara y una cruz, excepto la del rey, que en España siempre cae de canto. Sin embargo, en Gran Bretaña a Juan Carlos le ha caído encima otra cruz al llevarse a trámite la demanda en la que Corinna Larsen solicita una orden de alejamiento de 150 metros y una sustanciosa indemnización debido al acoso y las amenazas sufridas por parte del entorno del rey emérito y los agentes secretos españoles. Se ve que los 65 millones de euros que, según Corinna, le regaló en concepto de manutención para ella y sus hijos, no son suficiente compensación por los servicios prestados a la corona. Se ve también que ‘la amiga entrañable’, el vistoso eufemismo con que la prensa española designaba a Corinna, era mucho más preciso de lo que parecía, ya que no se refiere tanto a la amistad, la intimidad o la cercanía sino a su vengativo empeño de arrancarle las entrañas”.
“La noticia llega apenas un día después de que un fiscal suizo descubriera otra cuenta asociada al rey emérito en el banco Credit Suisse de Ginebra, a nombre de una sociedad offshore panameña, y tan sólo unas horas más tarde de que Unidas Podemos se uniera a la reclamación para investigar los turbios vínculos de la fortuna personal del monarca con la venta de armas a países árabes y la aclaración de las comisiones ilegales correspondientes. Es normal que los monárquicos, por no hablar de los juancarlistas, echen de menos aquellos días felices en que uno abría el periódico en el mes de julio y se encontraba con Juan Carlos ganando otra regata. Sin embargo, el nombre de las embarcaciones y del equipo de vela —Bribón, del II al XIV, con el rey siempre a la caña— debería haberlos puesto sobre aviso. La verdad, una orden de alejamiento de 150 metros para el rey Juan Carlos parece muy poca cosa; tal vez por eso mismo él decidió marcharse mucho más lejos, a Abu Dhabi, concretamente a una residencia de lujo de unos mil metros cuadrados, con sala de cine, piscina kilométrica, jardines y playa privada situada en una isla paradisíaca. Cuando sufrió un infarto, mi buen amigo, el estanquero Jesús Llano, pidió una orden de alejamiento del estanco, pero el médico sólo le concedió unas semanas antes de que volviera al tajo. No está muy claro si hay vigente una orden de alejamiento de la prensa española hacia el rey Juan Carlos, pero lo parece. De momento, en lo que respecta al aspecto monetario, la cara sigue siendo suya y la cruz toda nuestra”.
Rubén Rozas, en ElPlural.com, advierte que Juan Carlos I se embolsó 52 millones de euros por la venta del Banco Zaragozano. Una cantidad que, según Público, es el origen de la fundación Zagatka, protagonista de otras polémicas del emérito. “Después de que se revelase que el antiguo Jefe de Estado habría fraguado gran parte de su dinero con la venta de armas, una exclusiva del diario Público señala que el Rey emérito se embolsó 52 millones de euros por la venta de Banco Zaragozano, propiedad de Los Albertos (Alberto Cortina y Alberto Alcocer), al banco británico Barclays Bank. Ahí comienza una nueva etapa de blanqueos de esos fondos hacia la creación de nuevas fundaciones y sociedades. Se trata de una de esas mal llamadas fundaciones es Zagatka, donde van a parar el medio centenar de millones que el monarca necesita derivar a un lugar seguro. Situada en el paraíso fiscal de Liechtenstein, esta sociedad 'guarda' las comisiones que el Rey emérito había recibido por conseguir vender el Banco Zaragozano, un proyecto que se sabía fallido. Prueba de esto último es que doce años después la entidad británica tuvo que venderlo a La Caixa por 820 millones de euros. La fundación Zagatka ha estado presente en otros escándalos que rodean a Juan Carlos I. Por ejemplo, desde ella se hizo la transferencia que destapó su cuenta oculta en Andorra. El movimiento lo ordenó uno de los testaferros del Rey, Arturo Fasana, vinculado tras los Papeles de Panamá con 107 sociedades instrumentales registradas en el país. Por su parte, la entidad serviría más tarde a Juan Carlos I para cobrar presuntas comisiones millonarias y pagar vuelos privados. El escándalo relacionado con Zagatka aumenta cuando en The Telegraph revela, el 14 de marzo de 2020, que Felipe VI es el último beneficiario de otra fundación: la fundación Lucum —ya lo era, junto a sus dos hermanas, de Zagatka, según reglamento—. Esta última se creó como tapadera de un presunto regalo de 100 millones de euros del rey de Arabia Saudí a Juan Carlos I. Para llevar a cabo los trámites correspondientes a la creación de la polémica fundación se elige a Álvaro d'Orleans-Borbón, primo lejano del rey y a quien veía en contadas ocasiones. Aunque finalmente se le atribuiría también la propiedad de una veintena de sociedades-pantalla en Panamá”.
Se dijo que el emérito regresaría las pasadas Navidades; y no vino. Luego, se informó de que lo haría en junio; y tampoco fue así. Ahora, María Palmero, en el artículo “¿Por qué el rey Juan Carlos no ha regresado aún a España (como estaba previsto)?”, desvela en Vozpópuli la causa. “El padre del rey Felipe sigue en Abu Dabi, donde parece haber fijado ya su residencia definitiva. De hecho, se está construyendo una vivienda en la capital de Emiratos Árabes Unidos. A pesar de que a Juan Carlos no paran de lloverle las malas noticias –la última, que Corinna le había demandado por ‘vigilancia desleal’–, el hombre, de 83 años, se encuentra ‘tranquilo’. Al menos eso es lo que asegura la periodista Pilar Eyre en su columna de la revista Lecturas, donde desvela por qué aún no ha vuelto a España como estaba previsto. Según Eyre, el rey Juan Carlos no vuelve a España ni por su hijo ni por su nuera ni por Podemos, ‘sino por el presidente del Gobierno’. Al parecer, son recurrentes estas frases del emérito entre su entorno más cercano: ‘Sánchez no me quiere en España’ y ‘Sánchez se quiere cargar la monarquía’. ‘Quien hacía de intermediaria entre la Moncloa y la Zarzuela era Carmen Calvo, pero ahora que ha dejado de ser ministra a ver quién asume tan ingrato papel... Porque si Juan Carlos está tranquilo, no lo están el Gobierno ni su familia, ya que, poniéndonos ante el hecho biológico inevitable, ¿qué pasará cuando muera? ¿Cómo se resolverá esa espinosa cuestión?’, se pregunta la periodista, experta en Casa Real. Aunque se encuentra bien de salud, a pesar de los últimos sustos, Eyre reflexiona sobre el futuro funeral del rey emérito, dado que se encuentra 'exiliado' de España y no quiere volver, presuntamente, por Pedro Sánchez. ‘Como en todas las monarquías, hay un operativo previsto para proceder al funeral de un rey, pero ¿en estas circunstancias? Si hubiera ocurrido durante la pandemia, hubiera sido fácil achacar la discreción a la covid y su cinturón sanitario, pero ¿ahora o en los años futuros? Es una preocupación constante para el Gobierno y, sobre todo, para su hijo. Si su padre enfermara de gravedad...’, escribe”.
Imágenes, fotomontajes y fotos sorprendentes.
Jugadoras de la selección noruega de balonmano playa y gimnastas alemanas protestan contra los atuendos que ponen el foco en sus cuerpos. Reclaman que la ropa de competición no la impongan los hombres que dirigen las federaciones. En España no existe este problema desde 2014, cuando tras una serie de protestas, la Federación de Balonmano dio libertad a las jugadoras para elegir entre varias indumentarias.
Japón acoge por primera vez los Juegos Olímpicos bajo una pandemia mundial y un calor insoportable. Las temperaturas en Tokio pueden llegar a los 40 grados, además de más de un 70% de humedad. El mar alcanza en estos días una temperatura de 30 grados. Los Juegos Olímpicos de la pandemia, como se han catalogado popularmente a los Juegos Olímpicos de Tokio, están haciendo honor a su nombre y cada día crece más el número de nuevos positivos tanto en la capital nipona como dentro de la Villa Olímpica.
El deportista británico Tom Daley lanzaba un poderoso mensaje de visibilidad y esperanza en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 que dio la vuelta al mundo. Reconocido internacionalmente por su activismo LGTBI, el nadador lanzó un mensaje que provocó una ola de respuestas tanto positivas como negativas.
Simone Biles nos ha
puesto en nuestro sitio y nos ha dicho, eh, que soy humana y tengo derecho a
descansar tras dar un paso al frente y antepone su salud mental en los Juegos.
El portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, se ha referido a la situación que ha protagonizado la gimnasta estadounidense Simone Biles tras retirarse de varias pruebas por problemas de salud mental: “Yo no sé qué hubiera hecho Simone Biles compitiendo en estas Olimpiadas, pero sí sé que, al negarse a intervenir, ha hecho más por la salud mental de centenares de miles de personas en todo el mundo que mil campañas de concienciación”.
La retirada de la gimnasta olímpica no ha pasado desapercibida para Íñigo Errejón quien aprovechó para mandar un mensaje de concienciación sobre la cuestión que su partido defiende: “Ni estigma ni vergüenza: salud mental. Y creo que no existe una muestra mayor de valentía que cuidarse y compartirlo”.
Djokovic ,en el partido por el bronce contra Carreño de los Juegos Olímpico, pierde los papeles ante Carreño y lanza la raqueta a la grada..El mejor tenista del mundo, Novak Djokovic, protagonizó una bochornosa escena durante el partido disputado contra el español Pablo Carreño por conseguir el tercer y cuarto puesto de la Olimpiadas de Tokio de 2021. Pese a que el jugador serbio consiguió imponerse en el segundo set por tie break, al comienzo del tercero, el número uno del mundo perdió los papeles y lanzó la raqueta a la grada. El juez de silla, el alemán Nico Hellwerth, decidió no amonestarle. Sin embargo, después de que Djokovic reventara otra raqueta, sí lo hizo. Finalmente, el tenista español consiguió ganar el partido y conseguir así una valiosa medalla de bronce.
“¡No pongas insecticidas!
Soy inofensivo y una oportunidad para tu jardín, porque me alimento de insectos
que atacan a las verduras. Mi especie está en peligro. ¡Ayúdame a mantenerme
vivo!”
El humor, en la prensa de esta semana: El Roto, Peridis, Enrique, Malagón, Eneko, Manuel F., J.R. Mora, Manel F., Untaltoni…
Cuñado libre.
Pablo García convirtió a Florentino Pérez en 'la niña del Exorcista' en La Tira y Afloja de La Nueva España del sábado 17.
Pep Roig, desde Mallorca, dibuja: No son roba gallinas, Yo sólo sé que no sé si lo sé, Leo, leo y cuanto más leo más burro me quedo, La eterna corrupción, Discurso desde el más allá, Casado contra los “polacos”…
Los vídeos de esta semana:
T1: Revoluciones Matemáticas - La conquista de los
números
T1: Revoluciones Matemáticas - Newton, sus ovejas y el
cálculo
Las imágenes que Japón no quiere que veas durante los
Juegos Olímpicos | BBC Mundo
Calor olímpico | Capítulo 7 | Juegos en pandem
El calor agobia a los atletas olímpicos en Japón
La española Paula Badosa
se tuvo que retirar de su partido de cuartos de final del cuadro de tenis
femenino tras sufrir un golpe de calor. De esta manera, la rusa Marketa
Vondrousova, una de las revelaciones de estos Juegos Olímpicos, llega a las
semifinales.
Un golpe de calor noquea a Paula Badosa
¡Penalty saves at the Olympics!
Castejón de Sos es un pueblo del pirineo de Huesca que está considerado como uno de los mejores lugares de España para hacer parapente. Allí se han instalado varias escuelas de vuelo. En el nivel más básico, tú solo tienes que correr cuesta abajo por una montaña y ya el instructor que va enganchado a ti, el parapente y la física aerodinámica se encargan del resto. Bueno, no es tan simple.
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