El amplio borrador del
Ministerio de Educación presenta importantes novedades respecto al plan actual,
revisándose por fin contenidos de memoria histórica para luchar contra la “desinformación”
relacionada con la dictadura. En el borrador hay más feminismo, perspectiva de
género, reconocimiento del dolor y del hostigamiento histórico de las minorías,
y llama “golpe de Estado” al levantamiento militar de 1936. Son algunas de las
claves más progresistas que deja el borrador del proyecto de real decreto por
el que se regularán las enseñanzas mínimas del Bachillerato. Un plan que
permitirá, a “partir del curso próximo, aprobar Bachillerato con una asignatura
suspensa si el equipo docente lo permite y realizar un plan específico de tres
años en lugar de dos si la situación lo requiere.
Por primera vez se tilda
de “golpe de Estado” el movimiento militar contra la II República que derivó en
la Guerra Civil y en la dictadura franquista. Y, tras 85 años, por fin se
descartan eufemismos como “levantamiento”, “alzamiento” o guerra civil entre
dos bandos para considerar como golpe de Estado el proceso que dio paso a la
dictadura de Franco. El borrador asegura que el estudiantado deberá aprender en
Historia de España “el proceso reformista y democratizador que emprendió la II
República, así como las reacciones antidemocráticas que se generaron ante su
avance y el golpe de estado que supuso su fin”. En la asignatura de España, por
su lado, tiene como una de sus prioridades el estudio del movimiento feminista
“para recuperar su presencia en la historia y promover actitudes en defensa de
la igualdad efectiva”. El borrador añade que “la perspectiva de género responde
a una exigencia ética en las sociedades contemporáneas para comprender cuál es
la situación real de la igualdad entre mujeres y hombres en la España actual,
valorar los avances conseguidos y plantear los retos del futuro”.
Aunque más de pasada, la
asignatura de Historia de España también reconoce que es importante entre el
alumnado tener conocimientos sobre los nacionalismos, principalmente por las
importantes tensiones que provocan en el panorama español: “La coexistencia de
identidades, especialmente las que tienen que ver con el sentimiento nacional,
es una de las que más interés despierta en la actualidad y que más tensión ha
provocado en la sociedad española de las últimas décadas. (...) Se debe poder
identificar el origen y evolución del nacionalismo español en el siglo XIX en
la construcción del Estado nacional y de los nacionalismos y regionalismos
subestatales alternativos”, dice el texto.
En Literatura Universal,
por ejemplo, se pondrá el foco en comentarios críticos para poner en cuestión
“la mirada etnocéntrica propia del canon occidental, así como cualquier otro
discurso predominante en nuestra sociedad que suponga opresión sobre cualquier
minoría”. Lo mismo pasa en Filosofía, donde se considera que como saberes
básicos deben estar los grandes problemas de nuestro tiempo, que apunta el
texto son “la desigualdad y la pobreza; la guerra y otras formas de violencia;
la igualdad entre hombres y mujeres; la discriminación y el respeto a las
minorías; los problemas ecosociales y medioambientales”.
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