La sonrisa de Leonardo Da Vinci depende del estado de ánimo del que la mira.
La Mona Lisa de Leonardo
Da Vinci, el cuadro más emblemático del Museo del Louvre de París, sufrió el
pasado domingo un nuevo ataque. Esta vez se trató de un visitante que le lanzó
un pastel de nata. El atacante, un hombre disfrazado con una peluca que iba en
una silla de ruedas, de pronto, se levantó y lanzó el pastel al óleo contra La
Gioconda, uno de los cuadros más célebres del mundo, tirando a su alrededor
pétalos de rosa hasta que fue abordado por los agentes de seguridad del museo. El
joven, disfrazado de anciana en silla de ruedas, burló con su disfraz los
controles de seguridad. Exclamó con cierta sorna: “¡Por el planeta!” Y gritó: “Hay
gente que está intentando destruir la Tierra. Pensad en la Tierra”. Afortunadamente,
la Monna Lisa no sufrió ningún daño, al estar protegido por un cristal blindado,
pero provocó una alarma instantánea.
La Gioconda es un retrato
de Lisa Gherardini, la esposa de Francesco del Giocondo. Es obra del artista
renacentista italiano Leonardo da Vinci, adquirido por el rey Francisco I de
Francia a comienzos del siglo XVI y hoy propiedad del Estado francés. El cuadro
está protegido por múltiples sistemas de seguridad y ambientado a temperatura
estable para su preservación óptima, revisado constantemente para verificar y
prevenir su deterioro. Todo ello no le ha librado de seguir siendo atacado como
otras veces.
En 1911, un hombre
llamado Vincenzo Peruggia robó el cuadro, que permaneció desparecido durante
dos años, según cuenta la BBC. En 1956 otro hombre arrojó una piedra contra el
cuadro en el mismo museo y destrozó la vitrina, desprendiendo así un trozo de
pigmento. En 1974, mientras se exponía el cuadro en un museo de Tokio, una
mujer rusa lo roció con un spray de pintura roja. El último fue en 2009, cuando
otra turista rusa lanzó una taza de porcelana contra el cuadro, que tampoco
sufrió daños. La mampara, que es antibalas, repelió el ataque motivado por la
protestar por la denegación de su solicitud de ciudadanía francesa.
El cuadro está protegido
por múltiples sistemas de seguridad y ambientado a una temperatura estable para
su preservación óptima, revisado constantemente para verificar y prevenir su
deterioro. Pero lo que Mona Lisa no ha cambiado hasta la fecha, pese a todos
esos ataques, es su misteriosa sonrisa y su gesto que denota alegría o
amargura. Un estudio de la Universidad de California publicado en la revista
Psychological Scienceel ha acabado con la intriga. “¿Sonríe o no? Depende de
cómo te sientas cuando la mires. Los experimentos
realizados por el área de percepción visual y neurología de esta Universidad
muestran que nuestras propias emociones afectan en cómo vemos un rostro
neutral. Y no hay rostro más neutral y susceptible de cambiar de humor que el
de La Gioconda, pese a los constantes ataques recibidos”. Los investigadores
llegaron a la conclusión de que la forma en que percibimos una cara nueva como
feliz, triste o neutral, en realidad tiene mucho más que ver con cómo nos
sentimos que con la expresión de esa cara.
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