Una concienzuda
preparación desde muy pequeña llevó a Judit Polgár a la élite del ajedrez, algo
que parecía exclusivo de los hombres. Esta joven húngara fue la Gran Maestra de
más corta edad de la historia y la primera mujer en ganar un campeonato del
mundo y la mejor mujer ajedrecista de la historia.
Durante mucho tiempo, el
ajedrez fue un juego muy desprestigiado. Las competiciones de más alto nivel se
celebraban en lugares alejados de los focos mediáticos, algo que cambió después
de la Segunda Guerra Mundial. Durante la segunda mitad del siglo XX el dominio
de los jugadores soviéticos fue aplastante. Pero la vida de Judit Polgár, así
como la de sus dos hermanas mayores, estaba destinada a encontrar su lugar
entre los nombres masculinos que poblaban la lista de los mejores ajedrecistas
del mundo. Sus padres, ambos pedagogos, tenían claro que su educación no sería
como la del resto de niños y niñas. Su vida giraría alrededor de un tablero de
casillas blancas y negras. Su máxima era: “los genios no nacen, se hacen”. Y
con esta idea concibieron una educación diferente. Polgár nunca acudió a la
escuela: fue educada en casa y el ajedrez se convirtió en una herramienta
fundamental de su aprendizaje.
La mayor de las tres
hermanas, Susan, ya era una reconocida jugadora que ganaba torneo tras torneo e
incluso se había proclamado Gran Maestra, cuando las habilidades
extraordinarias de Judit empezaron a destacar por encima de ella. Nacida en
1976 en Budapest, con solo 12 años Judit ganó la medalla de oro en la
Olimpiadas en representación de Hungría, formando equipo con sus hermanas. Tras
esta experiencia, nunca más quiso participar en competiciones femeninas, solo
en torneos absolutos.
Judit Polgár batió el récord de Bobby Fischer,
convirtiéndose en Gran Maestra a los 15 años. Después de renunciar a los
campeonatos femeninos, se convirtió en integrante del equipo de la selección
olímpica de ajedrez masculina de su país durante ocho ediciones. Desde 1989
hasta su retirada de las competiciones en 2014 se mantuvo como número 1 en la
lista de mejores mujeres ajedrecistas del mundo, y, en 2005, consiguió situarse
en el puesto número 8 de la lista absoluta, completamente dominada por hombres.
A lo largo de toda su
trayectoria, la joven tuvo la oportunidad de medirse a las figuras más
reputadas de la historia. Y de hecho ganó en todas las modalidades de partida,
tanto rápidas como lentas. Spassky, Karpov, Kasparov, Topalov, Anand, Fishcher,
Carlsen... ninguno se libró de la excepcional genialidad de Polgár. Una de las
anécdotas más conocidas la protagonizó junto al Gran Maestro y campeón del
mundo de ajedrez durante 15 años, Garri Kaspárov. Durante su primer
enfrentamiento en el que Polgár fue derrotada, la cámara que grababa la partida
registró un movimiento irregular por parte de Kaspárov, algo que la joven
húngara le recriminó. Tiempo después, en otro encuentro frente al tablero,
Polgár derrotó a Kaspárov. Era la primera vez que una mujer ganaba al número
uno del mundo.
A pesar de su juventud,
Judit Polgár decidió retirarse de la alta competición en 2014. Desde entonces
ha seguido vinculada al mundo del ajedrez de múltiples maneras, entre ellas
asumiendo el cargo de jefa de entrenadores del equipo nacional de Hungría.
Además, dirige una fundación que lleva su nombre y que persigue el objetivo de
convertir el ajedrez en una herramienta educacional desde la infancia.
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