Javier de los Nietos, un
pastor de 20 años, es estudiante de Psicología desde hace tres años en las
aulas de la Universidad Autónoma. Cuando un compañero de Jesús Garzón,
presidente de la asociación que cada año organiza la Fiesta de la Trashumancia,
necesitó dar salida a más de cien cabras mestizas, Javier no dudó en dar el
salto a las vías pecuarias. Y, desde el pasado domingo 25 de septiembre y hasta
el 11 de octubre, Javier de los Nietos estuvo con sus animales en la
Universidad Autónoma de Madrid, colaborando en el proyecto de renaturalización
del campus. Durante este período, tal y como ocurre en sus períodos de
trashumancia, las cabras se alimentaron de los pastizales que encontraron en su
paso. Una iniciativa que tuvo como objetivo reiniciar procesos ecológicos en
entornos abandonados del complejo universitario, unos terrenos “que no se han
tenido en cuenta en su gestión, a los que se les ha dejado asilvestrarse y que,
por esa razón, tienen pastos embastecidos, pero con una diversidad interesante
que puede mejorar muchísimo”, comenta César López, doctor en Ciencias
Biológicas especialista en socioecosistemas y director de la Oficina de
Sostenibilidad, organizadora del programa.
Desde los años 80 ha
habido otras propuestas de 'resilvestración' en esta universidad, así como
intentos de introducir la herbivoría a través del pastoreo, “algo que ha sido
clave en el entorno rural de Madrid y España y se está perdiendo”, advierte el
director de la Oficina de Sostenibilidad. En esta original iniciativa también
participa Life Cañadas, perteneciente a los programas LIFE de la Unión Europea,
iniciado en 2019 y coordinado por Violeta Hevia y Francisco Martín Azcárate.
Cuenta con la UAM como socio principal, junto con SEO-BirdLife, la Asociación Campo
Adentro y las comunidades de Madrid y Castilla-La Mancha. Su actividad se
centra en estas dos últimas regiones con “actuaciones típicas de restauración
ecológica”, explica Martín Azcárate, profesor del Departamento de Ecología de
la UAM. “Descompactamos el suelo, bloqueamos el paso de vehículos y luego
llevamos al ganado para que pasara allí la noche –lo que se llama un majadeo–,
abone el suelo, lleve semillas de plantas herbáceas y, con el paso del tiempo,
repitiendo el proceso con cierta intensidad, conseguimos que se recupere un
ecosistema de pastizal rico en especies, con suelos en buen estado, con fauna
edáfica… en general, condiciones ecológicas muy buenas”, detalla.
En este modelo de
ganadería como herramienta de gestión es donde Javier enmarca su actividad.
Entre los consejos que da a aquellos que deciden empezar en el mundo de la
ganadería, recalca las ganas, la curiosidad autodidacta y la paciencia para las
gestiones administrativas (controles sanitarios, contacto con veterinarios,
hacer guías, estar pendiente de ayudas ofrecidas por la Unión Europea…).
“Tienes que estar siempre atento tanto a la muerte como a la vida, o a
cualquier perjuicio que pueda ocurrir. Cada día es un día nuevo, porque son las
mismas cabras, pero en un contexto totalmente abierto y libre”. Su idea, como
estudiante de Psicología en el último tramo de la carrera, es lograr montar un
campamento de educación sostenible, en el que pueda aplicar lo aprendido en la
universidad y en el curso de monitor. De las aulas al rebaño, y vuelta. Para él,
“eso sería lo ideal”.
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