El portero de la
Selección española y del Athletic Club, un vasco, hijo de un Guardia Civil y de
una ertzaina, prefiere “exponerse a 60.000 personas en un campo que a 10 periodistas”.
Unai Simón vive un gran momento profesional tras haberse convertido en el héroe
de San Petesburgo en la eliminatoria contra Suiza en la pasada Eurocopa.
Titular ya indiscutible de La Roja, Unai ancla sus orígenes en la localidad
vasca de Murgia, municipio alavés con poco más de 1.000 habitantes. Pero vivió sus
primeros escarceos con el fútbol en la provincia de Zamora, concretamente en el
pequeñísimo municipio de San Marcial del Vino, pueblo de 146 habitantes y localidad
donde su padre fuera destinado como guardia civil.
Unai nunca dejó de
visitar el pueblo zamorano de su padre. Pasaba allí todos los veranos y se
escapaba siempre que podía. Fue también en San Marcial del Vino donde se inició
como portero en partidos que organizaba con la pandilla de amigos de la
localidad. Desde niño Unai Simón tuvo su referencia deportiva, el mítico
portero italiano Gianluigi Buffon. “Me gustaba pegarle patadas al balón y
marcar goles, pero como era muy grande o muy vago, el entrenador que tenía me
puso de portero y ahí me quedé”, confesó en una ocasión.
Unai Simón, de 24 años,
mide 1,90 cm y es un enemigo declarado de las redes sociales. No tiene, por
tanto, ningún perfil público. No se encontrará, por tanto, huella digital de
Simón ni en Facebook, ni en Twitter ni en Instagram ni en red alguna. Vive al
margen de éstas porque dice que no le encuentra beneficio alguno. Tampoco es
muy amigo de aparecer en los medios de comunicación y prefiere expresarse en el
campo de fútbol: “Prefiero exponerme a 60.000 personas en un campo que a 10
periodistas”, dijo en una reciente entrevista.
Su desdén por las redes
sociales corre a la par con el hecho de no tener en su cuerpo ningún tatuaje.
Tampoco le gusta el oro, como a muchos de sus compañeros. De carácter serio, rechaza
que lo sea tanto: “Por la calle parece que voy muy serio, andando, y, la gente
no se acerca a saludarme, pero mis amigos saben que soy un tipo alegre y
bromista; no soy un cascarrabias en el día a día”. Sencillo y tranquilo sigue
con las mismas amistades que mantuvo desde adolescente y el éxito, la fama y
los buenos ingresos no le han hecho cambiar.
Unai tiene novia, pero no
fomenta la popularidad y restringe su intimidad, al igual que hace con su
pandilla de amigos, a los que también aísla de la fama. Pese al histórico
triunfo del pasado miércoles ante Costa Rica, en el que, por cierto, tan solo
tuvo que intervenir para ayudar a los defensas a sacar el balón jugado, convirtiéndose
así en el primer guardameta de la historia de la selección española que deja la
portería a cero en su primer partido con la selección española, tampoco se
confía y no cree que el trabajo esté hecho. Y, en el partido con Alemania del
pasado domingo consiguió un empate a uno que le supo a gloria, pese a haber
declarado: “Si no ganas a Alemania, no has hecho nada”.
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