martes, 29 de noviembre de 2022

Unai Simón, el portero de La Roja.

 

El portero de la Selección española y del Athletic Club, un vasco, hijo de un Guardia Civil y de una ertzaina, prefiere “exponerse a 60.000 personas en un campo que a 10 periodistas”. Unai Simón vive un gran momento profesional tras haberse convertido en el héroe de San Petesburgo en la eliminatoria contra Suiza en la pasada Eurocopa. Titular ya indiscutible de La Roja, Unai ancla sus orígenes en la localidad vasca de Murgia, municipio alavés con poco más de 1.000 habitantes. Pero vivió sus primeros escarceos con el fútbol en la provincia de Zamora, concretamente en el pequeñísimo municipio de San Marcial del Vino, pueblo de 146 habitantes y localidad donde su padre fuera destinado como guardia civil.

Unai nunca dejó de visitar el pueblo zamorano de su padre. Pasaba allí todos los veranos y se escapaba siempre que podía. Fue también en San Marcial del Vino donde se inició como portero en partidos que organizaba con la pandilla de amigos de la localidad. Desde niño Unai Simón tuvo su referencia deportiva, el mítico portero italiano Gianluigi Buffon. “Me gustaba pegarle patadas al balón y marcar goles, pero como era muy grande o muy vago, el entrenador que tenía me puso de portero y ahí me quedé”, confesó en una ocasión.  

Unai Simón, de 24 años, mide 1,90 cm y es un enemigo declarado de las redes sociales. No tiene, por tanto, ningún perfil público. No se encontrará, por tanto, huella digital de Simón ni en Facebook, ni en Twitter ni en Instagram ni en red alguna. Vive al margen de éstas porque dice que no le encuentra beneficio alguno. Tampoco es muy amigo de aparecer en los medios de comunicación y prefiere expresarse en el campo de fútbol: “Prefiero exponerme a 60.000 personas en un campo que a 10 periodistas”, dijo en una reciente entrevista.

Su desdén por las redes sociales corre a la par con el hecho de no tener en su cuerpo ningún tatuaje. Tampoco le gusta el oro, como a muchos de sus compañeros. De carácter serio, rechaza que lo sea tanto: “Por la calle parece que voy muy serio, andando, y, la gente no se acerca a saludarme, pero mis amigos saben que soy un tipo alegre y bromista; no soy un cascarrabias en el día a día”. Sencillo y tranquilo sigue con las mismas amistades que mantuvo desde adolescente y el éxito, la fama y los buenos ingresos no le han hecho cambiar.

Unai tiene novia, pero no fomenta la popularidad y restringe su intimidad, al igual que hace con su pandilla de amigos, a los que también aísla de la fama. Pese al histórico triunfo del pasado miércoles ante Costa Rica, en el que, por cierto, tan solo tuvo que intervenir para ayudar a los defensas a sacar el balón jugado, convirtiéndose así en el primer guardameta de la historia de la selección española que deja la portería a cero en su primer partido con la selección española, tampoco se confía y no cree que el trabajo esté hecho. Y, en el partido con Alemania del pasado domingo consiguió un empate a uno que le supo a gloria, pese a haber declarado: “Si no ganas a Alemania, no has hecho nada”.

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