La administración Biden
avanza en el Willow, perforando una parte de una reserva nacional en Alaska
para la extracción de petróleo. Un proyecto que generará graves repercusiones
en el medio ambiente y el calentamiento global. Y más de un millón de personas
en el mundo ya han confirmado, según Change.org, su
NO al programa.
El Proyecto de desarrollo
Willow, en el norte de Alaska, fue propuesto por Conoco Phillips, una empresa
que ha estado rodeada de controversia por la perforación continua de petróleo, por
la explotación de la naturaleza y por los riesgos que representa para las
comunidades indígenas en todo el mundo. Dicho proyecto fue propuesto durante la
administración Trump, pero aún no ha sido aprobado por la administración Biden.
Ésta todavía lo está
defendiendo, a pesar de que Biden prometió alejarse de fuentes de energía no
renovable como el petróleo. Y pese a que Willow emitirá anualmente más
contaminación climática que el 99,7% de todas las fuentes de emisión
individuales en el país.
La empresa que propuso
este proyecto afirma que Willow ayudará a abordar la inflación y los costos
energéticos. Estados Unidos ya es el mayor productor mundial de petróleo y gas,
a pesar de las vigorosas e incorrectas campañas de relaciones públicas de la
industria petrolera y gasífera dirigidas a convencer a la gente de que su
oportunismo para seguir perforando es una solución política legítima. Pero
dicho proyecto afectara negativamente a la aldea nativa de Nuiqsut, una aldea
predominantemente inupiaq de unas 400 personas ya rodeada de desarrollo
petrolero. Su población enfrenta tasas desproporcionadamente altas de
enfermedades crónicas como cáncer y enfermedades respiratorias debido a las
altas cantidades de contaminación a las que está expuesta. Willow también tendrá
un impacto negativo en las rutas de migración de la manada de caribú del Lago
Teshekpuk, una de las fuentes principales de alimentos de subsistencia para la
aldea.
Si bien la mayoría de los
inupiaqs (grupo de dialectos del idioma inuit que se habla en el norte y
noroeste de Alaska), apoyan este proyecto, todavía hay muchas personas
indígenas del Ártico que reconocen que este es el momento para una transición
justa lejos de los combustibles fósiles. Para ellas es hora de que pensemos en
un ambiente seguro y habitable para las generaciones futuras y demos los
primeros pasos hacia la energía renovable.
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