Ella le dijo…
- "No llames al médico, amor. Estoy ya
cansada. Sólo quiero estar aquí contigo. Toma mi mano, y cuéntame todo lo qué
juntos hemos vivido".
Él intentó no llorar.
Sólo le empezó a decir cuándo se conocieron, su primer beso, sus riñas, los
hijos que habían tenido...
Rieron, no se
arrepintieron de nada... sólo fueron agradecidos con todo lo vivido.
Ella le dijo con voz muy
pausada
- "¡Te amo, gracias por haber sido mi amigo, mi amante, mi marido, mi compañero, mi confidente, mi todo!"
Él devolvió sus palabras,
le dio un beso en la frente y ella se fue en un plácido sueño profundo.
El amor cuando es
correspondido, es ciertamente lo que da vida por muchos años, es lo que nos
queda, es lo único que, en nuestro último día, nos llevamos.
Ni tu profesión, ni tú
cuenta bancaria, ni tus bienes... se irán contigo.
Ama como si no hubiera un
mañana, porque la muerte, amigo mío, por desgracia, a veces no avisa. La muerte
acecha y ahí te darás cuenta del tiempo que has perdido.
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