Ayer se anunció el cambio
operado desde Bruselas, en el que Carles Puigdemont, expresident de la
Generalitat y líder moral de Junts, declaraba: “Entramos en una etapa inédita
que habrá que saber explorar y explotar”. Así resumía el acuerdo al que su
partido ha llegado con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez. Un acuerdo
que no era la resolución de nada, sino que sienta las bases para iniciar una
negociación política que permita resolver el conflicto de Catalunya con el
Estado. “Iniciamos un camino incierto y lleno de dificultades. No tenemos nada
más que celebrar que la puesta en marcha de un proceso de negociación”, apostilló
Puigdemont. “Es una manera de devolver a la política aquello que es de la
política”, insistió.
Tras la firma entre el
secretario general de Junts, Jordi Turull, y el secretario de Organización del
PSOE, Santos Cerdán, hoy el Consell Nacional del partido independentista debe
validarlo en una reunión telemática. Y, durante el fine semana, será sometido a
la votación de las bases. El acuerdo alcanzado no es sólo para la investidura,
sino también para el conjunto de la legislatura, aunque Puigdemont ha reiterado
que Sánchez tendrá que ganarse la estabilidad “acuerdo a acuerdo”, y que el
apoyo de Junts dependerá de una “negociación permanente” sometida a la
fiscalización de los resultados por un mecanismo de verificación internacional.
Se trata de un apoyo de
legislatura “condicionado” a los avances que haya y al cumplimiento de los
acuerdos. Para Junts, el texto supone un “cambio de enfoque” de la “narrativa
oficial” sostenida hasta ahora por el PSOE. Este reconocimiento supone para los
independentistas un primer paso para que los acuerdos a los que se llegue a
partir de ahora sean irreversibles. “Es innegable que las relaciones PSOE-Junts
no invitan a la confianza, pero los dos partidos son honestos al reconocer la
distancia que los separa”, añadió Puigdemont.
Por su parte, el líder
del PP arengó a sus seguidores y a los votantes socialistas “engañados” a
manifestarse este domingo “en las plazas” del país. “España ha perdido, los
independentistas están ganando y el PSOE ha desaparecido”. Así comenzó el
discurso Alberto Núñez Feijóo, tras conocerse el acuerdo entre los socialistas
y Junts, empleando un tono grave y tenso y asemejando el momento actual con
otras crisis del periodo democrático: el intento de “golpe de Estado del 23-F,
el golpe del terrorismo de ETA y el golpe del independentismo catalán en 2017.
El golpismo de antes tuvo enfrente a todos los partidos de España”, dijo,
enfatizando que el Gobierno actual “se confabula con los que quieren mutilar
nuestra nación”. “Humillación completa e inapelable”, “capitulación ante el
independentismo”, “cesión ante el chantaje”, “entrega completa y sin matices
que pagaremos todos los españoles con nuestros impuestos, nuestros derechos y
nuestra dignidad”. Con esa retórica, Feijóo inaugura la que va a ser su labor
de oposición al futuro Gobierno de Pedro Sánchez. Un acuerdo que, según el
mismo, “no resuelve ningún problema, sino lo ha agrava todo”.
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