Hace uno días, al bajar
del estrado, Javier Ortega Smith, portavoz municipal de Vox, se dirigió al
asiento del edil de Más Madrid, Eduardo Rubiño, militante de Más y
activista del movimiento LGTBI, y se abalanzó sobre él con gestos amenazantes,
mientras la portavoz de Más, Rita Maestre, pedía sin éxito al presidente del
Pleno, Borja Fanjul, del PP, la expulsión de Smith, quien trató de negarlo. Dijo
a través de las redes sociales que había sido un gesto involuntario con su
carpeta. Pero una segunda grabación desde un ángulo más general evidenció que
Ortega Smith estaba mintiendo.
Toda la oposición y
también el alcalde de la ciudad, José Luis Martínez Almeida, exigieron su dimisión,
pero el exnúmero dos de Vox, deseó con ironía a Rubiño que “se recupere de sus
graves lesiones”. Su partido, que hace unas semanas pidió la inmediata renuncia
del edil socialista Daniel Viondi, tras tocar varias veces la cara del alcalde
de la capital en otro Pleno municipal, decidió avalar su continuidad y el
propio Abascal reprochó al PP que “haga el juego” al “victimismo de la
izquierda”.
El acto no fue aislado. Hace
unas semanas, el mismo Ortega Smith se enfrentó a varios agentes antidisturbios
de la Policía Nacional que prestaban servicio en la madrileña calle de Ferraz,
repeliendo la violencia. Apeló entonces a su condición de diputado y les
recriminó que cargaran contra “personas indefensas” y “gasearan a ancianos y
niños”. En su opinión, lo único que hicieron fue protestar “pacíficamente”
contra la amnistía. Pero los sindicatos policiales criticaron con dureza su
prepotente actitud.
Por su parte, Macarena
Olona, exsecretaria general de Vox en el
Congreso, recuerda en las redes sociales el episodio y afirma: “Le hayan dicho
lo que le hayan dicho (o lo que él diga que le han dicho), esto es intolerable.
Este es el mismo señor que hace un mes se encaraba con un agente de la UIP en
Ferraz siendo diputado”. Le tacha de “cobarde” y concluye “Vox ha perdido el
norte, lo han convertido en un proyecto inútil. Su deriva no lleva a otra parte
que a su autodestrucción. Un servidor público no puede comportarse como un
macarra, las ideas se defienden con la palabra”. Y, tras su portazo al partido,
Olona le acusa de ser el artífice del desmoronamiento de Vox tras haber
ejercido su cargo con “autoritarismo” e incluso con “despotismo”. Así le retrata
en una entrevista con Jordi Évole, en la que llega a comparar públicamente al
partido con una “organización nazi”.
El papel de Ortega Smith
en el Congreso ha quedado reducido a algunas esporádicas intervenciones en el
Pleno. Además, su escasa implicación como portavoz del Ayuntamiento de Madrid
durante los últimos cuatro años ha llegado a poner en peligro su continuidad
como candidato municipal. En los meses previos a las últimas municipales y
autonómicas, de hecho, se especuló con que Smith iba a dejar ese puesto a Rocío
Monasterio mientras le enviaban a Castilla-La Mancha, comunidad con la que
tiene fuertes vínculos. Pero la dirección de Vox decidió al final no mover esas
fichas y tanto Monasterio como él continuaron formando tándem en Madrid.
Otro de sus momentos
estelares de su trayectoria política tuvo lugar en el distrito de Carabanchel,
donde se encaró desde la calle y a gritos con un grupo de okupas a los que les
preguntó si pagaban alquiler y si no les daba vergüenza apropiarse de un piso
que no era de ellos, mientras les advertía de que deberían echarles con “agua,
jabón y una patada en el culo”.
Un total de 22 concejales, la suma de los ediles de Más Madrid y PSOE, han activado la convocatoria del Pleno extraordinario de hoy para reprobar a Ortega Smith. Los grupos de la izquierda solicitarán que la corporación municipal muestre su “más absoluta condena y rechazo” a la actitud del portavoz de Vox, que consideran “absolutamente contraria a las normas de conducta a las que se debe cualquier representante del pueblo madrileño”. Además, la iniciativa recoge otro punto que es la exigencia de que Ortega Smith entregue su acta de concejal y también como diputado nacional.
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