La cantante, actriz y
directora de cine. Ana Belén, entrevistada hace unos días por El País, manda un
contundente mensaje a los famosos que no tienen intención de pronunciarse
políticamente. Ana Belén responde que “estamos instalados en el sonajero, la
distracción para adormilar a niños. Vivimos en una sociedad muy jodida.
Injusta. Es necesario tener un mínimo para tener una vida con un cierto
horizonte”.
La cantante,
ideológicamente comunista en su juventud, se pronuncia sobre la clase media y
argumenta que “en Latinoamérica nunca la ha habido. Hemos ido aceptando
comodidades, distracciones y control. Aplaudimos el teléfono móvil. Y ese
instrumento de contacto nos ha volcado sobre nosotros mismos. Lo que nos
interesa de los demás es lo que piensan sobre nosotros”.
Belén señala que “hoy la
gente está acobardada. En su momento los del Partido Comunista éramos
militantes en la clandestinidad. Parecía que los únicos éramos los artistas:
Rosa León, Pepa Flores… y Alberti. Decías, pues si sirve para que se normalice
esto…”. La cantante respetada también
por la derecha, a pesar de su ideología, ha señalado que las cosas han cambiado
ahora en ese sentido. “Hoy es o conmigo o contra mí, y elegir enfrentamiento
sobre entendimiento es perder. Y sembrar miedo. ¿Cuántos actores, deportistas o
músicos dicen “yo de política no hablo?”.
La artista recuerda que
ese miedo “para la gente de la profesión” se produjo cuando “salimos a la calle
con el No a la guerra. No estamos acostumbrados a respetar otras opiniones”. A
su vez recuerda cuál fue su momento más difícil, que lo vivió en una “época muy
violenta” de la Transición democrática. “Como decía mi madre, yo 'me había
significado'. Y nos pusieron dos bombas “n casa los Guerrilleros de Cristo Rey”.
Ante la pregunta de si se
hizo comunista “por enamoramiento”, Ana Belén niega la mayor y da una respuesta
muy detallada. “No. Me hice cantante por Víctor, porque él me quitó los miedos.
Pero al comunismo nos llevó Juan Diego. Es que... el día 14 fue su cumpleaños.
Ha sido tanto..., tanta vida con Juan. 'Juanito, venga, no te estás cuidando'.
'Juanito…, ese pantalón…'. 'Bueno, compradme vosotros el pantalón, así me
vestís a vuestro gusto’”, recuerda, muy emocionada. “Era genial. En 1975, en la
huelga de actores, entre paño y bola, nos dio a entender que él era del Partido
Comunista. Era la gente más lúcida, luchadora y solidaria. Y entramos”.
“[A Víctor Manuel y a mí]
nos trataban como un ente. Pero en la debacle del Partido Comunista, tras las
elecciones del 81, vino el camarada Bardem, al que llamaban El maestro. Pedimos
un congreso extraordinario para descubrir qué era lo que había pasado. Bardem
estaba en contra. Y, en ese momento, dije: “Hasta que haya un congreso, voy a
suspender mi militancia”.
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