Juan Tortosa titula bajo
este título, en Público, que necesitamos una derecha más presentable. Que, “como
pollo sin cabeza, Feijóo no sabe ya a quién recurrir para cumplir el encargo
que le hicieron quienes le colocaron donde de momento todavía está: acabar
cuanto antes con el Gobierno de coalición que preside Pedro Sánchez. Y nada,
que no encuentra la manera, el pobre. (…)
“Más de tres meses ya
liderando la oposición y aún andamos esperando que nos sorprendan con una
mínima propuesta constructiva, pero no, prefieren ladrar. O llorar por no estar
gobernando, aunque ya parecen haberse olvidado de repetir una y otra vez que
han ganado las elecciones. O que no gobiernan porque no quieren.… El PP tiene
que sacudirse a Vox si quiere volver a ser respetado. Los ultras están cada vez
más desactivados, por mucho que llenen un teatro en el madrileño barrio de
Salamanca y se dediquen a cantar himnos saludando brazo en alto. La
personalidad de un partido de derechas con vocación de gobierno no puede ser
escorarse hacia un espacio cuya bandera es la intolerancia, el machismo, el
racismo o la prohibición de libros y obras de teatro. Por ahí desde luego no
es, señor Feijóo.
“Pero ellos siguen a lo
suyo: alentando cansinas performances de agricultores fachas que contaminan y
desdibujan las legítimas reivindicaciones de los auténticos trabajadores del
campo; llevando el derecho al aborto al Constitucional mientras países como
Francia lo llevan a la Constitución; torpedeando la educación pública; llenando
de ideología retrógrada los centros de enseñanza concertados; subvencionando
perros fieles en diarios, radios y teles que intoxican y mienten sin parar, tal
como vienen haciendo desde los atentados del 11M, hace hoy 20 años. Al tiempo
que promueven campañas de descrédito contra periodistas decentes como Silvia
Intxaurrondo o Manuel Rico.
“Cada vez andan más
desesperados. Va a ser verdad que no saben ya cómo demonios hacer. Solo les
falta rematar tanto ridículo sumándose a la moda de esos curas fachas que andan
por ahí rezando para que el papa se muera. Pues que hagan como ellos y se
dediquen a rezar por lo que les parezca. Pero que nos dejen en paz”.
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