Cuenta David Torres, bajo
este título, en Público, que la pasada semana se le murieron dos
electrodomésticos: el lunes, la lavadora, y el jueves, el frigorífico. Y añade:
“Me resisto a especular con un posible simbolismo religioso, pese a que el
viernes, contra todo pronóstico, el frigorífico volvió a ponerse en marcha él
solo. De haberse puesto a traquetear el domingo, mi falta de fe se habría
tambaleado, pero si la lavadora también se hubiese reparado por su cuenta,
francamente no sé qué hubiese hecho. Probablemente, avisar a Iker Jiménez.
“El que resucitó el
domingo por todo lo alto fue Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de
Ayuso, al que utilizan en Génova tanto para lavar la ropa sucia y congelar las
malas noticias como para triturar periodistas y periódicos. Él mismo lo anunció
en una conversación digna de un hooligan enloquecido: ‘Os vamos a triturar.
Vais a tener que cerrar. Idiotas. Que os den’. El primer signo de que algo en
sus circuitos internos no andaba bien del todo.
“Poco después se inventó
un bulo sobre unos reporteros encapuchados que intentaban asaltar la casa de
Ayuso, momento en que en Génova decidieron llamar al servicio de reparaciones.
Desde que José Mari Aznar fue de visita a los Estados Unidos, en el PP
adoptaron diversas tradiciones del país, como poner los zapatos encima de la
mesa o hablar español con acento del oso Yogui mascando chicle. Entre esas
tradiciones vino la importación del triturador en el fregadero, un
electrodoméstico típico de los hogares norteamericanos, al menos en las
películas de Hollywood, donde siempre hay uno disponible para que se estropee
enseguida o que un niño meta un dedo dentro. Lo que rara vez sale en esas
películas es un lavavajillas.
“Más tarde descubrimos
que en Génova también tienen la costumbre de romper discos duros a martillazos,
mientras que el triturador lo dedican más bien a periódicos y periodistas,
también a políticos incómodos que terminan en las cloacas. Cuando Miguel Ángel
Rodríguez empezó a desbarrar, pareció que entraba en barrena, lo mismo que Roy
Batty, el replicante de Blade Runner, en el momento en que se fue quedando sin
pilas. Los electrodomésticos y los jefes de gabinete deben de contar con algún
mecanismo de reparación propio, de otro modo no se explica que vuelvan a
funcionar solos.
“Así -termina Torres explicando-, el martes vino
un manitas a echarle un vistazo a la lavadora y me aseguró que no tenía
arreglo: una pequeña pieza de plástico estaba rota y no había forma de
reemplazarla. En solidaridad con su compañera de fatigas, el frigorífico
decidió dimitir de sus funciones tres días después, aunque sospecho que algo
tuvo que ver un cortocircuito provocado por una bombilla fundida. (…) Al día
siguiente, sin embargo, después de haber tirado un montón de comida a la
basura, el frigorífico había vuelto a entrar en funcionamiento. Vete a saber, a
lo mejor se trata de un frigorífico inteligente que ha encontrado su manera de
informarme de que determinada marca de guisantes congelados no es apta para el
consumo. En cambio, siguiendo la tradición cristiana, Miguel Ángel Rodríguez ha
preferido resucitar el Domingo de Pascua después de crucificarse él solo. Eso
sí, no se ha movido ni un milímetro de sus embustes anteriores, porque, según
él, también tiene derecho a informar. Igual que mi frigorífico”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario