En un entorno en el que
hay pocas voces que se posicionen políticamente, el futbolista Kylian Mbappé
daba, hace nos días, un paso sorprendente al pedir a los jóvenes franceses
votar en las próximas elecciones. El delantero advirtió de que “los extremos”
estaban “a las puertas del poder” y deseaba que el 7 de julio, cuando se
celebra la segunda vuelta, todavía estuviesen “orgullosos” de “vestir la
camiseta de la selección”. Ante el auge de la extrema derecha, Mbappé, hijo de
un inmigrante camerunés y de una mujer de origen argelino, llamó
al voto en Francia, destacando lo que se juega en las elecciones. Iñigo Sainz
de Ugarte escribe en ElDiario.es que Mbappé defiende los valores de
“diversidad, tolerancia y respeto” y reclama a los jóvenes que piensen en lo
que se juegan en las urnas. “No quiero representar a un país que no refleja mis
valores, nuestros valores. Confío en que aún estaré orgulloso de vestir esta
camiseta después del 7 de julio, fecha que podría cerrarse con una victoria de
Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen, y la formación de un Gobierno
dirigido por la ultraderecha”. Después le preguntaron por lo que había
comentado su compañero Marcus Thuram, explícito en su llamamiento a votar
contra Le Pen. “Comparto los valores de Marcus
-contestó-. Para mí, no ha ido demasiado lejos. Todavía estamos en un
país donde hay libertad de expresión y estoy de acuerdo con él”. Por
su parte, Unai Simón, portero de la selección española, dijo que los
futbolistas “tenemos tendencia a opinar demasiado” y que “los temas políticos
hay que dejárselos a otros”.
Las palabras de Mbappé no
son muy diferentes a las que pronunció Zinedine Zidane hace más de veinte años
antes de otras elecciones. Se llegó a decir que Zidane, nacido en Marsella de
padre argelino, habría dejado de jugar en la selección francesa si Jean Marie
Le Pen hubiera vencido en las presidenciales de 2002, aunque es cierto que éste
no tenía muchas posibilidades. Años después, la ultraderecha se cebó con Karim
Benzema. Y, cuando un rapero estuvo entre los elegidos para crear la canción
oficial de la selección en la Eurocopa de 2021, Jordan Bardella, número dos de
Agrupación Nacional, dijo que eso era una rendición ante la “racaille” (la
escoria, la palabra con la que los racistas se refieren de forma indiscriminada
a los jóvenes de las barriadas marginadas).
Si la extrema derecha
gana las elecciones en julio, Macron podría verse obligado a nombrar a Bardella
como primer ministro. Se dice que el fútbol es lo que une a todas las culturas
y razas por ser tan popular en todo el mundo. En ese deporte, por tanto, no hay
lugar para el racismo, pero tampoco en algunos países se ve bien hacer declaraciones
contra esa intolerancia que puedan resultar controvertidas. Es decir, que
puedan incomodar a aficionados y partidos políticos de ideas xenófobas. Precisamente
hace una semana, el futbolista Héctor Bellerín hacía un llamamiento a votar en
las elecciones europeas, entrevistado por Juanlu Sánchez en el podcast de
elDiario.es. “Yo sólo le pido a la gente que vote, que yo tengo mucho miedo en
el cuerpo, la verdad”, dijo ante la perspectiva del avance de la extrema
derecha en el Parlamento Europeo.
Mbappé
y los futbolistas que no se mojan. UN TEMA AL DÍA
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