“Con Vox y el PP sucede
un poco igual que con Superman y Clark Kent, que cuesta mucho distinguirlos
pese al vestuario y las gafas. Sobre todo, las gafas. Lees cualquier burrada
sobre la edad de jubilación, sobre los inmigrantes o sobre los derechos de los
homosexuales y no es fácil saber si la habrá dicho un tipo con pinta de jeque
cabreado o un gallego con gafas. Uno cree que el viejo truco de Superman
-transmutándose en Clark Kent sin más problemas que cambiarse de ropa- sólo
podría funcionar con un público de ficción, cuando va la realidad y le
demuestra que en el electorado español hay un porrón de gente que todavía cree
que PP y Vox no son la misma cosa”. Lo dijo David Torres el pasado martes en
Público.
“Tal vez en España no
haya sitio para un partido de derechas moderno, liberal y con dos dedos de
frente, un partido que no sea una conejera franquista, católica y apostólica.
Gracias a una generosa inyección de la banca, Albert Rivera intentó hacerle la
competencia al PP y al poco tiempo descubrió que, más que una alternativa
política, lideraba una fotocopia. El día en que se le ocurrió fotografiarse en
Colón junto a Casado y Abascal -en plan tercera pata de banco, tercer pie de
gato o los tres Reyes Vagos- firmó el certificado de defunción de Ciudadanos.
En la Santísima Trinidad del facherío patrio -el Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo- le tocó el ingrato papel de palomo.
“Uno es tan ingenuo como
para llegar a pensar si la filiación católica de la derecha española al menos
alcanzará a compartir los valores de compasión, solidaridad y caridad que
predicaba Cristo. El voto de pobreza ya sabemos que no, pero está ese fragmento
tan hermoso que dice: ‘Porque tuve hambre y me distéis de comer; tuve sed y me
distéis de beber; fui forastero y me recibisteis; estaba desnudo y me
vestisteis’. Al fin y al cabo, Cristo también fue un inmigrante, un refugiado
que tuvo que huir bajo el amparo de su familia cuando sólo era un bebé,
buscando asilo en tierra extraña. Curiosamente, en estas cuestiones básicas de
humanidad, el catolicismo del PP y de Vox recuerda más bien al Anticristo.
“El pasado viernes, el
portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, pidió el uso de las Fuerzas
Armadas para salvaguardar las fronteras e impedir la llegada de inmigrantes que
entran en España de manera ilegal. Para ellos, la enseñanza cristiana de acoger
extranjeros está bien únicamente durante el paripé de la misa o bien si son
ucranianos altos, rubios y de ojos azules. Se conoce que las muchedumbres de
africanos y sirios que huyen de la guerra y del hambre no están incluidos en la
palabra de Cristo y ni siquiera tienen el estatuto de seres humanos. Su destino
es vagar por los limbos jurídicos, en las fronteras de Europa, en los campos de
refugiados, o bien hundirse en el fondo del mar, ese nutrido cementerio que es
la mayor vergüenza de nuestra época.
Y David Torres concluye:
“Fue precisamente un marino, el almirante Teodoro Pérez Calderón, quien, en
2020, cuando era jefe del Estado Mayor de la Armada, respondió a la propuesta
homicida de Vox, apoyada en aquel entonces por Pablo Casado: ‘Si cualquier barco
de guerra de España se encuentra con una patera en una situación en donde la
vida de los que están en ella está en peligro, su obligación de todo tipo,
legal, moral, es rescatarlos. Y eso es lo que se haría’. Es un principio ético
elemental, una cuestión de humanidad básica, algo de lo que tanto en el PP como
en Vox andan más bien en pañales. Del cristianismo, si eso, ya hablamos otro
día”.
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