David Torres escribe bajo
este título en Público el hecho que no admite duda alguna que el capitalismo ha
degenerado en una religión y que el mundo está dominado por el culto a Mammón y
al Becerro de Oro. “No hay más que ver los edificios de las Bolsas desperdigados
por el mundo entero con sus sacerdotes trajeados y sus símbolos: las campanas
sonando a rebato para llamar a los fieles a la iglesia, los euros impresos con
vidrieras y pórticos de catedrales, y los dólares adornados con esta descarada
divisa satánica: ‘En Dios confiamos’. De vez en cuando, los arzobispos del
dinero dejan que un seglar toque la campana y se divierta un rato: así Rodrigo
Rato tuvo el orgasmo de su vida anunciando en Madrid la salida a Bolsa de
Bankia, un campanazo que marcaba la enésima hinchazón de la burbuja
inmobiliaria y la caída de Rato escaleras abajo.
“Esta semana los amos del
cotarro financiero permitieron que Javier Milei hiciera el bobo con la campana
de Wall Street, una foto histórica en la que se lo veía más feliz que un niño,
más feliz que Rato incluso. Las campanas y los bobos siempre van de la mano. El
rostro del presidente argentino -los ojos enloquecidos, la sonrisa desquiciada
y un brazo alzado esgrimiendo el mazo para golpear la campana- parece calcado
al de Jack Torrance, el personaje de Jack Nicholson en El resplandor, tirando
una puerta a hachazos. Al otro lado de la puerta está Argentina, devastada por
la peor crisis en dos décadas, una inflación galopante, protestas callejeras y
un incendio pavoroso en la provincia de Córdoba que ha devorado ya más de
cuarenta mil hectáreas.
“Todo eso le importa tres
mierdas a Milei, que no para de sacar millones en reservas oro del país y de
hacer viajes con su hermana Karina a costa del erario público, como si fuese un
presidente socialista de ésos que criticaba tanto antes de arramblar con el
cargo. Por momentos, la relación entre los dos hermanos recuerda más y más la
que había entre Elena y Nicolae Ceaucescu. Quizá por eso, para despistar, el
presidente argentino se ha traído también de propina a Nueva York una buena
ristra de ministros. Total, van a gastos pagados y en Argentina tampoco es que
estuvieran haciendo mucho. Encaramados todos juntos en el epicentro de Wall
Street, parecían una barra brava o una excursión de paletos.
David Torres concluye
que, en su periplo neoyorquino, Milei tuvo tiempo de encontrarse con uno de sus
patrocinadores internacionales, Elon Musk, con quien se hizo otra foto de las
suyas, mostrando los pulgares y riendo a carcajadas, encantado de que Argentina
se esté yendo al carajo. “No deja de ser curioso que, mientras Musk, al igual
que Jeff Bezos, parece un supervillano de la saga de James Bond; Milei, Ayuso,
Bolsonaro y Trump podrían desfilar en un congreso de enemigos de Batman: el
Joker, Hiedra Venenosa, el Espantapájaros, el Pingüino. Por desgracia, James
Bond no está ni se le espera y Batman, el millonario, también está para que lo
encierren en un psiquiátrico. Fue terminar Milei su discurso a lo Leonardo Di
Caprio en El lobo de Wall Street y las acciones argentinas cayeron más de tres
puntos. Ya hay millones de votantes arrepentidos de haberlo votado, pero
tranquilos, que van a tener más motivos para arrepentirse de haberle entregado
el mazo”.
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