Juan Tortosa reconoce en
Público que la inmigración es necesaria. A acepta que Pedro Sánchez proclamase
esta verdad indiscutible en su gira africana de la semana pasada y que, acto
seguido Núñez Feijóo, se le tiró a la yugular acusando al presidente del
Gobierno de azuzar el “efecto llamada”. A partir de ahí, el enredo es infinito.
“Me tienen muy harto los unos y los otros con este ridículo teatrillo. Los dos
grandes partidos del 78 mienten más que hablan, porque tanto PP como PSOE saben
que con las mafias no se acaba de un día para otro. Y las mafias existen porque
la demanda existe. Los acontecimientos, como sucede siempre, van por delante de
la capacidad de gestionarlos y quienes a día de hoy hablan de deportaciones
masivas o de regulación urgente dejan al descubierto su impotencia para plantar
cara de manera democrática a uno de los filones más jugosos con que cuentan
xenófobos y fascistas”. (…) Escribe que la dejadez de muchos años, el exceso de
confianza del bipartidismo durante tanto tiempo, ha dejado crecer el monstruo. “Hasta
que la inmigración no ha aparecido en los sondeos como una de las
preocupaciones fundamentales de los ciudadanos, los dos principales partidos de
nuestro país no se han puesto a la tarea. Y lo están haciendo de la peor manera
posible, a tortazo limpio entre ellas, diciendo un día una cosa, al siguiente,
la contraria y siempre con la vista puesta en las encuestas porque, en el
fondo, el problema en sí se las trae al pairo. Lo que cuenta es la curva
estadística donde se refleja la intención de voto, los datos, las
prospecciones.
“El PP continúa creyendo
que siendo más facha cada día les irá mejor, solo así se entienden desatinos
como el tuit de García Albiol criminalizando a un grupo de inmigrantes que
viajaba en un barco desde Baleares a Barcelona y el refrendo de Cuca Gamarra
ponderando la valentía del alcalde de Badalona al poner por escrito lo que
muchos en su partido piensan. Esto ha sido declarado nada menos que por la
secretaria general del principal partido de la oposición. ¡Ea! Encuestas,
encuestas, encuestas, utilicemos el miedo para llegar al poder, que no nos
quiten los votos aquellos que son más ultras que nosotros todavía, cuando
gobernemos ya veremos, y entonces si conviene decir lo contrario, pues se dice.
Claro que no les hace falta llegar al poder para eso: el portavoz parlamentario
Miguel Tellado que en su día reclamó, no lo olvidemos, la intervención de la
Armada, ya se encarga de soltar a diario una cosa o la contraria según por
donde venga el viento. Terrible.
“Terrible sobre todo
porque jugar con la inmigración no se puede ni se debe. Ni en broma, ya se esté
en Gobierno o en el principal partido de la oposición. Como escribía el otro
día el colega Ángel Munárriz, parece como si hubiéramos tomado nota de todos
los errores cometidos durante años en el resto de Europa a propósito del debate
migratorio... para acabar cometiéndolos ahora también aquí. Cuando, como repite
una y otra vez Fernando Clavijo, presidente canario que gobierna con el PP, ‘la
inmigración no es un problema político ni territorial; es un drama humanitario’.
“No es que rechazar a los
inmigrantes sea un pecado grave, como acaba de decir el Papa Francisco,
aportando así su particular guinda a este peliagudo asunto, es que los
inmigrantes son necesarios. Los estudios hablan de 24 millones en España para
dentro de 30 años si queremos sostener la actividad económica, la fiscalidad,
las pensiones... Los partidos políticos lo saben, entonces, ¿a qué juegan? ¿A
demonizar solo a los africanos que llegan en patera? Cuando Santiago Abascal
sostiene que tendremos que defendernos por nosotros mismos, ¿se refiere acaso a
hacerlo frente a las decenas de miles de ricos latinoamericanos que sacan el
dinero de sus países de origen y compran pisos a mansalva en el madrileño
barrio de Salamanca? ¿o a los fondos buitre? ¿o a las empresas extranjeras que
hacen caja aquí y pagan sus impuestos en países menos estrictos? (…)
“Como no se le pueden
poner puertas al campo, intentar ganar votos y elecciones a costa de la
deshumanización o la falta de solidaridad con los más débiles es, además de una
infamia, pan para hoy y hambre para mañana. El Gobierno y el principal partido
de la oposición tienen la obligación de coger ese toro por los cuernos. Ya. El
odio fascista no puede acabar ganándole la partida a los derechos humanos”.
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