David Torres confirma que
la reciente victoria de Herbert Kickl, líder del FPÖ en Austria, tiene un eco
siniestro con la de Hitler en las elecciones federales de 1933, un amargo y
sanguinario triunfo de la democracia que casi nadie quiere recordar por razones
obvias. “Al tío Adolf, el mayor genocida de la humanidad, lo tenemos catalogado
como dictador, olvidando que llegó al poder gracias a unas elecciones
democráticas, en un país trufado de institutos, universidades y laboratorios,
aupado por un electorado al que se puede calificar de cualquier cosa excepto de
inculto
“Los parecidos se diluyen
un poco al examinar la situación al detalle: el incendio del Reichstag, del que
se acusó falsamente a los comunistas, el miedo a una guerra civil y la ceguera
del mariscal Hindenburg. Sin embargo, al igual que el FPÖ, los nazis de 1933 no
consiguieron la mayoría absoluta y tuvieron que contar con el apoyo del Zentrum,
liderado por el sacerdote católico Ludwig Kaas. Pese a su victoria en las
urnas, de momento nadie quiere un gobierno presidido por Kickl, ni los
liberales, ni los socialdemócratas, aunque los populares del OVP, con el actual
canciller Karl Nehammer al frente, ya se lo están pensando. A ver, son
populares por algo. En cuestiones históricas, nadie dijo que el presente sea un
calco exacto del pasado, sino que la Historia se repite. En este caso, Austria
repite el circo siniestro de Alemania en 1933 hasta el punto de que Kickl
insiste en ser nombrado Volksanzer, ‘canciller del pueblo’, un palabro que
apesta a nazismo por los cuatro costados.
David Torres dice no recordar
donde leyó eso de que no es que la Historia se repita, sino que los
historiadores se copian unos a otros. “Si esto es así, últimamente los
historiadores de moda han debido darse un atracón de alubias con chorizo,
porque, la verdad, se repiten muchísimo. La reciente victoria de Herbert Kickl,
líder del FPÖ en Austria, tiene un eco siniestro con la de Hitler en las
elecciones federales de 1933, un amargo y sanguinario triunfo de la democracia
que casi nadie quiere recordar por razones obvias. Al tío Adolf, el mayor
genocida de la humanidad, lo tenemos catalogado como dictador, olvidando que llegó
al poder gracias a unas elecciones democráticas, en un país trufado de
institutos, universidades y laboratorios, aupado por un electorado al que se
puede calificar de cualquier cosa excepto de inculto.
“Los parecidos se diluyen
un poco al examinar la situación al detalle: el incendio del Reichstag, del que
se acusó falsamente a los comunistas, el miedo a una guerra civil y la ceguera
del mariscal Hindenburg. Sin embargo, al igual que el FPÖ, los nazis de 1933 no
consiguieron la mayoría absoluta y tuvieron que contar con el apoyo del
Zentrum, liderado por el sacerdote católico Ludwig Kaas. Pese a su victoria en
las urnas, de momento nadie quiere un gobierno presidido por Kickl, ni los
liberales, ni los socialdemócratas, aunque los populares del OVP, con el actual
canciller Karl Nehammer al frente, ya se lo están pensando. A ver, son
populares por algo. En cuestiones históricas, nadie dijo que el presente sea un
calco exacto del pasado, sino que la Historia se repite. En este caso, Austria
repite el circo siniestro de Alemania en 1933 hasta el punto de que Kickl
insiste en ser nombrado Volksanzer, ‘canciller del pueblo’, un palabro que
apesta a nazismo por los cuatro costados”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario