
Helena Marguerit, redactora
de vídeo en Público, graduada en Comunicación, Máster en Fotoperiodismo y
Documentalista, se preguntaba hace 10 días en Público por qué se apagó la luz
en toda la Península. Y así trata de explicarlo. “Cómo muchos otros sectores,
el eléctrico tampoco se libra del abuso de poder ni de las famosas puertas
giratorias. La red eléctrica en España está controlada por un oligopolio de
compañías privadas que, como todas las empresas, tiene como objetivo su propio
beneficio económico. Por eso, el apagón del pasado 28 de abril no fue una
crisis técnica, sino una señal sobre el poder que ejercen unas pocas compañías
sobre un servicio que debería ser de la ciudadanía. ¿Qué papel juega el
Gobierno en la red eléctrica? El estado tan solo posee el 20% de Red Eléctrica
de España, la empresa que gestiona el transporte de la energía en el país. En
este reportaje exploramos cómo funciona el sistema eléctrico en España, cómo se
reparte el poder y la vulnerabilidad de la red pese a ser una de las más
robustas de Europa. El modelo energético actual de España es mixto. Las energías renovables generan
la mitad de la electricidad, pero la otra mitad del mix energético sigue
dependiendo de fuentes no renovables, como la energía nuclear. Y el gas
sigue siendo el gran comodín. ¿Se puede avanzar a un sistema totalmente
renovable con un sistema altamente privatizado?” Así es, según Begoña P.
Ramírez, el lobby eléctrico que abastece (y pone en riesgo) a España. “Redeia, el
grupo en el que se integra Red Eléctrica, gestor del sistema eléctrico en el
punto de mira desde el gran apagón, ha sido un bocado lo bastante apetitoso
como para atraer a Amancio Ortega y al fondo de inversión Blackrock a su
cartera. Incluso después del cero absoluto del 28 de abril, dueño de Inditex
que entró en Redeia en 2021, ha aumentado su participación tras comprarle al
fondo estadounidense un pequeño paquete de acciones, y se ha convertido en su
primer inversor privado. A pesar de su dependencia regulatoria y de las dudas
sobre su responsabilidad en el fundido a negro de todo el país, la compañía es
un valor seguro, ofrece un dividendo constante a sus accionistas: “Se trata de
una inversión de bajo riesgo, de una empresa que no tiene problema de mercado”,
resume Jorge Fabra Utray, economista y expresidente de Red Eléctrica. Pero no
sólo constante, sino también generoso. En la última década, ha distribuido
5.394,4 millones de euros entre sus accionistas, de acuerdo con las cifras que
publica la compañía en sus informes anuales. Parcialmente privatizada en 1999,
el dividendo no ha hecho más que crecer desde entonces. Si en 2002 pagó 64,74
millones de euros, en 2020 alcanzó la cifra récord de 566,77 millones. En cada
uno de los últimos cuatro ejercicios ha rozado los 540 millones, los únicos
años en que ha sufrido una ligera bajada. Es decir, desde 2002 hasta 2024 ha
multiplicado sus dividendos por ocho. Semejante reparto ha sido posible porque
Redeia no ha dejado de tener beneficios, que también han sido crecientes. Los
95,95 millones de 2002 se transformaron en unos 718 millones de récord en 2019.
Sólo el año pasado pegó un bajón del 46%, hasta los 368,4 millones, tras la
venta de Hispasat a Indra.

Amancio Ortega se convierte en el
principal accionista privado de Red Eléctrica en plena polémica por el apagón.
El grupo en el que se
integra Red Eléctrica, el gestor del sistema eléctrico en el punto de mira
desde el gran apagón, ha sido un bocado lo bastante apetitoso como para atraer
a su cartera a Amancio Ortega y al fondo de inversión Blackrock. Incluso
después del cero absoluto del 28 de abril, el dueño de Inditex, que entró en
Redeia en 2021, ha aumentado su participación tras comprarle al fondo
estadounidense un pequeño paquete de acciones, y se ha convertido en su primer
inversor privado. A pesar de su dependencia regulatoria y de las dudas sobre su
responsabilidad en el fundido a negro de todo el país, la compañía es un valor
seguro, ofrece un dividendo constante a sus accionistas: “Se trata de una
inversión de bajo riesgo, de una empresa que no tiene problema de mercado”,
resume Jorge Fabra Utray, economista y expresidente de Red Eléctrica. Pero no
sólo constante, sino también generoso. En la última década, ha distribuido
5.394,4 millones de euros entre sus accionistas, de acuerdo con las cifras que
publica la compañía en sus informes anuales. Parcialmente privatizada en 1999,
el dividendo no ha hecho más que crecer desde entonces. Si, en 2002, pagó 64,74
millones de euros, en 2020, alcanzó la cifra récord de 566,77 millones. En cada
uno de los últimos cuatro ejercicios ha rozado los 540 millones, los únicos
años en que ha sufrido una ligera bajada. Es decir, desde 2002 hasta 2024, ha
multiplicado sus dividendos por ocho. Semejante reparto ha sido posible porque
Redeia no ha dejado de tener beneficios, que también han sido crecientes. Los
95,95 millones de 2002 se transformaron en unos 718 millones de récord en 2019.
Sólo el año pasado pegó un bajón del 46%, hasta los 368,4 millones, tras la
venta de Hispasat a Indra.

Joorge Fabra, miembro fundador de Economistas
Frente a la Crisis.
Ya antes del apagón, su
plan de inversiones entre 2021 y 2025 sumaba 4.200 millones de euros. El pasado
febrero, Redeia presumía del “esfuerzo inversor sin precedentes en la historia
de la compañía”, alcanzado en 2024: 1.104,9 millones de euros. De esa cantidad,
976,3 millones los ha dedicado al “desarrollo y refuerzo de la red de
transporte a través de la construcción de nuevas líneas, subestaciones y
renovación de activos”. También destaca la empresa las mejoras en las
interconexiones con Francia y Portugal, a través del Golfo de Bizkaia y con
nuevas subestaciones en Galicia. De hecho, y pese a reconocer que la venta de
Hispasat –725 millones de euros– le ha supuesto una
minusvalía contable de 137 millones, Redeia mantenía entonces que la operación
reforzaba su posición financiera para desplegar la infraestructura planificada
hasta 2030 y, por tanto, “la ejecución de un gran volumen de inversiones”. “En
los años 80 y 90 Red Eléctrica era la empresa que más invertía en España”,
explica Jorge Fabra, que en esa época presidía la compañía, aún en manos
públicas, “lo que le permitió construir una red nacional a partir de las redes
privadas de las eléctricas”. Ahora el problema es que, con el cierre de las
nucleares y la generación a partir de renovables, aumentarán las solicitudes de
conexión a la red, y las cifras previas de inversión podrían quedarse cortas. Jorge
Fabra no ve problemático que una empresa que él considera pública, aunque sólo
el 20% de su capital pertenezca a la SEPI, reparta dividendos de forma tan
generosa. “Tampoco que se financie en los mercados internacionales –destaca– porque
la Constitución deja claro que el Estado es un actor económico como cualquier
otro”. El Gobierno, en cambio, no ha
dudado en calificar a Red Eléctrica de “operador privado” e incluso ha abierto
un expediente para depurar responsabilidades. Cuando Pontegadea, la sociedad inversora
de Amancio Ortega, entró en el capital de Redeia hace cuatro años, explicó que
la operación cumplía los “exigentes criterios” que aplica a todas sus
inversiones. “Supone la incorporación a nuestro portfolio de un activo de
calidad en el que tenemos vocación de permanencia a largo plazo: una compañía
del sector de las infraestructuras energéticas con una adecuada estrategia
medioambiental, social y de buen gobierno”. Y, en 2024, Redeia le permitió
ingresar 27 millones de euros.

Otros comentarios,
imágenes, fotos y fotomontajes:
La imagen del rey rodeado de banderas republicanas que no ha pasado desapercibida 'Poesía para la vista'.
La imagen del fin de la semana
pasada no tiene que ver con el clásico de fútbol, ni tampoco con las fotos que
publicaron algunos medios sobre la manifestación ultra de Colón. Es la imagen
de los reyes, Felipe VIº y de la reina Letizia. El baño de masas republicano de los reyes no fue probablemente lo que alguien
esperaba encontrarse este fin de semana, pero también hay sorpresas agradables.
No todo van a ser concentraciones de ultras. También hay sorpresas agradables.
No todo van a ser concentraciones de ultras, rodeado de banderas republicanas. Ocurrió
el pasado domingo, 11 de mayo, durante el acto en memoria de los republicanos
españoles que fueron asesinados en el campo de concentración de Mauthausen. Y
los reyes caminaron entre banderas republicanas con cánticos de “Viva la
República” y “España, mañana, será republicana”. Y colocan una ofrenda en el
antiguo campo de concentración nazi de Mauthausen (Austria), donde murieron 5.000
españoles antes de que fuerzas aliadas liberasen el campo en 1945. El baño de
masas republicano del rey Felipe VI y la reina Letizia no era probablemente lo
que alguien esperaba encontrarse este fin de semana, pero también hay sorpresas
agradables. No todo van a ser concentraciones de ultras. (Tremending)

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la reunión del Comité
Ejecutivo Nacional del partido. Jesús Hellín. Europa PressHay muchas cosas que
caracterizan a Alberto Núñez Feijóo. El carisma, el sentido del humor y la espontaneidad
no son algunas de ellas. El líder del PP ha intentado hacer un amago de chiste
para anunciar el congreso nacional de su partido, recordando el cónclave para
elegir al nuevo papa. “Vamos a pasar del cónclave del Papa a cónclave del PP”,
ha señalado en la rueda de prensa donde ha hecho el anuncio. Pasemos de largo
el delivery más soso que un roscón sin relleno para señalar la cuestión
primordial: el cónclave tiene lugar para sustituir al papa. Haciendo el
paralelismo, el papa del PP es Feijóo. El bochorno por el chiste forzado, el
aplauso por compromiso de la sala y, en definitiva, por toda la situación en
general, el momento ha sido muy comentado entre la plantilla de cardenales
tuiteros. (Tremending)
José 'Pepe' Mujica, expresidente
de Uruguay, fallecido el pasado martes, a los 89 años.
El exmandatario, uno de
los principales referentes de la izquierda latinoamericana en las últimas
décadas, había anunciado hace más de cuatro meses que el cáncer que le fue
descubierto en el esófago se le había extendido al hígado y que no iba a
recibir un nuevo tratamiento. “Me estoy muriendo y el guerrero tiene derecho a
su descanso”, dijo entonces. Mujica fue el candidato presidencial del Frente
Amplio y ganó las elecciones de noviembre de 2009. Donó casi el 90% de su
sueldo como presidente a fondos de ayuda social y siguió viviendo en su modesta
chacra (finca rural), en Rincón del Cerro, junto a Lucía Topolansky,
extupamara, luego diputada, senadora y vicepresidenta. A sus 80 años dejó la
presidencia, pero nunca la militancia. “Me iré con el último aliento y donde
esté estaré por ti, contigo, porque es la forma superior de estar con la vida.
Gracias, querido pueblo”, dijo a una multitud. Mujica provenía de un país
pequeño, pero su proyección tuvo alcance mundial. Se convirtió en una voz
respetada y en un referente político. Su legado quedará marcado por su
característico hablar pausado y a veces deslenguado, sus reflexiones serenas y
su franqueza. Se definía como un estoico en el plano filosófico. “Y eso no
encaja en el mundo de hoy, soy consciente”, reconoció en una de sus últimas
entrevistas. En abril de 2024, el expresidente uruguayo anunció en una rueda de
prensa que le habían detectado un tumor en el esófago. Durante los meses posteriores,
se mantuvo en gran medida alejado de los eventos públicos, aunque intervino en
varios actos de su partido político, de nuevo en el poder tras ganar las
elecciones del pasado mes de noviembre. Las contadas apariciones de Mujica
sabían a despedida. En ellas aseguraba estar peleando con la muerte,
“absolutamente convencido y consciente”. “Soy un anciano que está muy cerca de
emprender la retirada de donde no se vuelve, pero soy feliz porque están
ustedes, porque cuando mis brazos se vayan habrá miles de brazos sustituyendo
la lucha”, dijo ante una multitud en el cierre de campaña en octubre. “Hasta
siempre, les doy mi corazón”.
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¡HASTA LA VICTORIA, PEPE! ¡El más grande de los nuestros, el más sabio de los zurdos! (Antonio Tello)Hoy nos toca despedir a
un hombre sencillo, pero con un corazón tan grande como su pueblo. Queremos
publicar este vídeo para decir 'hasta luego' a José “Pepe” Mujica. Desde ese
umbral donde se presiente la despedida, habló con la calma de quien sabe que su
tiempo en la tierra es finito, pero con la certeza de que su legado perdurará.
“El verdadero cambio surge de la esperanza, del trabajo compartido y de la
capacidad de unirnos frente a la adversidad.” Con estas palabras, Pepe nos
recordaba que nunca debemos ceder al odio. Porque el odio divide; la esperanza,
en cambio, construye. Cada uno de nosotros puede ser constructor de puentes: en
nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestra patria. Rechazar el odio
es el primer paso —y el más valiente— para seguir caminando hacia un futuro
mejor. Un futuro que será de todas y de todos. Un futuro al que llegaremos de
la mano, trabajando codo a codo, en el respeto al otro y en el amor por la
libertad. Hoy no solamente lloramos su partida: celebramos su ejemplo.
Celebramos su vida entregada a la justicia social, al diálogo y al servicio
humilde. Celebramos su confianza infinita en la capacidad de la gente sencilla
para transformar el mundo. Pepe, tu semilla de esperanza ya brota en cada
acción solidaria, en cada gesto de generosidad, en cada abrazo fraterno. Hasta
siempre, compañero. Tu voz seguirá viva en el eco de nuestras voluntades. ¡Hasta
siempre, Pepe Mujica!

Mauela, la perra de Mujica.
En 2014, cuando Pepe
Mujica ya era conocido como “el presidente más pobre del mundo”, un jeque árabe
intentó comprarle su coche. Pero no era un coche cualquiera: era su viejo Volkswagen
Fusca celeste del 87, el mismo con el que iba al trabajo, al mercado y a todas
partes. Le ofreció un millón de dólares. Un millón. Por un coche de casi 30
años. ¿Y qué respondió Mujica? “No lo vendo. A menos que me compren también
a Manuela.” Manuela era su perra mestiza, una pata menos, todo el corazón del
mundo. No lo dijo para hacer el chiste fácil. Lo dijo porque ese coche era
parte de su vida, y su vida, al igual que su perra Manuela, no se vendía. No
importaba que fuera presidente. No importaba el precio. Mujica tenía una
brújula que no se movía con el viento del dinero. Y ese tipo de lealtad —a los
afectos, a lo sencillo, a lo que no brilla en oro— es algo que no se enseña. Se
es. Ese era Pepe. Y por eso lo vamos a echar tantísimo de menos.