¿Por qué a Mónica Oltra
la tumbaron con una denuncia falsa, una campaña mediática y una operación
judicial? No fue por democracia, sino por estrategia. No era una política
cualquiera. Era la dirigente más incómoda del Botànic: señaló a la patronal de
residencias, plantó cara a la Iglesia y atacó los privilegios del PP. Por eso
el sistema la quería fuera.
En 2022, se la acusó de
encubrir los abusos cometidos por su exmarido a una menor tutelada. No había
pruebas ni delito. Pero la maquinaria mediática ya había dictado
sentencia. El caso fue amplificado por
la derecha mediática con una intensidad que ningún otro caso de violencia
institucional había recibido antes. Porque el objetivo no era justicia: era
tumbarla.
Oltra dimitió en junio de
2022. Lo hizo para no comprometer al gobierno progresista. Pero su salida dejó
huérfano a Compromís, debilitó al Botànic y desmovilizó a una izquierda social
que ya venía golpeada. Las elecciones de 2023 no las ganó el PP. Las ganó la
operación contra Oltra. Con la izquierda dividida, sin liderazgo, y con el caso
todavía abierto, el PP pactó con la ultraderecha y volvió al poder.
En febrero de 2024, el
caso fue archivado. El juez no encontró ni rastro de delito. Pero ya daba igual.
La extrema derecha estaba en las instituciones. Y València volvía a ser campo
de saqueo para el negocio privado. Desde entonces: recortes en sanidad,
desprecio a las víctimas del 9 de octubre, cultura y memoria en manos ultras.
Vuelta al ladrillo y la especulación
Todo lo que Oltra frenó…
hoy avanza sin freno. Esto no fue un error judicial. Fue un golpe blando. Una
operación para destruir políticamente a quien molestaba. El nombre es lawfare. Y
su objetivo es entregar gobiernos a quien no gana en las urnas. Nos quieren
solas, desmovilizadas y desinformadas. Pero no lo vamos a permitir. Únete a
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oscuros. Solo de ti. Porque cuando la justicia se convierte en arma, la
democracia no se defiende sola.
(Spanish Revolution)