sábado, 26 de enero de 2013

El escándalo de Bárcenas, los sobresueldos cobrados bajo mano y el tiempo de silencio de Rajoy.


Ha hecho tanto frío durante la semana pasada que hay quien ha visto a algunos políticos poniéndose las manos en sus propios bolsillos. Es el último chiste contado a raíz de últimas las revelaciones en torno los 22 millones que Luis Bárcenas, ex tesorero del PP, tenía en una cuenta de Suiza. Y de los sobresueldos cobrados bajo mano por altos cargos del PP. Lejos de calmar el panorama, el huracán levantado amenaza con encender aún más las brasas semiapagadas. Pero, antes de adentrarnos en este tema nacional, preferimos alejarnos de España y comprobar lo escrito durante esta semana en los periódicos más importantes del mundo. Algunos hablan de “bomba” para el PP. El Financial Times asegura que el escándalo salpicó al presidente español, que intentó distanciarse. La crónica de Miles Johnson subraya: “Mariano Rajoy ha ordenado una investigación sobre las cuentas de su propio partido, apresurándose a distanciarse de las otras acusaciones de su ex tesorero, quien dirigió un sistema de pago de sobornos en efectivo a funcionarios de alto rango. La intensificación del escándalo amenaza con perjudicar la credibilidad del gobierno de Rajoy en un momento en el que está obligando a aceptar drásticos recortes del gasto público. La tasa de paro continúa en el 25% y la indignación va en aumento con los sucesivos casos de corrupción de políticos y de la élite empresarial española”. The Wall Street Journal asegura también que dicho escándalo podría minar el apoyo a Rajoy y su capacidad para seguir recortando el déficit. El artículo, de Ilan Brat y Christopher Bjork, sostiene: “El presidente español ordenó una auditoría de las cuentas de su partido, intentando acallar un escándalo de su política financiera que podría minar en el futuro el apoyo a su año de gobierno. Se incrementa la preocupación ciudadana por la supuesta corrupción en partidos en todo el espectro político. A pesar de que su partido conserva una mayoría absoluta parlamentaria, algunos analistas han advertido de que la popularidad del presidente está descendiendo y podría obstaculizar la capacidad del Gobierno para continuar recortando gastos de servicios públicos como Educación y Sanidad y evitar el déficit presupuestario español”. La oposición, según Fox News, presiona a Rajoy para que dé explicaciones. “Los partidos de la oposición española exigen a Rajoy que comparezca ante el Parlamento para explicar cómo un ex tesorero del partido de gobierno acumuló 22 millones de euros en una cuenta bancaria en Suiza, último escándalo de corrupción que ha sacudido al país golpeado por la recesión. Aunque no se han hecho arrestos ni presentado cargos, el escándalo está afectando a Rajoy, que exige grandes sacrificios de los españoles mientras el país lucha para salir de la recesión con un desempleo del 25%”.


Bárcenas, en la prensa alemana,el Frankfurter Allgemenine Zitung. Le Soir lo ve como un asunto que envenena a Rajoy. El texto de su corresponsal, Guillaume Bontoux, explica: “El PP se ve afectado por un escándalo de corrupción y de tesorería oculta. Pero muchas sombras rodean las revelaciones realizadas por El Mundo. La dirección del PP deberá explicar, por ejemplo, por qué Luis Bárcenas ha seguido beneficiándose de un coche, de una oficina y de una secretaria en la sede nacional del partido que habría abandonado en 2010. También se plantea la hipótesis de un chantaje de Luis Bárcenas. Excedido por la falta de apoyo de los responsables del PP, Bárcenas apueste quizás por revelar públicamente lo que sabe. Las consecuencias serían impredecibles”. Les Echos explica que los pagos a dirigentes del PP transtornan a la derecha española. “Según El Mundo, los actuales dirigentes del partido estaban al corriente de los sobres ya que Mariano Rajoy habría pedido a Dolores de Cospedal, Secretaria General del PP, que pusiera fin a ello. Del lado del ejecutivo y de la actual dirección del partido conservador, el discurso oficial es mantenerse ‘ignorante de los hechos’. Y, cuando las revelaciones sobre los escándalos de corrupción se multiplican en España, los españoles desconfían cada vez más de la esfera política”. Para el Frankfurter Allgemeine Zeitung, se agrava el escándalo de corrupción en el partido del presidente. La crónica de Leo Wieland dice: “El público español, que en el sexto año de crisis se encuentra desplumado por el Gobierno y por Hacienda en todas partes, observa los tejemanejes en las instituciones del Estado con un creciente malestar. La reputación de la `clase política´ ya estaba por los suelos antes de que se descubrieran las arcas y cuentas clandestinas del tesorero del Partido Popular. No obstante, esto debilita ahora aún más a Rajoy, quien, de por sí, ya no puede concentrarse del todo en las reformas económicas por las reclamaciones catalanas. Con la caso Bárcenas, podrían volver a abrirse incluso los conflictos en su partido que, hace tiempo, se creían superados.” De Volkskrant apunta que el dinero negro crea problemas a Rajoy. Y asegura: “No los problemas económicos, sino la corrupción en sus propias filas es lo que ha sumido al Gobierno del presidente Rajoy en una crisis. El partido conservador está involucrado en un escándalo cada vez más intenso en torno al pago de dinero en negro a miembros de la dirección del partido. Esas prácticas, al parecer ya se introdujeron en tiempos de José María Aznar. Rajoy habría puesto fin a estas pagas en 2009, el año en que empezó la investigación de Garzón”.


Rajoy, a la expectativa. “La Republica” titula que los fondos ocultos de `Don Vito´ ponen en líos a Rajoy. “En la investigación del caso Gürtel se habían visto implicados también personajes de primer plano de la cúpula del PP. Ahora sale a relucir la ‘madre de todas las pruebas’, las cuentas en Suiza del ex tesorero que habrían servido precisamente para ocultar el pago de comisiones. Para calmar, sobre todo a los electores, Rajoy jura que no sabe nada del dinero de su ex tesorero en Suiza”. Il Fatto Quotidiano apunta que es “El Mundo” quien ha hundido el cuchillo en la llaga, “revelando que, durante años, Bárcenas pagó sueldos extra, en negro, a la mayor parte de los altos dirigentes del partido: entre 5.000 y 15.000 euros al mes por cabeza, en billetes de banco y en sobre cerrado. En suma, no es difícil comprender por qué Bárcenas va diciendo por ahí que, si los suyos no hacen todo lo posible por evitarle la cárcel, comenzará a lanzar `bombas atómicas´”. Gazeta Wyborcza habla del cuchillo de la corrupción en la espalda de la derecha española. Y asegura: “¿Cómo es posible que Mariano Rajoy no supiera nada de las prácticas de su tesorero? ¿Cómo puede contar con que el país, hundido por la crisis, le vuelva a confiar? Preguntan los medios de comunicación españoles. En todo el país se están llevando a cabo investigaciones anticorrupción contra 300 políticos de diferentes partidos y niveles. Para el presidente del gobierno la revelación de estas cuentas es un cuchillo clavado en la espalda” De Tijd habla de una bomba bajo el partido gubernamental español. Y resalta: “Los casos de corrupción regionales del PP y los densos nubarrones que se acumulan encima del partido gubernamental colocan al presidente Rajoy en una situación incómoda, ya que lleva al frente del PP desde 2004. Aunque no haya recibido dinero negro de Bárcenas, cabe preguntarse hasta qué punto estaba al corriente de posibles prácticas ilegales en el seno de su partido. El caso Bárcenas podría consumir el crédito del que disfruta el presidente Rajoy entre la población. Un crédito que ha ido menguando con el paso del tiempo”.


Libération señalaba que la derecha española está sumida en el escándalo. La crónica de su corresponsal, François Musseau, dice: “Nombre en clave: `Luis, el Cabrón´ o ‘Luis, el Sucio’. Es gracias a este apodo, que aparece, en la transcripción de las conversaciones, que la Justicia española –y los investigadores anticorrupción– han identificado al que ha sido, durante 28 años, miembro eminente del Partido Popular (ahora en el Gobierno), y 20 como tesoro. El sexagenario Luis Bárcenas alto, delgado y de amplias espaldas, había tenido que dimitir de sus funciones en 2009, implicado en el escándalo Gürtel, un gigantesco asunto de corrupción… Desde entonces, se mostró discreto, y los tribunales no pudieron nada contra él. Hasta que el juez de Instrucción Pablo Ruz, gracias a una comisión rogatoria, se dio cuenta que había amasado una fortuna considerable. Unos 22 millones fueron localizados en una cuenta en Suiza, una cantidad que el salario del ex tesorero del PP no podía explicar. De la misma fuente, durante al menos una decena de años, el tesorero del PP repartió sobres a mano, conteniendo dinero líquido (entre 3000 y 10.000 euros jamás declarados al fisco)… Ayer, el jefe del Gobierno, Mariano Rajoy anunció una auditoria externa en la tesorería del PP para demostrar que las cuentas son de ahora en adelante sin tachas. Sea lo que sea, en plena recesión y ahora que el país cuenta con más de 6 millones de parados, este escándalo llega en el peor de los momentos para un gobierno que ha cimentado toda su política sobre la austeridad presupuestaria”.


De Cospedal y Luis Bárcenas conversan en los pasillos del Senado.

Fue a mediados de 2007 cuando el cabecilla de la red Gürtel, Francisco Correa, sentado a la mesa que habitualmente tenía reservada en el bar del hotel Fénix, de Madrid, sacó a relucir su turbia relación con el extesorero del PP Luis Bárcenas. Su interlocutor, José Luis Peñas, exconcejal del PP de Majadahonda, uno de sus hombres de confianza, llevaba tiempo grabándole. Esa grabadora hizo estallar el caso Gürtel. En ella, Correa se jactaba, entre otras cosas, de haber llevado a Bárcenas “mil millones de pesetas”, tanto a su “casa” como a “Génova”. No obstante, Bárcenas siempre mantuvo que Correa mentía y que él nunca había recibido dinero del cabecilla de la trama. Tras investigarle durante un año, el Supremo remitió las diligencias al juez del Tribunal Superior de Madrid, Antonio Pedreira, después de que Bárcenas, en abril de 2010, abandonara su acta de diputado. Bárcenas llegó a sembrar dudas en Pedreira alegando que las iniciales de “Luis el Cabrón” o “L. B.” que aparecían en la caja B de Correa como destinatario de comisiones no pertenecían a él. Pedreira acabó exculpando a ambos, pero la Audiencia Nacional volvió a imputarles. Sucedió cuando el actual instructor de Gürtel, el juez Pablo Ruz, activó la comisión rogatoria a Suiza que le pidió la Fiscalía Anticorrupción para indagar el patrimonio del extesorero en el país helvético. Y descubrió que Bárcenas sí tenía dinero en Suiza. A finales de 2007, llegó a disponer de un saldo de 22 millones de euros. Nada más estallar Gürtel, en 2009, vació la cuenta para que los jueces no las bloquearan, como hicieron con otras cuentas de Correa. Después de este escándalo, el diario “El Mundo” publicó que la cúpula del PP cobró, durante años, complementos de sueldo en efectivo y en sobres que se repartían de una contabilidad B del partido. Ese mismo día, “El País” publicaba que Luis Bárcenas disponía aún de un despacho en Génova al que acudía habitualmente y en el que guardaba documentos. El caso Bárcenas provocó un escándalo monumental en el PP y empujó a sus dirigentes a prometer que se revisarían todas las cuentas presentes y pasadas del partido.


Jorge Verstringe, exsecretario general de Alianza Popular (entre 1979 y 1986), partido fundado por Manuel Fraga que luego se convirtió en Partido Popular, ofrece, en una entrevista (Eldiario.es, el viernes, 18 de enero), más datos sobre el personaje en cuestión. “Aquí ha pringado hasta el apuntador –dice Verstrngue–. En aquellos años de la reinstauración democrática comenzaron las primeras prácticas ilegales de financiación de los partidos, coincidiendo con el inicio de la carrera de Luis Bárcenas en el partido del que terminaría siendo tesorero y senador. Unos años en los que, supuestamente, el PP pagó sobresueldos en dinero negro a parte de su cúpula y en los que Bárcenas ha acumulado hasta 22 millones de euros en Suiza. Llegó con Ángel Sanchís, en 1980, y era su empleado. Y, por lo visto, siguen con una relación profesional y comercial. Ahí no había fraude a Hacienda. Todos declarábamos, nosotros y los que los pagaban. Pero, si se decía que a un curso asistían 120, sólo se remuneraba a 80 y el dinero restante iba al partido. Otra cosa es el dinero B, que también llegaba, a todos. Eléctricas, bancas, particulares, industria pesada, empresas... El Tribunal de Cuentas te pedía las cuentas de la campaña. Presentabas las facturas y el gasto total, pero, a veces, no cuadraban las cifras porque el gasto era superior. Entonces, te llamaba el Tribunal de Cuentas y te decía que te inventaras unas facturas: lo que querían era que cuadraran las cuentas. Y te las inventabas para que cuadraran. La vida es así… Entre 1986-88 se fue pagando el dinero que se debía, y sólo puedes pagar retrocomisiones cuando estás sin deudas. Entonces, la ley era muy laxa y había que buscarse la vida. Yo no me quería ocupar de los temas económicos. En aquella época, si venía alguien que quería donar dinero y no quería figurar, o se lo tomabas en B para que no figurara, o no te lo daba. Ahora, quien cobra un sobresueldo no puede declararlo a Hacienda. El partido comete un fraude, y el que lo recibe también. Lo que ha ocurrido aquí es que un equipo se ha hecho con el poder económico del partido y, lentamente, ha ido poniendo la cúpula del partido para su mantenimiento. Los políticos no son corruptos, pero las cúpulas de los grandes partidos, sí. Es corrupistán”.


En el programa televisivo “Las mañanas de la Cuatro”, Jorge Verstringe dice que el reparto de sobres empezó, al parecer, en el 88. “Cuando era secretario general del PP, teníamos un equipo dedicado a falsificar facturas… En todos los partidos políticos hay donantes, sean empresas, instituciones, personas, que no desean figurar como donantes. Evidentemente, lo que tú no puedes hacer en ese momento es declarar ese dinero. Por la sencilla razón que la persona que te lo da dice que no se declare. En todas partes, en virtud del sistema de financiación de partidos políticos, es así. Luego, el uso que se hace de ese dinero es otra historia. Puede ir a campañas, puede ir a trabajos de infraestructura de las sedes... O se puede repartir en sobrecitos”. En Eldiario.es, Verstringe corrobora: “Los que han cobrado están acojonados. Los que han pagado, como Bárcenas, se defienden como pueden; y los que miran para otro lado, esperan que corra el escalafón. Si a Bárcenas no se le resuelve el tema, que ya me dirás cómo, va a seguir sacando cosas: la próxima será una Corinna. La situación del PP es endemoniada, explosiva. Incluso la declaración de Soraya: ‘El Gobierno está sorprendido’. Es como el asunto Flick, que estaba untando al PSOE, en 1984. Le pregunto al PSOE, en el Congreso, y me dicen ‘que yo sepa, no’. Igual que Soraya, el Gobierno no, o sea que fuera del Gobierno, puede que sí. Aunque yo esté cada día más rojo, me preocupa, porque esto puede ser la voladura de un partido. Bárcenas tiene capacidad para volar el partido, igual que el socio Torres tiene la capacidad de volar la monarquía española. El PSOE no va a buscar la voladura del PP, porque no se sabe qué vendría después. Se creará una comisión de investigación, se le dará a Bárcenas algo para que se calle y si se le condena, se le amnistiará. Ahora, las intenciones de voto de los dos grandes partidos están en caída libre”.


Jorge Trías, abogado, diputado del PP entre 1996 y 2000, denunciaba el pasado lunes, en un artículo de “El País”, que su partido pagaba sobresueldos: “Cada mes, se entregaban hasta 10.000 euros o su equivalente en pesetas, antes de la moneda única, que servían como complemento del sueldo que percibían algunos dirigentes. De ahí hacia abajo se percibían cantidades menores, según los cargos y responsabilidad. La mayoría de diputados y dirigentes del PP no percibía nada de esas cantidades. Y es por ellos, y especialmente por quienes les votaron, por lo que deberían dar una explicación, tanto Cospedal como Rajoy, que son quienes ahora dirigen el partido”. Trías, añade que era posible que ninguno de los perceptores, si no hubiesen declarado esas cantidades que recibían en metálico, hubiera incurrido en delito fiscal, “pues la cuota posiblemente defraudada, por lo que yo conozco, no llega al límite del delito”. En su artículo, Trías aparta del tema a la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría “porque ella y algún otro u otra ministra o ministro, sí que están limpios de polvo y paja. Este asunto viene de lejos y no se ha querido –porque se pudo– resolver”. El abogado recuerda que, en la primera legislatura de Aznar a la que perteneció como diputado, se había creado una comisión en el Congreso, integrada, entre otros, por el socialista Fernández Marugán, Jaime Ignacio del Burgo y el mismo Trías. El caso Filesa se había producido poco tiempo atrás y los diputados decidieron que era preciso modificar el sistema de financiación de los partidos políticos y la ley. En aquel momento, explica Trías, “estaban permitidas las donaciones anónimas”. Y añade que era una fuente de financiación de los partidos, además de causa de corruptelas diversas. “No fue posible entonces acabar con ese sistema. No se quiso poner el cascabel al gato. Y, desde luego, había gato encerrado. CiU, de quien dependía el PP para poder gobernar, se opuso rotundamente.” Continúa Trías en su artículo: “Si mi memoria no me falla, las donaciones anónimas terminaron en la etapa de Zapatero, que no todo lo hizo mal, ni mucho menos ahora el PP, y especialmente su extesorero Luis Bárcenas –con quien he recorrido montañas, he tenido larguísimas conversaciones y a cuya amistad no renuncio sea cual sea su futuro–, sometidos a un escrutinio lógico. Deben, pues, aclarar y explicar el sistema de financiación para que podamos creerles. Y la oposición, toda ella, debe también contar públicamente –el Partido Socialista, especialmente– si usaban, así mismo, de esas malas prácticas”.


El presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, el lunes, en la reunión del Comité E. N. del PP, en la que anunció dos auditorías, una interna y otra externa, sobre las cuentas del partido en 1989. Relata Trías lo mal que sentó en el PP otro artículo suyo publicado también en “El País” hace un año, en el que se refería a la imputación de Bárcenas en el caso Gürtel, a la difícil instrucción del juez Antonio Pedreira en este sumario y a cómo el juez Baltasar Garzón, había sido objeto de una cacería judicial. En dicha ocasión, Trías comentaba sus conversaciones con Rajoy sobre el asunto: “Rajoy me recibió enseguida y le expliqué lo que pensaba sobre el caso, y lo que yo haría si estuviese en su piel, dejando trabajar a la Justicia. Entonces, no conocía al principal imputado, Luis Bárcenas, cuya cabeza querían cortar a toda costa desde un lado y de otro de la bancada política, pues sabían que decapitando al tesorero nombrado por Rajoy, podía herirse de muerte al presidente del PP y jefe de la oposición entonces. (…) Recuerdo que me enseñó un montón de diarios (Rajoy) y me dijo que si tenía que fiarse de lo que ahí se decía no podría estar sentado en la silla donde estaba ni un minuto y que “cuando el viento sopla mal, lo único que se puede hacer es esperar que pase”. Afirmaba el exdiputado que, aparte de lo que la Justicia haga en este tema “el Partido Popular tiene que explicar, con pelos y señales, los medios con los que se financiaba. Francisco Álvarez-Cascos, ex secretario general, debe dar una explicación convincente, al igual que Ángel Acebes, excoordinador general; Javier Arenas y María Dolores de Cospedal, sucesivos secretarios generales del PP y, por supuesto, José María Aznar y Mariano Rajoy, presidentes sucesivos del PP”. Añadía que también deben hacerlo Álvaro Lapuerta, Luis Bárcenas, Romay y la actual tesorera. Y concluía: “Hay personas muy cualificadas, tanto en el Gobierno, en el PP, como en el PSOE, para sustituir a quienes deban caer, con delito o sin delito, por este monumental escándalo. ‘Que cada palo aguante su vela’, afirmó la secretaria general, María Dolores de Cospedal. Efectivamente, y ella la segunda. Pues el primero que nos debe una explicación es el jefe del PP, Mariano Rajoy. Es una cuestión de patriotismo y de ejemplaridad, como diría el filósofo Javier Gomá. Y de honor”. Al día siguiente, en el mismo diario, Trías advertía que había hablado “de malas prácticas, no de ilegalidades”. Y matizaba que “quienes no las hubieran declarado no han incurrido en un delito fiscal, pero sí en una infracción tributaria y en cualquier caso, en un escándalo político”.


El presidente de Transparencia Internacional España, Jesús Lizcano, durante el acto. EFE

El PP incumple, desde hace casi cuatro años, su propio compromiso de someter las cuentas anuales a una auditoria externa, cuyos resultados deberían haberse hecho públicos en la web de la formación. La gran medida, anunciada a bombo y platillo el pasado lunes por Rajoy ante la dirección de su partido, no era más que la reedición de un viejo compromiso político adoptado por el PP en el Código de Buenas Prácticas, impulsado por el propio Rajoy, en el 2009, tras el estallido de la trama Gürtel. Otra promesa incumplida de regeneración y de limpieza política que, supuestamente, debería haberse aplicado en las tripas de Génova 13 desde entonces. De ahí que no extrañara a nadie que, Transparencia Internacional, organización no gubernamental, considerase, al día siguiente, que las auditorías encargadas por el PP para investigar sus cuentas, tras las noticias sobre su extesorero Luis Bárcenas, “no tienen ninguna utilidad”. Jesús Sánchez Lambás, vicepresidente segundo de la Fundación Ortega-Marañón, dijo que encargar auditorías “no es el mecanismo” adecuado. Si, en una institución, hay “indicios de delito”, lo que hay que utilizar son “mecanismos de investigación”. En este mismo sentido, Jesús Lizcano, presidente de Transparencia Internacional-España y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, comenta que las auditorías internas no le convencen, mientras que las externas, aunque “son mejores”, se hacen “sobre documentos legalizados y no sobre los que haya podido haber en situación irregular”. Lizcano considera que los casos de corrupción “no favorecen” a la imagen de España en el exterior, ve necesario poner “coto”, ya que empresas españolas que operan en otros países pueden verse perjudicadas cuando realmente las mismas “tienen una Responsabilidad Social Corporativa (RSC) muy alta”. Según Manuel Villoria, catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos, acabar con las subvenciones a los partidos políticos “no es un elemento para prevenir la corrupción”, ya que el problema está “en cuánto dinero reciben los partidos y en qué lo gastan”.


Cristóbal Montoro en el Congreso informa sobre la amnistía fiscal. “La declaración tributaria extraordinaria no borra ni limpia delitos –remarca Cristóbal Montoso, ministro de Hacienda y Administraciones Públicas en su comparecencia del miércoles ante la Comisión de Hacienda del Congreso–. A ninguna persona que tenga abierto un proceso administrativo o judicial le sirve este procedimiento para evitar las consecuencias de estos procesos”. Montoso explica que el objeto de la medida consiste en declarar rentas que estén ocultas pero que provengan de actividades lícitas. “No sirve de nada regularizar lo ilícito. Siempre tendrá pendiente la declaración del origen”. Pedro Saura, le pide que dimita, en caso de que se demuestre que Bárcenas se acogió a la medida extraordinaria de regularización fiscal. Le pregunta si él ha cobrado en B o en algún sobre. Sulfurado por la pregunta, Montoro contesta: “Hasta ahí podíamos llegar. La ruindad en la política tiene un límite. Mi renta es pública. En los términos en los que usted está hablando, está entrando en la ruindad política”. Saura le contesta que los españoles están escandalizados con el caso Bárcenas. “Lo que tiene que hacer el Parlamento, en este caso yo –insiste–, es preguntarle. Mi obligación ante todos los españoles es preguntar”. Montoro anuncia que la amnistía fiscal ha permitido aflorar más de 40.000 millones de euros y que 29.065 personas físicas y 618 jurídicas se han acogido a la medida extraordinaria. Ante las acusaciones de Saura acerca de la opacidad de la medida, el ministro insiste en que no es así. Y apela a la responsabilidad de los diputados: “La crítica política nunca debería pasar la barrera y criticar a las instituciones. Debemos decir a la sociedad española que las instituciones funcionan y responden a las crisis que puedan ocasionarse en esas propias instituciones”. El ministro señala que no hay nichos de impunidad en España. “Estamos trabajando para que nadie sea impune a los delitos que haya podido cometer”. Josep Sánchez Llibre (CiU) critica que Montoro no haya sido más explícito respecto al extesorero del PP. José Luis Centella (Izquierda Plural), insiste en esta idea y señala que su indignación crece “más aún” cuando ve que el ministro no da respuestas. Laia Ortiz (Izquierda Plural) le reprocha que “su aministía” esté hecha a medida de “muchos Bárcenas” porque “¿quién se va a acoger a una amnistía fiscal si no ha hecho algo ilícito?”. Ortiz le urge a que publique la lista.


Alfonso Trallero, abogado de Luis Bárcenas (a su derecha), insiste en que su cliente declaró a Hacienda la totalidad del dinero existente en la cuenta hallada en Suiza. Alfonso Trallero, abogado de Bárcenas –titular de sociedades en Suiza con cuentas de hasta 22 millones de euros– asegura que su cliente se ha acogido a la amnistía fiscal del Gobierno para regularizar 10 millones de euros. Hacienda desmiente que Bárcenas, como persona física, se haya beneficiado del indulto del Gobierno que permite blanquear dinero oculto, pagando una tasa del 10% o menos, cantidad muy inferior a si hubiera liquidado los tributos correspondientes. La organización de Inspectores Fiscales de Hacienda de España (IHE) critica el comunicado divulgado por Hacienda. Fuentes del ministerio justifican que se pudo ofrecer tal información porque desmentía una falsedad sobre datos tributarios. El ministerio que dirige Cristóbal Montoro, sin embargo, no niega en ningún momento que Bárcenas se haya beneficiado del indulto a través de la sociedad panameña Fundación Sineaquanon, donde tiene sus cuentas en Suiza. Y Hacienda estudia la posibilidad de anular la amnistía fiscal de Bárcenas si se confirma que regularizó sus cuentas a través de una sociedad, como afirma su abogado.


El presidente Rajoy, desde Chile, opta por el silencio hasta el fin de la auditoría interna.

Por su parte, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en su única comparecencia pública tras el escándalo, asegura que “no le temblaría la mano ante conductas impropias”. Pero, en ningún caso nombra los sobresueldos ni pronuncia siquiera el nombre maldito que ha puesto al partido patas arriba. “Hay personas que asumieron responsabilidades en el partido y que ya no están”, se limita a decir en la clausura de la XX Intermunicipal del PP, en Almería. Un par de días después, el PP anuncia que se investigarán los supuestos pagos en B a altos cargos, revisando las cuentas del partido. Esa investigación, encargada a su tesorera, Carmen Navarro, será más tarde auditada por una empresa externa. “Le he pedido a la tesorera del partido que cuente lo que hay, completamente”, se limita a decir Rajoy. Y, en una conversación informal que mantiene con los periodistas que cubren su visita a Latinoamérica para participar en la VIIª Cumbre UE-América Latina, afirma que ha dado “carta blanca” a Navarro para que analice todo lo que hay en los balances conservadores. Rajoy prefiere no pronunciarse sobre el caso Bárcenas ni el supuesto pago de sobresueldos en dinero negro a altos cargos del PP, hasta conocer el resultado de la investigación interna de las cuentas del partido encargada a su tesorera. De esta manera, inaugura el tiempo de silencio para el PP, zanjando el asunto casi diez días después de que el huracán de las presuntas corruptelas en el PP estallase en Génova. Preguntado y perseguido por los periodistas durante la última semana para conocer su versión, el presidente (que colocó a Bárcenas como tesorero en 2008) no quiere romper su tiempo de silencio, ni sale si siquiera a defenderse a sí mismo sobre si fue o no uno de los que recibieron cantidades de hasta 10.000 euros repartidos en sobres por los tesoreros del partido.


“El penúltimo caso (¿cuándo será el último?) –escribe el sociólogo mallorquín, Antoni Tarabini, presidente de la Fundación Gadeso en Elperiscopi– ha colmado el vaso: Bárcenas y las entrañas del PP, 20 millones de euros en Suiza, 10 millones de euros “blanqueados” a través de la amnistía de Montoro, cargos muy relevantes del PP. cobrando importantes sobresueldos en ‘negro’. ¿Y nos extraña la desafección de los ciudadanos hacia la política? La corrupción es un cáncer, nuestra Comunidad es una prueba fehaciente, que se ha instalado en nuestra vida pública. Especialmente en épocas de crisis, cuando se nos imponen importantes sacrificios y recortes, es comprensible que los ciudadanos consideren que la corrupción afecta, real o potencialmente, a todas las personas que se dedican a la acción y gestión pública. Ante tales realidades cuesta mucho seguir defendiendo que no todos los políticos son corruptos. La corrupción contamina gravemente a todo nuestro sistema democrático. Políticos, partidos, instituciones… Es imprescindible y urgente un cambio profundo en leyes tales como la financiación de los partidos políticos, la ley electoral... Y que la justicia actúe de modo contundente y rápido. Pero tales cambios no se producirán si los ciudadanos no reaccionamos con un ¡Basta ya! O los ciudadanos hacemos política, para cambiarla, o continuarán haciéndola los mismos que ahora.


“Tormenta política en España (los españoles dicen basta)”, titula Yolanda Encinas el pasado 19 de enero en su blog (lavidaendesorden.blogspot.com.es). “Todo apunta que Luís Bárcenas, ex-tesorero del PP, podría tener en este momento una ‘bomba de relojería’ en sus manos que podría hacer ‘estallar’ al PP al completo; lo que dejaría en sus manos el destino del PP. Todo apunta también a que Luís Bárcenas podría estar en este instante ‘chantajeando’ al Partido Popular con ‘hablar’ sobre toda la información que ha destapado el diario El Mundo… ¿Todavía alguien piensa, después de todo lo que se viene contando en las últimas horas en todos los medios de comunicación, que Mariano Rajoy, que estuvo 8 años en la oposición, no sabía nada del dinero que ‘iba y venía’ en su partido, no sabía nada del dinero en las cuentas de Suiza, del ‘trasiego’ de sobres y sobres dentro del PP, de los supuestos ‘sobresueldos’ y de su supuesta doble contabilidad, ni de nada de lo que ocurría en su partido desde hace casi dos décadas? Entonces sí que es ‘tonto’ de remate. Miren, No. Rajoy miente, como siempre. Nos miente a todos los españoles y españolas. Desde mi punto de vista, sabía todo lo que pasaba en su partido, como los más altos dirigentes del PP, y consistió todo esto dentro de su partido. Lo amparó y, probablemente, también se benefició. Punto final. Lo demás, como bien ha dicho el ex-concejal del PP, José Luís Peñas, son ‘Cantos de sirenas’. Mariano Rajoy dijo hoy que “las acusaciones generalizadas son injustas, debemos ser más ejemplares. El partido actuó, ahora lo están haciendo los tribunales". Parece un chiste. Rajoy, hablando de ‘ejemplaridad’, militando en un partido que está hasta el ‘cuello’ de casos de corrupción en los juzgados. Aquí todo el mundo habla de ‘ejemplaridad’ cuando precisamente no es ejemplar... De ser ciertos los datos que aporta el periódico El Mundo, confirmarían lo que en España ya es un ‘secreto a voces’: la corrupción de parte de la clase política española, al menos de sus ‘élites’. Casi todos los partidos políticos españoles tienen alguna causa pendiente con la justicia, y los grandes partidos muchas, en este momento”.

“Buscar el dinero negro de la caja B –escrbe Ignacio Escolar en Escolar.net–, auditando los libros de cuentas oficiales de la caja A, es tan ridículo como ir a cazar con una caña de pescar. Por el mar corren las liebres, por el monte las sardinas (tralará). Y esa misma sensación –la de que nos toman por niños pequeños que cantan canciones en la parte de atrás del autobús– traslada María Dolores de Cospedal al anunciar solemne que “el PP es un partido incompatible con la corrupción” y que la prueba está en lo mucho que ha combatido el caso Gürtel ‘donde está personado como acusación’. Es cierto, el PP se presentó en el juzgado como acusación particular en la Gürtel. Pero no fue precisamente para mostrarse implacable contra los corruptos, más bien al contrario. El partido utilizó esta posición para poner palos en las ruedas de la investigación judicial y pedir en numerosas ocasiones el archivo de la causa abierta contra Luis Bárcenas por ‘la inconsistencia de los indicios’… Si hubiese sido por el PP, ese partido incompatible con la corrupción, Luis Bárcenas jamás habría sido procesado y hoy seguiría siendo el tesorero de la formación: un honorable senador víctima de una injusta ‘cacería’ del juez Garzón. Pero volvamos a la auditoría, ese gesto con el que el PP pretende atajar el escándalo de los sobrecogedores y probar la pulcritud de su intachable contabilidad; esos libros de cuentas de los que Luis Bárcenas se ocupó durante más de dos décadas, desde que fue nombrado gerente en los años del referéndum de la OTAN, Manuel Fraga y Alianza Popular. Si de verdad el PP no tiene nada que ocultar, la forma de demostrarlo no es ‘una investigación interna’ a la que después una consultora privada le ponga un sellito –como hacía Deloitte con las cuentas de Bankia–. Hay una manera mejor. Que el PP nombre una comisión independiente formada por inspectores fiscales y técnicos del Tribunal de Cuentas y del Banco de España. Y que no solo investiguen los libros de cuentas, sino también el patrimonio, ingresos y ritmo de vida de los dirigentes ensombrecidos por estas graves acusaciones, unos políticos cuyos nombres y apellidos es probable que pronto estén en las portadas de los diarios. La situación no parece tener otra solución. No estamos ante otro caso más de corrupción, donde el partido puede decir aquello de que el chorizo es una manzana podrida, aislada y puntual. Si las acusaciones sobre el reparto de sobres del dinero de las comisiones de forma sistemática y durante varios lustros se demuestran ciertas, estaríamos ante un partido institucionalmente corrupto, ante una organización en cuya cúpula la honradez ya no sería la norma sino la excepción. Por el bien de este país, hace falta mucho más que una auditoría para aclarar esta sospecha cuya veracidad admiten en público exdiputados del mismísimo PP”.


“Millones de personas en todo el mundo creyeron en la limpieza de las victorias de Lance Armstrong –escribe Matías Vallés en su blog Al Azar–. En cambio, sólo existe un ser humano que confiara simultáneamente en la honradez del ciclista y de Luis Bárcenas. El paladín de la credulidad es por supuesto Mariano Rajoy, a quien cabe excusar sus justificaciones inconexas porque ha sufrido dos mazazos en una semana. Al presidente del Gobierno le duele con más hondura la traición del heptacampeón del Tour. De hecho, la fe en el deportista norteamericano y la concentración absoluta en su desempeño sobre la bicicleta propiciaron el descuido del líder del PP en la vigilancia de su gerente. Rajoy se cree cualquier cosa, con tal de no tomarse la molestia de verificarla. Aporta la caricatura paroxística de los idólatras de deportistas corruptos. Oprah Winfrey no practica seguramente el ciclismo ni se ha tragado nunca una tediosa etapa del Tour, pero posee la perspicacia mínima para preguntarle a Armstrong si pueden ganarse siete rondas francesas consecutivas sin doparse. Ni el autor de la hazaña lo considera factible, pero los expertos del ciclismo no hallaron ningún inconveniente a la hazaña sobrehumana. Y quien planteara la duda más que razonable se hubiera enfrentado al escarnio de la masa. Tampoco se alteró el pulso de los especialistas fiscales, ante las declaraciones enmascaradas a Hacienda de Bárcenas, Díaz Ferrán, Correa, Urdangarin o Matas. Por fortuna, Oprah no le preguntó a Armstrong si pueden ganarse cinco Tours sin sustancias milagrosas. En el caso del doping del PP, tampoco Rajoy le planteó jamás un interrogante indiscreto a Bárcenas, del estilo de ‘Luis, ¿cuántos millones pueden tenerse en Suiza sin haberlos robado?’ Por desgracia para el presidente del Gobierno, la desconfianza tras la caída de un ídolo se contagia a sus adoradores. Rajoy ha diseminado su fe con tal generosidad, que encontrar hoy una persona que se fíe de él es más difícil que localizar a un seguidor de Armstrong. Nadie cree en las personas que creen en todo el mundo”.

Pero, dejemos ya tantos y tantos textos sobre la corrupción para dar paso a algo mucho más sencillo y comprensible: la sección de humor con B. Vergara, A. López, Ramón o Erlich.


Seguimos con Forges, Peridis, M Fontdevila, C. DA CA, Ferrán Martín, Omar, S. Orue, Jr. Mora…


Pep Roig nos presenta su Sobreología y Trampologia politica, Cloacas en la cloaca, Cloaca nacional y La cloaca se autogenera.







Finalizamos con tres vídeos. En el primero, Luis Bárcenas, extesorero del PP, contesta con un contundente “faltaría más” al ser preguntado por los medios sobre si defiende su inocencia después de que el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz hallara movimientos en un banco de Ginebra (Suiza) a su nombre por valor de hasta 22 millones de euros.

En el segundo, vemos y escuchamos, en el programa de televisión Intereconomía, al ex banquero Mario Conde criticar al PP y a “un sistema que está muerto”, algo que predijo que ocurriría, como el desastre del Banco de España.


El tercero está registrado en un Oficia de Empleo, en donde los parados aguardan taciturnos su turno. Una orquesta surge de pronto con sus notas de esperanza y una dulce melodía logra dibujar sonrisas y arrancar algunos aplausos.

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