jueves, 5 de marzo de 2015

Antes que canonicen a José Manuel Lara (1)

José Ignacio Wert, Artur Mas y José Manuel Lara.

El editor José Manuel Lara murió el pasado 31 de enero. “Lo que somos” ha publicado un interesante artículo de Javier Coria titulado “Antes que canonicen a José Manuel Lara Bosch”, en el que cita el trabajo del periodista sevillano, Ángel Espínola. Trataremos de resumirlo en dos capítulos.
       
José Manuel Lara Bosch fue uno de los empresarios más ricos de España y su conglomerado empresarial, con sectores tan dispares como la biotecnología (Plasma Biotech), el mundo financiero (Banco Sabadell) y, especialmente, el sector mediático y editorial (Planeta, Atresmedia, La Razón, Onda Cero, Casa del Libro, y un largo etcétera) movió los hilos de los principales partidos políticos de España, siempre en beneficio de su estructura empresarial. Curiosamente, la única rama importante del poder (al margen del económico) que Lara no tocó directamente fue la de la política. Pero su maraña de negocios llevó al empresario a combinar sus intereses con los de la clase política. Ángel Espínola lo demuestra en su artículo “Los premios de José Manuel Lara Bosch”. Las distinciones que el magnate recibió en los últimos meses por parte de administraciones ilustran lo dicho y el Gobierno de Mariano Rajoy agradeció al empresario catalán su discurso antinacionalista (“Si Cataluña se independiza, me llevaré Planeta a Sevilla”). Aunque, más que con Rajoy, guardó una larga amistad con José María Aznar. La estructura de poder de Lara atacó también al Gobierno de Rajoy en los últimos meses. Todo ello, pese a que el Gobierno de Rajoy facilitó la fusión del Grupo Antena 3 y La Sexta, tras la cual, Lara se adueñó del canal televisivo, referente de la izquierda española, demostrando que, efectivamente, el poder no entiende de ideologías, sólo de negocios.

Igualmente fue estrecha y cordial la relación entre José Manuel Lara, la Junta de Andalucía, y el PSOE, en general. Con su discurso político, Lara ayudó a la administración andaluza. La Fundación José Manuel Lara  concedió becas, promocionó a escritores andaluces, apoyó proyectos como los de las bibliotecas de Mairena del Alcor o Alcalá de Guadaíra (ambos municipios gobernados por el PSOE), propagó programas culturales como el de Letras Capitales o un ciclo sobre Manuel Chávez Nogales que unió a la Fundación con la Junta y la Diputación. La Junta devolvió estos favores (a los que habría que añadir los puestos de trabajo creados por Lara), con premios como los señalados, con la adopción de Lara como hijo predilecto de muchos municipios y con la creación de una buena imagen del empresario y sus negocios. Fue reconocido como Hijo Adoptivo de Sevilla por “su trayectoria ejemplar en los campos de la Comunicación, la difusión del español y la defensa de valores como la libertad de expresión y la solidaridad”. La Cruz de San Jordi es otro ejemplo claro de la unión del poder político con el empresarial y de que los grupos mediáticos, más que competir, colaboraron entre sí. Este premio fue otorgado a Lara, en 2007, por el Gobierno catalán del PSOE (José Montilla, unido a CiU e IU), después de que el empresario comprara Avui, un diario independentista catalán en cuyo accionariado estaba la propia Generalitat. Esta incoherencia (Avui se opone radicalmente a los dictados de La Razón, diario también de su propiedad) le hizo romper lazos a Lara con Luis María Ansón, abanderado de la rama de Planeta más unida al PP. Como dice un vídeo de Telecinco, dentro de la guerra abierta entre Mediaset y Atresmedia, a raíz de la reciente entrevista a Aznar: “Estos cambios de ritmo tan sorprendentes son habituales en el Grupo Planeta, que tiene un pie en el cielo, publicando L’Osservatore Romano y otro en el infierno, publicando la revista Playboy. Curas y conejitas comparten pista de baile en la línea editorial de Lara”.


Mañana: Los Premios de José Manuel Lara (y II) 

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