domingo, 12 de abril de 2015

España amaneció republicana.


Hace 84 años, la madrileña Puerta del Sol se convertía en el epicentro del júbilo nacional. Era el 14 de abril de 1931 y la España monárquica de Alfoso XIIII amanecía republicana. Y así continuó, una vez iniciada la guerra civil hasta el 1 de abril de 1939, final de la misma, que dio paso a la dictadura del general Francisco Franco. (Anteriormente, de 1873 a 1874 ya se había proclamado por primera vez la Iª República en España, experiencia que tan sólo duró once meses). Tras el período del Gobierno Provisional –abril-diciembre de 1931, durante el cual se aprobó la Constitución de 1931 y se iniciaron las primeras reformas–, la historia de la Segunda República Española se divide en tres etapas. Un primer bienio (1931-1933), durante el cual la coalición republicano-socialista, presidida por Manuel Azaña, llevó a cabo diversas reformas que pretendían modernizar el país. Un segundo bienio (1933-1935), llamado por las izquierdas bienio negro, durante el cual gobernó el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, apoyado desde el parlamento por la derecha católica de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), que pretendió “rectificar” las reformas del primer bienio. Durante el mismo, se produjo la insurrección socialista conocida como Revolución de 1934, que, en Asturias, se convirtió en una auténtica revolución social, y que, finalmente, fue sofocada por el gobierno con la intervención del ejército. La tercera etapa viene marcada por el triunfo de la coalición de izquierdas conocida con el nombre de Frente Popular en las elecciones generales de 1936, y que sólo pudo gobernar en paz durante cinco meses a causa del golpe de Estado del 17 y 18 de julio, promovido por una parte del ejército que desembocó en la Guerra Civil Española. Durante la Segunda República Española en guerra (1936-1939) se sucedieron tres gobiernos: el presidido por el republicano de izquierda José Giral, aunque durante su corto mandato (de julio a septiembre de 1936) el poder real estuvo en manos de los cientos de comités que se formaron cuando estalló la revolución social española de 1936; el siguiente gobierno fue presidido por el socialista Francisco Largo Caballero, líder de uno de los dos sindicatos –la Unión General de Trabajadores (UGT); junto con la Confederación Nacional del Trabajo (CNT)– que habían protagonizado la revolución; y el tercer gobierno, presidido por el también socialista Juan Negrín, como consecuencia de la caída de Largo Caballero tras las Jornadas de Mayo, y que gobernó hasta principios de marzo de 1939, cuando se produjo el golpe de estado del coronel Casado que puso fin a la resistencia republicana, dando paso a la victoria del bando sublevado, encabezado por el general Franco. A partir de entonces, la República dejó de existir en territorio español, pero sus instituciones se mantuvieron en el exilio.

Alfonso XIII abandona España el 1 de abril de 1939.

El agotamiento del sistema político de la Restauración y la incapacidad de la monarquía de asumir sus errores durante la Dictadura fueron básicamente las causas que motivaron la instauración del régimen republicano. La clase obrera consideró el rey, Alfonso XIII, más aislado que nunca, como el símbolo de la opresión. La clase media no le perdonaba los siete años de dictadura. El nuevo gobierno, presidido por el general Dámaso Berenguer, trató inútilmente de volver a la situación anterior a la Dictadura, pero era imposible. En el verano de 1930, con el gobierno en plena crisis, se produjo un pacto de unión entre diversos sectores del nuevo republicanismo. El así denominado “Pacto de San Sebastián”, clave en el tránsito de la monarquía a la república y firmado por representantes de las principales fuerzas sociales de izquierdas, posibilitó una futura acción conjunta antimonárquica. La proclamación de la República fue acogida con euforia por la mayoría de la población. Alfonso XIII abandonó palacio, autoexiliándose voluntariamente. Antes de marcharse dejaba a los españoles esta proclama: Las elecciones celebradas el domingo, me revelan claramente que no tengo hoy el amor de mi pueblo [...]. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias prerrogativas, en eficaz forcejeo con quienes las combaten. Pero, resueltamente, quiero apartarme de cuanto sea lanzar a un compatriota contra otro, en fraticida guerra civil [...]. Espero conocer la auténtica y adecuada expresión de la conciencia colectiva, y, mientras habla la nación, suspendo deliberadamente el ejercicio del poder real y me aparto de España, reconociéndola como única señora de sus destinos”.

Fragmentos de la Constitución, aprobada el 9 de diciembre de 1931.

La república quedó instaurada inmediatamente y a ojos de la opinión mundial pudo considerarse como un maravilloso ejemplo de civismo y madurez política. Su primer jefe de gobierno fue Alcalá Zamora. En el nuevo gabinete, ya podía identificarse un alto componente de miembros de corte anticlerical que ejercían profesiones liberales y representantes de la Institución Libre de Enseñanza. Los más destacados ministros de ese primer gobierno republicano fueron Miguel Maura (Gobernación), Fernando de los Ríos (Justicia), Casares Quiroga (Marina), Alvaro de Albornoz (Fomento), Marcelino Domingo (Educación) y Manuel Azaña (Guerra). 

Madrileños en la Plaza de Canalejas, celebrando la proclamación de la IIª República.

Nada más formarse este nuevo gobierno, la República, tuvo su primer problema ante la reaparición del catalanismo político, que debía su fuerza a una combinación de la expansión económica catalana y su renacimiento literario (Jocs Florals). Desde el balcón de la Generalitat su líder,  Francesc Macià, proclamó la Republica Catalana. Varios ministros viajaron rápidamente de Madrid a Barcelona para persuadir a Macià de que abandonara su idea y se mostrara favorable a la adopción de un estatuto de autonomía promulgado por las Cortes, a lo que accedió. Sin embargo, menos de un mes después de la proclamación de la República (11 de mayo de 1931), el anticlericalismo que ésta había desatado se convirtió en violencia callejera. Después de un enfrentamiento entre monárquicos y republicanos el día anterior, los partidarios de la República prendieron fuego a seis iglesias en Madrid. La Policía republicana no hizo nada para impedir la quema de los conventos. Manuel Azaña, futuro presidente de la República, dijo ese día: “Todos los conventos de Madrid no valen la vida de un republicano”. Los católicos practicantes no olvidaron ni perdonaron esta actitud de las autoridades. Por su parte, los republicanos promulgaron una Ley de Defensa de la República. El 28 de junio de 1931, se celebraron elecciones con un notable índice de participación que superaba el 70%. El sistema electoral, que primaba las mayorías otorgó un rotundo triunfo al Gobierno provisional, formado tras las elecciones de abril.

 La IIª República Española.

Esos eran los principios fundamentales de la Constitución de la II República Española:

1. El principio de igualdad de los españoles ante la Ley, al proclamar a España como “una república de trabajadores de toda clase”.
2. El principio de laicidad, por el que se iba más allá de la mera separación entre la Iglesia y el Estado para adentrarse en un ámbito de total eliminación de la religión de la vida política.
3. El principio de elección y movilidad de todos los cargos públicos, incluido el Jefe del Estado.
4. El principio monocameral, que suponía la eliminación de una segunda Cámara aristocrática o de estamentos privilegiados y por el cual el poder legislativo sería ejercido por una sola Cámara.
5. Se preveía la posibilidad de la realización de una expropiación forzosa de cualquier tipo de propiedad, a cambio de una indemnización, para utilización social así como la posibilidad de nacionalizar los servicios públicos.
6. Amplia declaración de derechos y libertades. Concesión del voto desde los 23 años con sufragio universal. (En junio de 1931, las mujeres podían salir elegidas, pero no votar)
7. Separación de la Iglesia y el Estado, además del reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio.

El sufragio femenino se aplica por primera vez en las elecciones de 1933.

Algunas frases pronunciadas por los republicanos sobre la República: 

- “A la república solo ha de salvarla pensar en grande, sacudirse de lo pequeño y proyectar hacia lo porvenir. (José Ortega Y Gasset)
- “Al conquistar nuestras libertades hemos conquistado una nueva arma; esa arma es el voto” (Francisco I. Madero).
- “Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien”. (Antonio Machado Ruiz).
- “Cuerpos que nacen vencidos, vencidos y grises mueren: vienen con la edad de un siglo, y son viejos cuando vienen”. (Miguel Hernández)
- “El hombre es libre, tiene que ser libre. Su primera virtud, su gran hermosura, su gran amor es la libertad”. (Juan Ramón Jiménez).
- “Fui nombrado presidente de la República, y no de mis amigos”. (Domingo Faustino Sarmiento).
- “La espada de los libertadores tiene que estar, de ahora en adelante, sometida a las leyes de la República”. (Francisco de Paula Santander).
- “La libertad no hace felices a los hombres, los hace sencillamente hombres”. (Manuel Azaña)
- “Si los españoles habláramos sólo y exclusivamente de lo que sabemos, se produciría un gran silencio que nos permitiría pensar”. (Manuel Azaña)
- “La libertad no la tienen los que no tienen su sed”. (Rafael Alberti)
- “Los grandes derechos no se compran con lágrimas sino con sangre” (José Marti)
- “Todo lo que en las condiciones de la vida no se renueva o transforma, o se corrompe o es foco de corrupción” (Nicolás Salmerón).

Alegría por las calles madrileñas, tras declararse la IIª República.

Pero ¿por qué gusta tanto la república? Porque es más igualitaria. En pleno siglo XXI, ¿puede optar cualquier español a cualquier puesto de representación política? No, porque España es una monarquía y las monarquías son hereditarias. Y hay que apellidarse Borbón para ser jefe del Estado. En pleno siglo XXI, ¿pueden los españoles evaluar periódicamente a quien encarna la primera magistratura de la nación y cambiarlo en caso necesario? No, porque España es una monarquía y el mandato del rey es vitalicio, salvo que decida abdicar. ¿Puede sostenerse la Jefatura del Estado en algo distinto de la voluntad popular? No, pero España es una monarquía y las monarquías suelen sustentarse en razones históricas o sentimentales. España, que pertenece a un continente donde ya sólo uno de cada cinco países son monárquicos, ¿debe ir contra el designio de los tiempos? No. Por eso me gusta la república. Y el próximo martes, 14 de abril, se cumplen 84 años de la proclamación de la IIª República española, una experiencia democrática abruptamente interrumpida por el golpe franquista y a la que siguieron casi cuatro décadas de dictadura.

La Legión de Honor para los deportados españoles. Pierrette, posando junto a la foto de su marido, José Sáez Cutanda.

El Gobierno francés ha decidido recientemente otorgar la más alta condecoración del Estado a los supervivientes españoles que pasaron por los campos de concentración nazis. Ha tenido que ser un país extranjero, una vez más, el que reconozca como héroes a esos andaluces, catalanes, gallegos, valencianos, castellanos… que lucharon por la libertad de España y de Europa. Es un acto que deja en muy mal lugar a los burócratas que dirigen las riendas de nuestro país. Pierrette, esposa de José Sáez Cutanda, un deportado español, se siente profundamente feliz. Desde que murió su marido, en junio del 2014, colabora activamente con la Amicale française de Mauthausen. El Gobierno francés se ha puesto en contacto con la asociación para comunicarle que ha decidido conceder la Legión de Honor a todos los deportados españoles que permanecen con vida. Pierrette está preparando el dossier con los nombres y direcciones de todos los deportados españoles. “Son pocos –dice– porque la mayoría ya ha muerto. Pero más vale tarde…”. La anciana no olvida que otros españoles ya fallecidos recibieron en su día esta misma distinción o alguna otra condecoración por parte del Gobierno y el Ejército galo. “En España, en cambio, son los grandes olvidados. Mi José nunca tuvo un homenaje. En 2006, hicieron un acto en Albacete para recordar a los deportados de esa provincia, pero él ya había muerto”.

José Cáez Cutanda.

En febrero de 1939, José Sáez cruzó la frontera de Francia con su unidad, camino del exilio en los campos para los refugiados españoles donde sobrevivieron en condiciones infrahumanas. Luego, se enroló en las Compañías de Trabajadores Extranjeros, militarizadas durante la guerra mundial. Y se encontró súbitamente inmerso en el inmenso y atroz torbellino que se desató tras el avance alemán de la primavera de 1940 en el frente occidental. Casi doscientas compañías formadas por españoles, junto a varios miles de combatientes españoles de la Legión Extranjera y los Regimientos de Marcha, fueron recluidas en el campo de prisioneros Stalag XI B, en Fallingbostel. Más de 7.000 españoles fueron clasificados por la Gestapo, con la ayuda de agentes franquistas y la connivencia del régimen títere de Vichy, como “rotspaniers”, es decir rojos españoles, pero con el añadido increíble de apátridas, agravado por ser luchadores antifascistas, lo que les introducía directamente en el circulo gobernado por las SS. Su destino era un campo de concentración del máximo rigor, Mauthausen, en Austria, con una función principal: el exterminio mediante cualquiera de los muchos métodos de sufrimiento, trabajo extenuante, hambre durante años, hacinamiento, enfermedades y epidemias, cámaras de gas, inyecciones letales, castigos y palizas. Y allí permanecieron con su uniforme a rayas hasta que, el 6 de mayo de 1945, llegaron las tropas aliadas que liberaron el campo. José Sáez se recuperó con el tiempo y reconstruyó su vida en Francia, junto a su infatigable compañera Pierrette, viajando cada año a su Bormate natal. Hasta que muriera, en junio de 2004.

Marcial Mayans.

La derecha española (los hijos, nietos y herederos políticos del franquismo) presionó para que los deportados españoles se les mantuvieran en el olvido. El poeta y novelista José Manuel Caballero Bonald afirma: “El final del franquismo supuso el despertar de una esperanza y la entrada en un futuro, incierto, pero distinto. Era, pensando en todo lo que había pasado, el final de una historia con culpables. Ese borrón y cuenta nueva de la transición a muchos nos parecía injusto. Nos parecía que, de alguna forma, el franquismo debería haber sido juzgado. Y no lo fue. Yo, personalmente, me sentía muy poco satisfecho con ese proceso hacia la libertad y pensaba que todos los culpables estaban actuando en plena transición. Opino que, en la transición, se omitió el pasado y se hizo que la historia de aquel tiempo fuera una historia sin culpables. Aunque quizá no había otra manera de hacerlo, yo no estoy de acuerdo. El franquismo exigía un juicio”. Los padres de la Constitución tuvieron una pistola en la nuca que amenazaba con acabar con la incipiente democracia si no se mantenía la verdad histórica del franquismo. Y Felipe González no aprovechó sus 15 años de mandato y su amplia mayoría para acabar con ese inaceptable chantaje. El barcelonés Marcial Mayans, a sus 94 años, así lo explica: “La derecha no hizo nada, eso ya sabíamos que iba a ser así. Ha habido otros gobiernos más favorables, con los socialistas, pero hay que decir las cosas por su nombre, y ellos no hicieron nada. Ni González ni otros, nada de nada. Eso es lo que me sabe más mal. Que la derecha nos ignorara. Que son los hijos de los que mandaban con Franco, no deja de ser normal. Pero los otros...”. Días antes de la liberación, los 18.000 prisioneros del subcampo de Ebensee sabían que los SS planeaban exterminarles. Marcial Mayans fue uno de los deportados que ejecutaron un plan que permitió abortar ese criminal plan. Pocas horas después, las tropas estadounidenses liberaron el campo. Marcial pudo dejar crecer su bigote, que tanto había echado de menos durante los años de cautiverio. Un bigote que le sirvió, en 1936, para alistarse en el Ejército republicanos; tan solo tenía 16 años. Hoy, Francia nos saca los colores, condecorando a los españoles que lucharon por la libertad de todos, mientras aquí seguimos mirando para otro lado. ¿Se atreverá algún grupo o partido político a paliar esta injusticia histórica? Menos mal que el gobierno francés, que no el español, concede a los deportados españoles la Legión de Honor. Como dice Pierrette: “Más vale tarde…”

A por la IIIª República.

Pero volvamos a la República. A diferencia del año pasado, pasado mañana habrá una manifestación unitaria en Madrid convocada tanto por la Junta Estatal Republicana como por la Coordinadora Republicana de Madrid. Bajo el lema “Por la Tercera República”, los manifestantes recorrerán la calle Alcalá, desde Cibeles hasta la Puerta del Sol, a partir de las 19 horas. En el llamamiento a esta protesta, participarán formaciones políticas y colectivos como Izquierda Unida, Partido Comunista de España, Izquierda Republicana, Los Verdes, Republicanos, las Juventudes Comunistas o Unión Cívica por la República. En otras localidades, también se están preparando movilizaciones. En cada capital de provincia, habrá una manifestación o concentración, reivindicando la Tercera República. “En el siglo XXI, la monarquía es algo obsoleto que forma parte de ese régimen del 78 que nos han impuesto”, asegura Fran Pérez, secretario de Organización de Izquierda Republicana y de Solidaridad y Derechos Humanos en IU.

 Valentín Ruíz, Gloria Aguilar y Francisco Pérez en la sede de la JER en Madrid.

“En Castilla y León han convocado diferentes manifestaciones y en Andalucía, caravanas y marchas por provincias, donde también se harán reconocimientos a la gente que luchó por la libertad, con actividades como flamenco o poesía”, informa Gloria Aguilar. Además del martes, durante todo el mes de abril hay convocados multitud de actos en favor de un cambio del modelo de Estado. “La siguiente semana vamos a dar por concluida la campaña de recogida de firmas que iniciamos tras la abdicación del anterior monarca y las entregaremos en la Comisión de Peticiones del Congreso”, relata Aguilar, añadiendo que también están trabajando “para la celebración del Encuentro Estatal Republicano, donde planificaremos las próximas acciones hacia nuestro objetivo, que es iniciar en España un proceso constituyente que nos lleve a una república federal, solidaria, participativa, laica y que reconozca el libre derecho a la autodeterminación de los pueblos”. Fran Pérez concluye: “Hay programados actos en todas partes, pidiendo una ruptura democrática que impulse un proceso constituyente, así como contra la impunidad de los crímenes del franquismo”. 


Manuel Vicent escribe en El País: “Pese a que la Segunda República, que tantos sueños había despertado, terminó en una guerra fratricida, cada año cuando se acerca el 14 de abril la conciencia republicana vuelve a instalarse en el horizonte de muchos españoles. Para unos es solo una idea platónica; para otros es una meta política que debe ser conquistada de nuevo. Denostada o añorada, lo cierto es que aquella primavera de 1931, para la mayoría de ciudadanos que no la conocimos, ha quedado como una reserva natural, que a los ingenuos imbatibles nos permite imaginar que una política limpia, feliz y creativa es posible. Impulsada por el regeneracionismo, la República estableció su primera meta en la conquista de la cultura como un derecho al alcance de todos, el único camino para llevar este país a la modernidad. En solo dos años el analfabetismo, un mal español endémico, fue prácticamente erradicado. La primera medida del Gobierno de Azaña fue subir el sueldo a los profesores y maestros hasta entonces condenados al hambre, y a continuación comenzó a levantar escuelas e institutos, a crear ferias del libro y misiones pedagógicas por los pueblos hasta entonces olvidados. Las reyertas parlamentarias llevaron pronto al encono social. Fue precisamente la cultura y la enseñanza el principal campo de batalla que dividió la política en bandos irreconciliables a derecha e izquierda, debate que todavía permanece en nuestros días. En el fondo la República es solo una categoría de la mente, un anhelo de limpieza política y moral, un clima propicio para que florezcan las artes y las ciencias con la igualdad de oportunidades para el talento y el esfuerzo. Si este propósito hoy se cumpliera no habría necesidad de cambiar de régimen: nuestra Monarquía se convertiría automáticamente en republicana y serían los Reyes los primeros en celebrar el 14 de abril”.

Cartel aparecido en Internet, en “La Memoria viva”.


Tras más de 40 años dedicados al estudio de la historia contemporánea de España, Paul Preston, historiador inglés, escribió su último libro (El final de la guerra, Editorial Debate) en uno de los momentos más trágicos del episodio bélico. En él, un Gobierno siempre legítimo pero en agonía, sufre un nuevo golpe de Estado que termina, dejando el destino del país en manos de Franco. Creer en sus promesas de misericordia condujo a lo que Preston califica como “una tragedia innecesaria”. Preston subtitula el tomo: “La última puñalada a la República”. E ironiza: El libro se podía haber titulado El bueno, el feo y el malo”.  Su obra se centra en tres personajes esenciales para comprender aquellos hechos de 1936: Juan Negrín, presidente de la República entre mayo de 1937 y, ya en el exilio, hasta 1945; Julián Besteiro, que formó parte del golpista Consejo Nacional de Defensa que entregó Madrid a Franco, y Segismundo Casado, el militar que promovió aquella rebelión en el seno de lo que quedaba del Gobierno republicano. Este es, sin duda, el que peor sale parado. Preston documenta cómo Casado engañó a todos – comunistas, anarquistas y militares–  para recabar apoyos, mientras negociaba con los militares rebeldes de la Quinta Columna de Madrid. A través del testimonio de coetáneos suyos, el personaje aparece retratado como un ser ególatra, ladino y con ansias de protagonismo. Terriblemente candoroso si creía realmente en una rendición sin represalias sangrientas, simplemente malvado si no fue así, Besteiro es calificado por el hispanista como “idealista”, hasta el punto de vivir una especie de delirio de “ingenuidad culposa”, en el que, aún en una de las infectas y abarrotadas cárceles de posguerra donde fue a parar, seguía vislumbrando la posibilidad de una reconciliación nacional. Negrín queda no solo como el que, a partir de la masacre de Paracuellos, intenta restar virulencia a la represión republicana, sino el que se ve convencido de la necesidad de ganar tiempo hasta el final, para así permitir a la comunidad internacional ejercer una presión que nunca llegó, garantizando mejores salidas a los soldados y a la población civil que permanecer en España. Preston cree que el momento que mejor ilustra a Negrín es cuando, después de ver pasar por la frontera francesa a 500.000 exiliados y antes de volver a Valencia, afirma: "La primera parte ya la hemos hecho. La segunda hay que hacerla ahora". El golpe de Estado liderado por Casado se lo impediría.

'The Economist' advierte que el “misterioso” Rajoy puede llevar a España a “una espiral de muerte”.

El semanario económico 'The Economist' no se fía de que Rajoy tenga realmente un plan para salir de la crisis. En su último número, la revista señala que España podría estar entrando en una “espiral de la muerte al estilo griego”, y expone como pruebas el déficit del 9%, la tasa del desempleo por encima del 25% y los movimientos de protesta contra las medidas de austeridad, que “están mostrando destellos de violencia”. “Muchos se preguntan si el señor Rajoy tiene alguna estrategia para restaurar la confianza en los mercados y entre los españoles”, afirma el semanario, en un artículo titulado 'El misterioso Rajoy'. Por otro lado, la revista recoge la opinión de algunos expertos que consideran que “las estadísticas de paro están infladas”, y que “la familia se mantiene fuerte” y constituye el principal colchón de la economía española. “Sin embargo, los problemas de Rajoy –subraya 'The Economist', quien resalta que además de la crisis económica, ahora tiene que enfrentarse a otro problema constitucional inesperado, generado por el presidente de la Generalitat de Cataluña– están empeorando, no mejorando”. La revista destaca que Cataluña es “una de las regiones más endeudadas, pero también una de las mayores contribuyentes netos”. En este sentido, asegura que el partido de fútbol entre el Barcelona y el Real Madrid de este domingo es “uno de los que tiene más carga emocional de la historia”. Por esta razón, considera que Rajoy se enfrenta a “dos grandes riesgos gemelos”, que son “la ruptura del euro y la desintegración de España”. Por último, 'The Economist' se refiere a los dos tipos de problemas que veía Franco: los que resolvería el tiempo y los que ni siquiera el tiempo puede resolver. “Rajoy debería rechazar esta forma de pensar. Su actitud tranquila ayudará a España si se enfrían las tensiones, pero no sirve para postergar decisiones que sólo son cada vez más difíciles”, concluye el artículo.
“Un siglo, caminando en círculos y ahí seguimos”. Es la primera composición fotográfica de hoy. Le siguen otras como: “En casi un  mes de vida que llevamos, somos la página con más crecimiento”, “El DNI que suponemos tiene la Infanta”, “Mirushté”, “Este nos saca de la crisis, sí señor”, “Rajoy, haciendo torrijas y unos chorizos al Gürtel, la especialidad de Génova”, “Cuidaíto conmigo, eh”, “La niña de Rajoy vota a Podemos”, “El cambio y el recambio”, “La casilla del ático de Rouco Varela”, “Manuela Carmena (Jueza anticorrupción), más de treinta años dedicada a la Justicia, y Esperanza Aguirre (Condesa corrupta), viviendo de la política” y “Ciudadanos propone subir el IVA reducido (10%) y superreducido (4%) al 16-19%. Pero tranquilos! que bajará el del 21% al 16-19%”.












El humor de esta semana en la prensa: El Roto, Peridis, Forges, Harca, Pat…














Pep Roig publicó: Sospechosos al poder, Los ciudadanos, “paganos” a escote (con Julio Martínez, conseller de Turismo, y Alvaro Jijón, concejal del Ayuntamiento), Nace el PPDATANS (PP+Cidatans), Aplausos por imperativo formal y Bolsillos politizados.






Terminamos con cinco vídeos. El primero, sobre 14 de abril de 1931. Ante el triunfo electoral republicano en las grandes ciudades, Alfonso XIII abandona España y se proclama la segunda República española.

 

  Las voces de Niceto Alcalá-Zamora e Indalecio Prieto o imágenes de lo que ocurrió en la Puerta del Sol el 14 abril de 1931 son algunas de las joyas documentales recogidas en una película que ha estado perdida desde entonces y que rescata imagen y sonido inédito del Gobierno provisional de la II República.

 

Republicana hasta la médula. La memoria de Carmen Arrojo (Madrid 1918) atesora los recuerdos de aquellas primeras horas de la proclamación de la II República y, como bienes preciados, los acaricia con mimo cada vez que habla de ellos. Una jovencísima Carmen de apenas 13 años comprendía a la perfección el clima político que se avecinaba a su alrededor y albergaba con esperanzas el cambio del que tanto se hablaba en el seno familiar.

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