domingo, 20 de septiembre de 2015

El asesinato de “Rompesuelas”, entre diversiones y protestas.


Todo estaba listo ya para que, a partir de las once de la mañana, se celebrase el Torneo del Toro de la Vega en la localidad vallisoletana de Tordesillas, donde la Guardia Civil había desplegado un amplio dispositivo de seguridad para intentar impedir que partidarios y detractores del polémico festejo se enfrentasen con violencia verbal y acciones provocadoras. Pero la incomprensión de unos y de otros, lejos de reducirse, aumentó hasta límites intolerables Los primeros eran, mayoritariamente, los vecinos de esta villa que asciende a 8.973 habitantes. Una villa que, pese a ostentar los títulos de “Muy ilustre, antigua, coronada, leal y nobilísima”, se ha convertido en defensora hasta la intolerancia del Torneo del Toro de la Vega que atrajo las protestas del PACMA (partido animalista). Un grupo de lanceros mató a “Rompesuelas” antes de que saliera de los límites marcados. Dice la tradición, originaria de la Edad Media, que los nobles acostumbraban celebrar los casamientos, invitando a la gente de más alta cuna, realizando torneos de justas y despeñando a animales (generalmente vacuno) por las lindes del río. En esta ocasión no eran nobles, sino gente del pueblo ensañada con el toro de la discordia, aplaudiendo a sus lanceros, ansiosos todos por matar a “Rompesuelas”. Contra ellos se elevaban las voces y protestas de sus cada vez más numerosos detractores tanto a nivel nacional como internacional que llevan años intentando acabar con esta violenta tradición en la que se da muerte a un toro que huye desesperado.


El pasado martes fue el día en que se soltó por la vega a “Rompesuelas”, un morlaco de  640  kilos procedente de la ganadería extremeña de Conde de la Corte. Hasta el último momento, en un desesperado intento de paralizar la matanza, centenares de personas bloquearon parte del recorrido, lo que provocó una gran confusión. Frente a ellos, 54 lanceros, tanto a pie como a caballo, dispuestos a darle muerte cruel. Pero las manifestaciones en contra de este festejo macabro se habían multiplicado por doquier, mostrando una firme  protesta. La Guardia Civil desplegó a unos doscientos agentes que, por primera vez, contarían con el apoyo de un helicóptero que filmaría y vigilaría desde el aire. Desde primeras horas de la mañana, los agentes controlaban el acceso al recorrido, identificando a cuantos participaban en la protesta. Agentes que aseguraban vigilar y velar el desarrollo del festejo. El mismo día, Jorge Javier Vázquez difundía el manifiesto en sus cuentas en las redes sociales. El presentador había prestado su imagen junto a otros rostros conocidos para la campaña “Rompe una lanza 2015”, con la que se pretendía concienciar a la sociedad sobre el maltrato animal que se produce en este tipo de festejos. Los firmantes del manifiesto exigían al líder del PSOE, Pedro Sánchez, que expulsase al alcalde de Tordesillas, el igualmente socialista, José Antonio González Poncela, si no prohibía taxativamente la celebración del Toro de la Vega. “Ningún partido político debe albergar entre sus militantes –afirmaba el manifiesto– un alcalde cerril carente de sensibilidad hacia el maltrato animal, capaz de argumentar que el toro siente dolor pero que no sufre”. Y exigía expulsar al alcalde, si no cancelaba la fiesta. 

Manifestación, en Madrid, contra la celebración del Toro de la Vega.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, había intervenido en el programa “Sálvame”, asegurando que “jamás me verán en una corrida de toros”. Los firmantes del manifiesto le recriminaron: “No basta con no asistir a actos de crueldad si permite que personas de su equipo o bajo su responsabilidad los organicen, autoricen o respalden”. Partidarios de Ciudadanos consideraron que había que “atenerse al cumplimiento de la norma”. Podemos e IU declararon su “absoluta repulsa y oposición” hacia esta celebración. Y, como cada año, por estas fechas, se repitió el mismo debate que oscilaba entre la defensa de las tradiciones y la abolición de este tipo de festejos. Un debate que, en el ámbito político, dividía a los integrantes de los partidos que mostraban una mezcla de sentimiento íntimo, convicción y cálculo electoral. Y a lo largo de esta fiesta aparecieron las amenazas, agresiones y disturbios, originados por el enfrentamiento entre quienes pretendían que no se celebre el torneo y quienes lo defienden como propio de las tradiciones más profundas de su municipio. Durante las semanas previas, los dirigentes políticos trataron de 'lidiar' con esta cuestión, expresando más una visión personal que la postura 'oficial' del partido. José María González,  coordinador regional de IU, declaró que la posición de su formación era “absolutamente contraria al maltrato animal” y negó que la legislación vigente se estuviera cumpliendo tal y como afirmaba la Junta de Castilla y León, por lo que  defendía una modificación que impedía la celebración de este tipo de festejos. Pablo Fernández, líder autonómico de Podemos, expresaba su “absoluta repulsa y oposición” a esta celebración. porque no quería “una sociedad en la que se normalizase la violencia y se observase como algo cotidiano”. Y, Luis Fuentes, de Ciudadanos, reclamaba “sensatez”, “sentido común” y “respeto a las libertades individuales”, y se mostraba contrario a la “vía de las prohibiciones”. Para él, lo importante era “el respeto a las libertades dentro de una regulación”. Por su parte, PACMA, partido animalista, se erigía como principal opositor a la celebración de este torneo con campañas como “Rompe una lanza”, respaldada por actores, escritores y artistas. Y miembros de este partido entregaron a Pedro Sánchez casi 120.000 firmas para exigirle que ningún alcalde socialista autorizase espectáculos como el del Toro de la Vega, cuya celebración estaba regulada a nivel autonómico.

Manifestantes contra el Torneo del Toro de la Vega, in situ.

Los colectivos abolicionistas, presentes en la celebración de este torneo, denunciaron “amenazas, agresiones, pedradas, golpes e insultos” reiterados por parte de los vecinos del pueblo “con la connivencia” de las fuerzas de seguridad. Unos hechos que se suman a las dificultades que tuvieron los periodistas y reporteros de los medios de comunicación que cubrieron los hechos. Una activista resultó herida por el impacto de una piedra en su cabeza, en medio de un fuerte enfrentamiento entre defensores de la fiesta y manifestantes convocados por la asociación PACMA. Se investiga por qué se dio la orden de salida del toro cuando en la pista se encontraba aún un número elevado de manifestantes. Algunos relatan que “podía haber sido una masacre” porque “soltaron al toro antes de desalojarnos” y advierten de que denunciarán al responsable de la seguridad del evento. La tensión marcó los instantes previos a la suelta del toro, con enfrentamientos físicos y verbales contra los detractores. Hubo, además, incidentes entre defensores de la fiesta y periodistas que cubren el acontecimiento. Poco antes de las 10.00 horas, un encapuchado golpeó con un bastón el micrófono del reportero Pello Moriones, del programa de Ana Rosa, cerca del puente medieval de Tordesillas, después de que un partidario del torneo empujara a un manifestante. Gerardo Abril, presidente del Patronato del Toro de la Vega, se presentó ante los periodistas para acusarles de “manipular” y acudir al municipio “a molestar”. “Sólo venís este día a decir mentiras”, informó El Mundo. Cientos de personas defensoras de los animales se concentraron en contra del festejo desde las ocho de la mañana, al grito de “Tordesillas, vergüenza nacional”, pero, al final, no pudieron impedir que “Rompesuelas”, el toro elegido para la ocasión, muriera durante el torneo, alanceado por los participantes del pueblo en el torneo. Los antitaurinos se retiraron en medio de los insultos de los defensores de la fiesta, que les dedicaban gritos como: “Yo soy español, español”, “A por ellos, oé;  a por ellos, oé” o “El año que viene, otro toro más”.

Adrián Sánchez denunció la actuación pasiva de la Guardia Civil.

Entre la multitud de activistas que se acercaron hasta Tordesillas destaca la presencia de Adrián Sánchez. Ese murciano encadenó su cuello a una señal de tráfico que estaba en medio del recorrido y lanzó la única llave que lo abría a las profundidades del río Duero. Sánchez pretendía la paralización del torneo medieval en el que cientos de muchachos con lanzas afiladas persiguen a un toro hasta darle muerte. Pero los responsables de la seguridad del evento entendieron que tanto Adrián como el resto de activistas estaban allí por su propia iniciativa, conscientes de a lo que se exponían, y dieron el visto bueno a que se soltase al animal antes de desalojar la plaza. Ataviado con una camiseta con la bandera de España y un toro estampados en el pecho para no levantar sospechas entre los vecinos, Adrián había conseguido acceder hasta ese punto del circuito tras haberse ganado la confianza de los vecinos, vendiéndose como un mozo dispuesto a alancear a “Rompesuelas” y llegando a fotografiarse con el alcalde de Tordesillas. Pero los responsables de la seguridad del evento entendieron que tanto Adrián como el resto de activistas estaban allí por su propia iniciativa, conscientes de a lo que se exponían, y dieron el visto bueno a que se soltase al animal. Adrián juzgó con dureza la actuación pasiva de la Guardia Civil, llegando a acusarlos de intento de asesinato. “El toro me ha pasado al lado. Sabían perfectamente que estaba atado y han salido corriendo cuando lo han visto. Han soltado al toro conmigo atado. Es un intento de asesinato”, dijo ante las cámaras de Telecinco. Otros activistas animalistas denunciaron que las fuerzas del orden no los habían desalojado. Una vez muerto el toro, el activista fue liberado por los bomberos, siendo aclamado como un héroe por el resto de los activistas concentrados y silbado por los defensores del torneo. El Partido Animalista PCMA denunció las amenazas que sufrieron sus reporteros, a través de un vídeo en el que se puede ver a varios lanceros increpando a uno de estos profesionales y exigiéndole la tarjeta de su cámara de vídeo.

Varios reporteros fueron atacados. Uno de ellos, del programa de Ana Rosa, recibió un golpe que le rompió el micrófono.

Manuel Jabois describe en “El País” el ambiente que se respiró ese día en el Torneo del Toro de la Vega: “Los alanceadores de Tordesillas, montados en sus caballos, levantan sus lanzas acabadas en punta de acero. Esgrimen sus armas en dirección al toro. El animal huye y los caballos salen en estampida tras él. Hace frío, viento y llueve. Entre la gente hay de todo, especialmente jóvenes, muchos sin dormir. Circulan entre la arena algunos todoterrenos, incluido el oficial del torneo, y un tractor lleno de chavales ataviados con pañoletas españolas y gafas de sol, que despachan cervezas mientras insultan a los fotógrafos. El público pierde el rastro de ‘Rompesuelas’, que huye del descampado y se mete en un bosque: de repente, el olor a bosta de caballo y a hierba recién mojada por la lluvia es sustituido por el del eucalipto. Dura poco, pero produce una sensación ensoñadora, como si se le adjudicase un olor incorrecto al espectáculo de destripar un animal. El barro, el sudor y el roce de la gente y de nuevo las heces de los animales contextualizan lo que va a ocurrir: faltan cinco minutos para que Fran Alcalá, Cachobo, un joven de camiseta fluorescente, acabe con el animal, hundiéndole su lanza. Un rastro de sangre lleva a esa escena. Son trozos de tripa sobre charcos que el brasileño Jon Amad, reportero freelance, se pone a fotografiar. Sin embargo, uno de los organizadores baja del coche y le exige que destruya esas fotos. Unas 30 personas rodean al fotógrafo, lo zarandean y lo empujan entre amenazas. El organizador le exige la tarjeta. Jon la saca, pero le dice que no se la va a dar. De nuevo, la turba se agita a su alrededor: están prohibidas las imágenes, le hacen saber. ¿Quién lo prohíbe?, pregunta Jon. Nosotros, contestan. Mariano se lleva a Jon a varios metros, entre los árboles, para que le dé la tarjeta. Mariano, que dice ser de la organización, reclama la tarjeta de fotos y le dice a Jon que le va ‘a romper la cara’. Le obliga a borrar las fotos antes de que llegue un agente de la Policía Local. El agente identifica a Jon”.

                                 Francisco Alcalá, autor de la lanzada mortal contra “Rompesuelas”.

Fran Alcalá, 'Cachobo', es el ídolo local del Torneo del Toro de la Vega. Él y su cuadrilla se ganan el respeto de los alanceadores veteranos y la admiración de los vecinos. Todo el mundo quiere hacerse una foto con él y estrecharle la mano. El “héroe” no suelta la lanza que lleva la cola de “Rompesuelas” en lo alto y abraza a todos los que le aplauden a rabiar. Algunos de ellos amenazan a los antitaurinos. “Cachobo” y sus amigos cantan, bailan y celebran la muerte del toro “como si fuera una gran victoria. Llega eufórico ante el tribunal del torneo pero éste anula su victoria por las irregularidades en el reglamento. “Cachobo” monta en cólera, como primera reacción. Luego, se encoge de hombros, derrotado. La muerte de  “Rompesuelas” no tiene, oficialmente, ganador. Ya se sintió así en agosto de 2014, cuando tres sicarios intentaron acabar con su vida. Fue en un encierro campestre en Castrogonzalo (Zamora). Entonces, un grupo de jóvenes le buscaban para ajustar cuentas, pero el joven hizo caso omiso y decidió ir a los festejos taurinos en compañía de su novia y un amigo. 

"Cachobo" con su novia.

“Al terminar el encierro campestre del primer astado –cuenta La Opinión de Zamora–, en una zona en la que no había gente, ‘Cachobo’ fue rodeado por cuatro vehículos en los que viajaban más de una decena de jóvenes. Entre ellos, había, al menos, tres sicarios de presunto origen centroeuropeo. Fran se dio a la fuga conduciendo por las tierras y perseguido por cuatro vehículos. En un momento observó que desde uno de los coches un hombre se asomaba por la ventanilla, les apuntaba con una pistola y disparaba. En este trance, la novia del joven, llorando y bajo un fuerte un ataque de nervios, telefoneó al 112, informándoles de lo que estaba ocurriendo. Durante la persecución también pudieron telefonear a los padres de Francisco, que viajaron inmediatamente desde Valderas hasta Castrogonzalo (…) Después, Fran llegó a una zona en la que había gente y vehículos congregados. Los perseguidores no se arredraron, le rodearon y descendieron armados con bates, porras y cachas. En el ínterin, llegó el padre del joven y al grupo se arrimó gente de Valderas y de Castrogonzalo. Los primeros atacaron, golpearon y lanzaron las porras. El padre de Fran recibió un golpe en la cabeza y un mordisco del que tuvo que ser atendido médicamente. Al final, apareció la Guardia Civil, aunque los tres sicarios se dieron a la fuga en un vehículo”. Según relata Juan Antonio Gil –el periodista que escribió sobre lo sucedido–, tras la huida de los sicarios, ‘Cachobo’ y su novia acudieron al puesto principal de Benavente, donde presentaron denuncia en la Guardia Civil, relatando lo ocurrido. Pasados los días, el joven taurino restó importancia al asunto, explicando que había sido confundido con su hermano mayor, quien, días atrás, se había envuelto en una pelea en otra localidad de la zona.

"Rompesuelas" es acosado.

PACMA informa que el toro comenzó su recorrido hacia la vega cuando centenares de personas protestaban sentados en la calzada. “Se ha puesto en riesgo la vida de estas personas, ya que además los medios de comunicación presentes y algunos de los manifestantes aseguran que no había presencia policial ni de la Guardia Civil, y que los vecinos no les permitieron resguardarse tras las talanqueras cuando pasaba Rompesuelas”. En una nota, asegura que sus “fotógrafos y cámaras fueron agredidos y amenazados por los lanceros, e incluso por el propio concejal de Festejos, D. Javier Campos Rodríguez, que, en presencia de la Policía, impidió a uno de nuestros cámaras seguir grabando. Bajo amenazas y empujones, le obligaron a entregar la tarjeta gráfica con todo el material obtenido, invitándole a recogerla en el Ayuntamiento”. Según PACMA, el periodista, director de la Fundación ProVegan, “denunciará las amenazas y agresiones recibidas, así como que se le impidiera ejercer libremente su profesión, documentando un espectáculo público autorizado en una zona de libre acceso”. El Partido Animalista advierte, además, que denunciará “las irregularidades cometidas durante el torneo, así como el incumplimiento del protocolo de seguridad, al dar salida a “Rompesuelas” cuando cientos de personas, entre manifestantes y periodistas, se encontraban en el recorrido, lo cual podría haber desencadenado consecuencias fatales”.


PACMA y la Plataforma “La Tortura no es Cultura” denuncian irregularidades en el protocolo de seguridad que “puso en riesgo la vida de las personas”. Y añade que el toro fue lanceado, en varias ocasiones, también por participantes “escondidos tras los árboles y fuera de los límites de la vega, incumpliendo la propia normativa del festejo”. Añade que se soltó al animal “mientras que muchos de los manifestantes se encontraban en medio de dicho recorrido, alguno incluso inmovilizado con cadenas. Los mozos del pueblo han conducido al animal a través de la zona donde los animalistas estaban concentrados, y ‘Rompesuelas’ se acercó peligrosamente a varios de ellos. Cuando los activistas intentaron ponerse a resguardo en las talanqueras, los vecinos del pueblo que estaban al otro lado les han impedido acceder a ellas, dejándoles expuestos al toro en una situación de extrema peligrosidad que fácilmente hubiera podido cobrarse víctimas mortales”. Marta Esteban, presidenta de esta organización, anuncia que, si los hechos se demuestran como los testimonios afirman, se interpondrá una denuncia hacia los responsables de que esta situación haya podido producirse.

La muerte violenta y cruel de Rompesuelas.

Quaesar escribía en El Ventano: “Rompesuelas ha sido asesinado en la mañana de este martes por una pandilla de garrulos descerebrados, a pesar del clamor que inunda el país contra esta salvajada. Esta ha sido la última edición del Toro de la Vega, un evento que no volverá a celebrarse nunca más, por mucho que grite el alcalde. La barbarie de este martes 15 no volverá a repetirse, y ya nadie tomará imágenes como estas... El fin del evento más simbólico del maltrato animal en España ha llegado. Nunca más otro Toro de la Vega”.


Apenas 24 horas antes de que se celebrase el Toro de la Vega en Tordesillas, la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia (AVATMA)  enviaba este documento al alcalde, con el título “El toro de la Vega SÍ sufre”. En él intentaba desmentir unas afirmaciones del regidor, José Antonio González Poncela, en el programa “El Intermedio de La Sexta”, en el que aseguró que el toro “siente dolor pero no sufre” en este festejo. Estos fueron los argumentos que el presidente de AVATMA, José Enrique Zaldívar, expuso para rebatir las palabras del alcalde socialista de Tordesillas, detallando el sufrimiento al que se exponía el toro  “Rompesuelas”, desde el momento en que fue trasladado en un camión desde Badajoz: 


Estrés durante el traslado: “Son animales rumiantes, gregarios, que sufren cuando son separados de su manada. Está demostrado que los niveles medidos de hormonas del estrés en estos animales son elevadísimos durante el transporte, lo que indica sin lugar a dudas un alto padecimiento (pudiendo perder entre 30 y 50 kilos)”.

Miedo en el aislamiento y desembarque en la plaza: “El ambiente ruidoso, el bullicio, y el acoso son factores a los que estos animales no están acostumbrados. (...) Está demostrado científicamente que todos los animales son capaces de sentir miedo ya que poseen el centro nervioso que lo procesa, la amígdala. (...) Ante las diversas situaciones que provocan estrés y que va a padecer este toro, (...) Se descargarán diferentes hormonas como la ACTH, cortisol, endorfinas, epinefrina (adrenalina), norepinefrina (noradrenalina) y dopamina. Todo esto va a resultar en el aumento de la contracción del miocardio, con aumento de la frecuencia cardiaca, y la dilatación de los vasos sanguíneos. Este animal agotará todas las respuestas que su organismo puede generar para defenderse, lo que se traducirá en un fracaso orgánico".

Esfuerzo físico de la prueba: "El sufrimiento de este toro será aún mayor desde el momento en que sea liberado de su encierro, recorra el puente sobre el rio Duero, y entre en la zona en la que puede ser alanceado. A partir de ese momento se le va a exigir un enorme ejercicio físico para el que como rumiante no está preparado. Este grado de exigencia le va a provocar acidosis metabólica, acidosis láctica o lactacidemia, un descenso drástico del pH de la sangre y de los tejidos, que se va a situar por debajo de 6,5, que es el límite inferior para que una actividad muscular sea considerada razonable o soportable en bóvidos, caballos de carreras, y seres humanos. (...) En este estado va a provocar alteraciones cardiovasculares, cerebrales (como obnubilación y confusión), alteraciones respiratorias como hiperventilación, disnea e hipoxia, que es la falta de oxígeno y exceso de dióxido de carbono, y alteraciones metabólicas. (...)" 


Agotamiento y lesiones durante el torneo: "Conforme avanza el torneo acabará exhausto y agotado. Los músculos van a sufrir lesiones importantes debido a las exigencias físicas que se le piden,  miopatías, con necrosis y rotura de fibras musculares, así como atrofia e impotencia funcional de los músculos. El toro de lidia es un animal con fibras musculares dotadas de escasa capacidad oxidativa y tienen por tanto una gran facilidad para fatigarse. El exceso de lactato en sangre y tejidos, junto con la ausencia de ácido láctico en los músculos va a provocar un intenso dolor a nivel del aparato locomotor. (...) Dado que su organismo no está preparado para eso, el fracaso orgánico, ante lo que no puede adaptarse de forma natural, les provocará un enorme sufrimiento. (...) Además, este toro tendrá exceso de potasio (K) extracelular lo que es también causa de fatiga, que hará que el corazón se dilate al máximo y quede flácido”.

Hemorragias cuando sea alanceado. "En el momento en el que los lanceros empiecen a clavar sus aceros habrá profusas hemorragias, traumatismos, inflamación, hipovolemia y empeoramiento de la deshidratación que ya padecerá el toro. No podemos calcular la cantidad de sangre que perderá, porque va a depender de la profundidad de las heridas y de las zonas y órganos que las lanzas hayan penetrado y lesionado. En función de la pericia del lancero, que en primer lugar hiera de muerte al animal (que deberá ser el que le dé muerte) y de la resistencia que éste pueda oponer antes de caer, su padecimiento será más o menos intenso”.

La puntilla no le matará de forma inmediata. “Su vida terminará cuando se introduzca la puntilla, un cuchillo de 10 cm de hoja, en el espacio occipitoatlantoideo, que va a destrozar el bulbo raquídeo, un centro nervioso que pone en comunicación la médula con el encéfalo y que se ocupa entre otras cosas de regular el latido cardiaco y la función respiratoria autónoma. La puntilla fue prohibida en todos los mataderos de la UE hace muchos años por considerarse un método cruel de dar muerte a un animal. La puntilla no provoca la muerte instantánea, ya que los bóvidos así sacrificados presentan reflejos compatibles con la vida entre 1 y 4 minutos”.


Tres personajes españoles que sobresalieron en las letras, el periodismo y la comedia describen su punto de vista sobre el tema. El primero (Rosa Montero), el segundo (Félix Rodríguez de la Fuente) y el tercero (Fernando Tejero). Todos se pronunciaron sobre la tortura de los humanos a los toros: 


Entre los fotomontajes sobre el tema, presentamos al toro enamorado de la luna, al toro de Juan Ramón Jiménez (Herido está de muerte, el pueblo que con sangre se divierte), al visto por la gata Lili, visite Tordesillas y las siete diferencias entre los humanos y los monos








“Es loable –escribe el dibujante Pep Roig, en el vespertino ‘Ultima Hora’– salvaguardar las tradiciones, por más que estas consistan en la tortura de animales, como ocurrió el pasado martes en Tordesillas. Hasta estoy segurísimo de que muchos están convencidos de que el toro que estaba siendo lanceado sentía cierto orgullo patrio, a su manera de animal oficialmente irracional, cada vez que una lanza perforaba su cuerpo bravo y tradicional para que de las heridas brotara la ancestral sangre de toro. Los animales oficialmente racionales somos capaces de discernir entre lo que es una fiesta tradicional y una tortura en colectividad y con la licencia de la autoridad competente, municipal, regional, nacional, judicial, eclesiástica y, sobre todo, popular y moral. Hasta el ministro de Justicia, de cuyo nombre no quiero ni me importa acordarme, declaró, horas después de la folclórica escabechina, eso de que ¡es una tradición’. Y lo hizo ante las cámaras de televisión con una franca sonrisa de satisfacción por la tradición cumplida. No puedo negar que el ministro me emocionase. De todas maneras, me parece algo injusta esa tradición de Tordesillas (y otras con toro a torturar) porque siempre se trata de todos contra un toro. Considero que el secular festejo podría organizarse de manera equitativa. Es decir, por cada lancero, un toro. Cien lanceros, cien toros, de manera que no solo muera el astado. De hacerlo así, los tradicionalistas de Tordesillas, y de otros lugares con el típico tormento de cornúpeta, no recibirían tantas críticas por parte de los animalistas. Convencido estoy que hasta la Unión Europea se animaría a subvencionar la fiesta, como ejemplo de igualad”.



También los humoristas tienen algo que decir sobre el toro de la Vega o el que aparece en cualquier plaza de toros o en los lugares más originales: Forges, J. R. Mora, Ferrán, Alfons López, Ricardo, Pat, Vergara, Malagón, Ramón… 

















Pep Roig, desde el Mallorca, nos recuerda: La pantalla dominante, De piedra, Dirección general del Fomento de Festivos y Tradicionales derramamiento de Sangre de Animal Irracional, Espejismos y Lo veo todo negro.






Terminamos con varios vídeos sobre el tema:

 

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