sábado, 12 de diciembre de 2015

“Majestad, mientras nos represente, ¡no nos avergüence!” (Y II)

 El Rey Juan Carlos y el rey Salman, mano a mano. "No es el momento para hacer negocios aquí", le confesó el monarca saudí.


El exteniente del Ejército de Tierra, Luis Gonzalo Segura, se dirige en un artículo al rey, Juan Carlos I,  “avergonzado de su comportamiento”. “Majestad –escribe en Público.es –, por lo que nos hemos podido enterar sus súbditos, le dieron un homenaje en Arabia Saudita. Entiendo que a dicho acto acudió en representación de España, de la que sigue cobrando algo más de 187.000 euros anuales (sin contar lo gastado en sus viajes dado que el Gobierno se ha negado a responder). Y aunque no fuese así, al seguir cobrando y ejercer un cargo hecho a su medida se debe a unas ciertas obligaciones. Todos sabemos que es muy del gusto de frecuentar a sátrapas. No es la primera vez que lo hace, pero no queda bonito que lo haga y menos después de los atentados de París. Desde la abdicación hasta el mes de abril ha recorrido más de 55.000 kilómetros en viajes por el mundo. Y, entre tanto viaje no tuvo tiempo para acudir al entierro de los últimos militares fallecidos en el accidente aéreo, lo que supongo se debe a que no era tan entretenido como asistir a la Fórmula 1. Mejor las carreras y los homenajes que los entierros de sus soldados.  Ha representado a España en Arabia Saudita, que este año ha decapitado a 151 personas, y parece ser que se pretende decapitar a otras 50, por delitos tales como adulterio, traición, relaciones sexuales entre homosexuales, tráfico de drogas, apostasía o ‘brujería’ Además, lo ha hecho en un momento en el que se multiplican las denuncias por la colaboración de este país con el ISIS o, como mínimo, la permisividad del mismo con aquellos que han colaborado con el ISIS”.

Gonzalo Segura se lamenta de la sentencia a muerte a Ashraf Fayad, por apostasía. “Quizá tuvo la oportunidad de charlar con el rey Salman, del que es tan amigo, sobre lo que sucede en Yemen, donde las organizaciones de derechos humanos han denunciado a Arabia Saudita por crímenes de guerra: 5.700 muertos en ocho meses de conflicto (de ellos, 2.577 son civiles, incluyendo 637 niños)”. Y lamenta la intermediación de Juan Carlos para que Arabia Saudita adquiriese entre 200 y 270 carros de combate, “decisión que pisotea los derechos humanos, la democracia, el derecho internacional y las mencionadas denuncias de crímenes de guerra que ha recibido Arabia Saudita por sus actos en Yemen. Lo que no debe extrañar a nadie siendo ministro de Defensa Pedro Morenés, un señor que se ha enriquecido con la venta de bombas de racimo (por cierto, Arabia Saudita no ha firmado el tratado que prohíbe su uso. No solo fueron esos carros de combate, sino que le hemos vendido armas a Arabia Saudita por valor de más de 700 millones de euros en los últimos años, por mucho que el gobierno alegase que nos habían dado garantías de uso final y apropiado. Por supuesto, masacrar a población civil en Yemen es un uso muy apropiado y muy final”.

Gonzalo Segura repasa parte del pasado del rey Juan Carlos I y comenta que se puede comprobar que ha sido acusado de cobrar comisiones por la venta de petróleo (Roberto Centeno, catedrático de economía y exconsejero de Campsa, denunció que cobraba entre 1 y 2 dólares por barril), de estar relacionado con el tráfico de armas (“Un rey, golpe a golpe” de Rebeca Quintáns, bajo el seudónimo de Patricia Sverlo) o de tener una fortuna de difícil justificación (unos 1.800 millones de euros, según el New York Times) dado que ha sido capaz de multiplicar sus ganancias (inferiores a 10 millones de euros en sus años de reinado) hasta por 180. “No sé lo que rondará su cabeza a estas alturas de la vida o si habrá hecho una reflexión profunda sobre sus vivencias, pero si confía en que las historiadoras en las que se están convirtiendo Esperanza Aguirre (“España no estuvo en la guerra de Irak”, “El franquismo no se impuso por la fuerza”) y Ana Botella (“El PP y la reforma laboral es la ideología que más progreso ha traído a la humanidad”), escriban la historia de su reinado, descártelo. No creo que funcione”.

Como ciudadano, Gonzalo Segura le transmite su repulsa por sus relaciones con Arabia Saudita y la profunda vergüenza por su comportamiento. “Le pediría, por el bien de todos, que se disculpe, abdique de su abdicación, deje cualquier cargo que ostente y renuncie a cualquier salario que perciba. Después de eso, visite a todos los sátrapas, criminales de guerra, traficantes de armas y dictadores que le apetezca, diviértase en sus fiestas, coma y cene con ellos, vea vídeos de las decapitaciones o los bombardeos, charle con los poderosos que financian al ISIS, váyase de montería con personas que hayan sido vinculadas al tráfico de armas… Pero mientras nos represente, ¡no nos avergüence!”.

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