domingo, 22 de enero de 2017

Donald Trump, relevo en la Casa Blanca.

Una larga cola de miedo al fantasma de Trump está recorriendo el mundo.

Donald Trump tomó posesión como el presidente estadounidense más impopular de los últimos 40 años. A su entrada a la Casa Blanca, solo 4 de cada 10 americanos tenían una opinión favorable de su nuevo presidente, según las encuestas de Washington Post y la cadena de noticias ABC. La mayoría, un 54% de los ciudadanos de EEUU, tenía una valoración francamente mala de Trump. Un Trump que relevó a Obama y su “we can” con un nuevo “primero, yo”, mientras se miraba el ombligo. Es el cambio de un caballero (que no pudo) por un patán (que amenaza con poder), según apunta Enrique Gomáriz. Avergüenza su mensaje, convertido en antimensaje. Muy pocos minutos después de que jurara su cargo ante el presidente del Tribunal Supremo, le entregaron una tarjeta de plástico que contiene los códigos con los que debe confirmar su identidad. En adelante, deberá llevarla encima y no hacer como Bill Clinton, que la extravió en una ocasión durante semanas. Fue el momento más temido por muchos de sus rivales políticos. Hoy, Trump es un empresario sin experiencia política ni militar, famoso por su ego desbordado y acostumbrado a imponer su voluntad, con el poder de desencadenar una guerra nuclear con algunas de las 1.400 cabezas nucleares disponibles para ser utilizadas. Hillary Clinton difundió un anuncio, durante la campaña electoral, en el que varias personas expresaban sus temores por la idea de un arsenal nuclear controlado por Trump. Entre ellos, está Bruce Blair, que en los años 70 fue oficial encargado del lanzamiento de misiles nucleares Minuteman: “La idea de que Donald Trump tenga acceso a armas nucleares me asusta terriblemente. Debería asustar a todo el mundo”. En su discurso en la convención demócrata, Clinton utilizó la misma idea: “Un hombre al que se puede provocar con un tuit no es un hombre al que se pueda confiar las armas nucleares”. Pero su mensaje no caló en el número suficiente de votantes como para que ella fuera la elegida. En cambio, Trump, pese a su personalidad errática y sus ideas a veces contradictorias sobre asuntos básicos de política exterior y de defensa, sí consiguió la confianza de quienes votaran por él.  Fue él quien dijo en varias ocasiones que las armas nucleares eran algo “horrible” y que su número “debería reducirse de forma sustancial”. Pero, ante la sorpresa de los periodistas que lo entrevistaban, no quiso descartar el uso de esas armas en un conflicto que fuera realmente grave. Ni siquiera en Europa. “Europa es un lugar muy grande", dijo en una entrevista en Fox News en marzo de 2016. “No voy a descartar ninguna opción que esté sobre la mesa. Tenemos capacidad nuclear. (...) La última persona que usaría un arma nuclear sería Donald Trump. Así lo pienso. Creo que es algo horrible. Pero no quiero descartar nada. Tendremos que negociar. Habrá momentos en que estemos en una negociación difícil, complicada, horrible. La última persona... pero no voy a descartar nada. Lo dije ayer y lo mantengo ahora”. También en una entrevista, en la revista GQ, repitió que era “altamente, altamente, altamente, altamente (sic) improbable que yo las utilice”.  Pero no alejó del todo las dudas y temores de la mayoría de ciudadanos de este mundo.

Donald Trump se dirige a los medios tras haber ganado las elecciones.

Durante la caótica rueda de prensa del miércoles, 11 de enero de este año, en la Torre Trump, la primera que ofrecía el multimillonario desde el mes de julio, cientos de periodistas abarrotaron un minúsculo espacio. Trump atacó una y otra vez a determinados medios de comunicación y, en ocasiones, a periodistas con nombres y apellidos. Estaba furioso por las noticias de un informe filtrado que denunciaba contactos frecuentes entre su equipo de campaña y las autoridades rusas, y que sugería que el Kremlin contaba con material comprometedor que podría utilizarse para chantajear a Trump. Durante la misma rueda de prensa, un periodista de Breitbart News preguntó a Trump sobre su opinión sobre la ética de los medios y las “noticias falsas”. “Algunos de los medios de comunicación con los que trato –dijo Trump–, dan más noticias falsas que nadie. Podría nombrarlos pero no voy a perder mi tiempo en ello. Tienes a unos cuantos sentados frente a nosotros. Son muy, muy deshonestos pero creo que es algo con lo que tendremos que vivir. Supongo que la ventaja que tengo es que puedo responderles”. Según Associated Press, Breitbart News, una web de noticias racistas y de extrema derecha, fue el único medio de comunicación que tuvo asiento reservado en la primera fila. Steve Bannon, jefe de estrategia y principal consejero, fue director de ese medio. Pero la campaña del presidente electo atrajo un firme apoyo por parte de muchos presentadores de radio conservadores y páginas de Internet que apoyan teorías de la conspiración, como la de Alex Jones InfoWars. Durante su campaña, Trump apareció en la web de Jones como el medio conservador más importante que apoyó teorías conspiranoicas. Es la web que rechazó la masacre en la Escuela Primaria de Sandy Hook, en la que murieron 20 estudiantes y seis trabajadores, calificándola de “completamente falsa” y tildando los ataques del 11-S de “trabajo interno”. En diciembre de 1015, Trump fue entrevistado unos 30 minutos por Jones. En noviembre, tras ganar las elecciones, Jones aseguró que Trump le llamó para darle las gracias por su apoyo.

       ¿Nos lleva Trump a una tercera Guerra Mundial?

El martes pasado, Benjamin F. Deyurre escribía, en el Nuevo Herald, el artículo “Las profecías de Nostradamus y Donald Trump”, en el que recordaba cómo el candidato republicano había pronunciado un discurso en Atlanta, Georgia, hablando varias veces sobre la inmigración y la seguridad nacional a raíz de la masacre en un club de Orlando, ejecutada por un extremista en la madrugada del 12 de junio pasado. Donald Trump expresó que tanto el presidente Obama como la candidata Hillary Clinton deberían renunciar porque no utilizaron en sus discursos el término “Islam radical”. Después del mayor atentado terrorista en la historia de Estados Unidos, el presidente Bush tampoco utilizó semejante término y nadie osó pedirle la renuncia ante tan dramática situación. Por el contrario, el presidente Bush declaró: “Todo Estados Unidos se sintió emocionado la noche de la tragedia, cuando vieron a demócratas y republicanos unidos en las escalinatas del Capitolio, cantando God Bless America”. Al parecer, a Donald Trump no le importó el sufrimiento de las familias de 50 fallecidos y los numerosos heridos, y decidió hacer política baja en vez de unir el sentimiento norteamericano ante esta tragedia. Es más, Trump afirmó que, anualmente, llegan 100.000 personas a Estados Unidos procedentes del Medio Oriente. Con lo que pretendía atemorizar a la población, ya que si estimamos que sólo el 1% de ellos son terroristas, entonces tendríamos 1000 nuevos criminales cada año, capaces de cometer atentados masivos… En ocasiones, ocurre que un solo hombre puede desatar una guerra mundial, tal como aconteció el 28 de junio de 1914, cuando Gavrilo Princip, de 19 años de edad, asesinó en Sarajevo al archiduque del Imperio Astro-Húngaro, Franz Ferdinand. Esto originó que el Imperio, junto con Alemania, declarara la guerra a Serbia y sus aliados en lo que se denominó después como la Primera Guerra Mundial. Actualmente Trump propone prohibir la entrada de musulmanes a Estados Unidos como la gran solución al terrorismo doméstico. Desde luego, esto tiene su problemática. En el presente, con tanta tecnología y armas nucleares, una guerra convencional pudiera ser el fin de la humanidad tal como la conocemos. Todo lo anteriormente escrito, e incluso, las acertadas predicciones de Michel de Nostredame (Nostradamus), quien pronosticó que la Tercera Guerra Mundial se originaría en el Medio Oriente, nos lleva a la siguiente conclusión: la propuesta de Trump no solo carece de sentido, sino que es además, irresponsablemente peligrosa.

  Un hombre hace una foto a una gallina gigante que representa a Donald Trump en una fábrica en Jianxing, (China).

Diego Herranz asegura que Trump va a emprender una nueva era. Con un mayor grado de unilateralismo por parte de EEUU, más proteccionismo en lo económico y mayor riesgos e incertidumbres en el orden diplomático. “Tratará de imponer un giro geo-estratégico en toda regla. Para ello, ha configurado un gabinete de alto voltaje. Para su mandato presidencial, se ha rodeado de Jeff Sessions, futuro fiscal general (ministro de Justicia), senador por Alabama, estricto detractor de la inmigración al que le persiguen, desde hace años, nítidas acusaciones por racista y xenófobo. Junto a él, los generales John F. Kelly (marine), secretario de Seguridad Nacional, a quien le tocará gestionar el muro fronterizo con México, o James N. Mattis, de Defensa, responsable de la lucha contra el Estado Islámico y las misiones en el exterior y el oficial Mike Pompeo, director de la CIA. Su cometido será la reorientación radical de la estrategia de soft power de Obama. Con la inestimable ayuda del secretario de Estado, Rex W. Tillerson, presidente y CEO de Exxon Mobil, petrolera con notables intereses en el sector energético ruso y escéptico del cambio climático”. Elaine L. Chao, antigua ministra de Trabajo con George W. Bush, estará ahora al frente de la cartera de Transporte, de la que saldrán los multimillonarios recursos en infraestructuras. Wilbur Ross, en Comercio, junto a Robert Lighthizer, el representante de Comercio. Steven Mnuchin, secretario del Tesoro, antiguo ejecutivo de Goldman Sachs y ex director financiero de la campaña electoral de Trump, será el brazo ejecutor de las sanciones contra países enemigos, el impulsor de las reformas fiscales o el responsable de las políticas de financiación de EEUU en los mercados de capitales. Muchos se preguntan si EEUU va a abandonar su papel como potencia global. La combinación de militares y multimillonarios en el equipo de Trump apuntan a que “la versión de multilateralismo y global de EEUU va a cambiar” y tendrá “múltiples implicaciones” tanto para el país más poderoso del planeta como para el resto del mundo, asegura Andrew Bacevich, coronel retirado del Ejército americano. 

Donald Trump, un republicano en la presidencia de los EEUU.

En una entrevista con el diario alemán Bild,  Trump dice que la OTAN está “obsoleta” y acusa a la canciller, Ángela Merkel, de haber cometido “un error catastrófico” con su política de refugiados. Afirma que, para él, la OTAN es “muy importante”, pero recuerda que fue diseñada hace mucho tiempo y no se ha ocupado del terrorismo. Denuncia, además, que muchos estados no invierten lo necesario en defensa. “Debemos proteger a esos países, pero muchos de esos países no pagan lo que deberían”, subraya Trump, que estima que es “injusto” para Estados Unidos. El republicano elogia a Mérkel como “una de los más importantes jefes de Gobierno, con diferencia”, pero critica duramente su política de refugiados. A su juicio, cometió “un error catastrófico, al haber dejado entrar en el país a todos esos ilegales”. Trump respalda, además, la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea y cree que más países seguirán ese camino porque “las personas, los países quieren su propia identidad” y no desean que vengan desde fuera a su territorio para “destrozarlo”. Tras recordar que la UE fue creada, en parte, para enfrentarse comercialmente a EEUU, afirma que, para él, es indiferente que los europeos estén unidos o separados. Subraya la necesidad de reforzar los controles fronterizos en Estados Unidos y no descarta que los europeos puedan verse afectados, dejando claro que no actuará como Alemania. “No queremos que venga gente de Siria que no sabemos quién es”, añade. Sobre la posibilidad de levantar las sanciones impuestas a Rusia, apunta que se puede llegar a algún acuerdo con Moscú y a la necesidad de reducir el armamento nuclear. En otra entrevista en The Washington Post, Donald Trump promete “seguros para todos” en el plan que sustituirá al conocido como Obamacare. “Vamos a tener seguros para todos”, dice,  apuntando a “la existencia de una filosofía en algunos círculos de que, si no se podía pagar por ello, no se tenía. Eso no va a pasar con nosotros. Pueden esperar una gran cobertura sanitaria. Será de una forma mucho más simplificada. Mucho menos cara y mejor”. Sin dar detalles sobre este programa, el mandatario electo recalcado que se “hará cargo de todos”, añadiendo que los estadounidenses “no pueden permitir que haya gente muriendo en la calle”. Asimismo, adelanta que las compañías farmacéuticas tendrán que negociar directamente con Medicare y Medicaid y bajar sus precios, resaltando que “no estarán protegidas políticamente”. Las declaraciones del presidente electo han llegado después de que la Cámara de Representantes aprobara el viernes una medida legislativa que ordena a las comisiones comenzar los trabajos parlamentarios para derogar la reforma sanitaria del presidente saliente, Barack Obama.

El Trumputín.

Los extraordinarios aunque no verificados documentos, publicados el marte, 10 de enero, sobre las relaciones de Donald Trump con Moscú, nacieron como una investigación promovida por un rival político dentro del Partido Republicano. Julian Borger explica, en The Guardian, la historia de este informe: “Existe una pequeña industria de empresas de investigación en Washington, generalmente montadas por experiodistas y exagentes de seguridad, que se dedican a buscar información sobre políticos que éstos quisieran mantener en secreto. Estas empresas a menudo no saben quién es exactamente el que contrata sus servicios: la solicitud puede provenir de un despacho de abogados que actúa en nombre de un cliente de un partido. En este caso, la reclamación de información llegó de uno de sus rivales en las primarias republicanas. La empresa de investigación contactó después con un subcontratista con el que generalmente trabajaba en todo lo relacionado con Rusia: un exagente de contrainteligencia de Europa occidental, con mucha experiencia en el mundo oscuro de espías y siloviki (altos cargos con pasado en los servicios de inteligencia) de Moscú. Pero para cuando el agente comenzó la investigación, las primarias republicanas ya habían acabado. El cliente original se había retirado y la empresa que lo había contratado ya había encontrado un cliente nuevo, del Partido Demócrata. En julio, el agente de contrainteligencia ya había conseguido una cantidad de material significativa, utilizando fuentes rusas cuya confianza había cultivado durante años. El agente entregó una copia de los documentos a antiguos colegas del FBI, cuya división de contrainteligencia era perfecta para investigar el tema. En otoño, el FBI pidió más información al investigador, pero éste no supo más sobre esas pesquisas. El FBI parecía estar obsesionado con la investigación del material confidencial y secreto que era enviado a través del servidor privado de email montado por los asistentes de Clinton. El antiguo agente de inteligencia pensó que alguien encubría sus descubrimientos. En octubre, en un viaje a Nueva York, lo convencieron de que contara su historia a David Corn, jefe de la oficina en Washington de la revista Mother Jones. Sin embargo, el FBI siguió negándose a hablar del tema, a pesar de que, según algunas informaciones,  pidió y quizás consiguió una orden judicial  del tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera (FISA, por sus siglas en inglés) para poder investigar. A mediados de noviembre, los documentos aparecieron por otra vía, lo que hizo que fueran mencionados en el informe conjunto de Inteligencia sobre la intervención rusa que se entregó al presidente Obama y al presidente electo Trump”. 

       Vladimir Putin: “No creo que Trump estuviera con prostitutas rusas, aunque son las mejores”.

Vladímir Putin intentó romper una lanza a favor del presidente electo de EEUU, Donald Trump, al denunciar los intentos de deslegitimar su “convincente” victoria electoral. Negó que el norteamericano hubiera sido espiado por los servicios de seguridad rusos durante su estancia en Moscú. Aseguró que le costaba creer que Trump corriera al hotel a reunirse con prostitutas rusas, a las que calificó como “chicas con baja responsabilidad social, aunque sin duda son las mejores del mundo”. “Da la impresión –dijo Putin en rueda de prensa– de que, tras haber ensayado en Kiev, están dispuestos a organizar un Maidán (revolución ucraniana) en Washington con tal de no dejar a Trump asumir el cargo”. Putin aprovechó la comparecencia junto al presidente moldavo, Ígor Dodon, para asegurar que, en EEUU, continúa “la agria lucha política”, pese a que las elecciones presidenciales terminaron “con la convincente victoria del señor Trump”. Desde su punto de vista, “en el transcurso de esa lucha se han planteado varios objetivos, pero algunos son evidentes. El primero de ellos es restar legitimidad al presidente electo de EEUU”. Y advirtió de que esos intentos de deslegitimación están causando un gran daño a los intereses nacionales de EEUU, “lo quieran o no los que lo hacen”. El líder ruso subrayó que el segundo objetivo es “atar de pies y manos al recién elegido presidente cuando intente cumplir las promesas que le hizo al pueblo norteamericano durante la campaña electoral tanto dentro del país como en la arena internacional”. Recordó que, cuando Trump vino a Moscú hace varios años, era un empresario, no un político, y que, en Moscú, desconocían que albergaba ambiciones políticas. “Era un simple empresario. Uno de los más ricos de EEUU. ¿Alguien cree que los servicios secretos (rusos) siguen a cada millonario norteamericano? Por supuesto que no. Eso es una completa tontería”. En cuanto a su supuesto encuentro con “prostitutas”, Putin, amigo personal del ex primer ministro italiano Silvio Berlusconi, asegura que Trump “es un hombre adulto y, además, una persona que durante muchos años ha organizado concursos de belleza. Se relacionaba con las mujeres más bellas del mundo. Me cuesta mucho imaginar que él corriera a un hotel a reunirse con nuestras chicas de dudosa moral, las mejores del mundo, pero dudo que Trump cayera en eso”. El jefe del Kremlin tacha la prostitución de “lamentable fenómeno social”, pero asegura que la gente que encarga falsas acusaciones contra Trump y las utiliza en la lucha política “es peor que las prostitutas y no tiene ningún límite moral”. Y termina diciendo: “No conozco al señor Trump y nunca me he reunido con él. Tampoco sé lo que hará en la arena internacional, por lo que no tengo motivos para atacarle, criticarle por algo, ni defenderle por cualquier motivo”.


Donald Trump se dirige a los medios tras haber ganado las elecciones. “Trump –dice Luciano G.Egido, en CTXT– promete; incluso antes de jurar el cargo y de ser investido presidente de los Estados Unidos de América, ya se le han visto las trazas, sin ninguna duda. Nos vamos a divertir de lo lindo y a lo grande. Nosotros, aunque queramos, no podemos permitirnos ese lujo. No se anda con rodeos, ni con chiquitas, ni con ridículos eufemismos, ni con los subterfugios al uso. Viene en línea directa desde el far-west, de sus mejores historias y de sus mejores héroes. Al pan, pan, y al vino, vino; directamente al grano. Así da gusto. Más claro, el agua. Si alguien no lo entiende es que es tonto. Si es verdad que los rusos han trabajado a su favor, durante las elecciones, ha sido una jugada maestra, digna de la gran tradición ajedrecista de Rusia. Ni Maquiavelo, que se supone era  maquiavélico, lo hubiera podido imaginar mejor. Trump puede marcar con su actuación desinhibida, de máscaras fuera y sin pelos en la lengua, en cueros vivos, el punto de inflexión del imperio americano, con un enemigo en cada esquina y en continua renovación. El espectáculo está servido. Los norteamericanos se han asegurado, por lo menos, cuatro años de diversión. Se rumorea que las apuestas están cinco a uno, de que habrá una bronca cada semana, y los más arriesgados están dispuestos a pagar diez a uno, de que la habrá todos los días. Confiemos en que la entrada no haya sido demasiado cara”.
       Sciammarella.

“No sé cómo será la presidencia de Donald Trump –escribe Lluís Foix, bajo el título ‘La mediocre retórica de Donald Trump’. Sabemos cómo ha llegado a la Casa Blanca, qué estrategia ha utilizado para ganar, las mentiras que se han vertido, los ataques a la prensa, su obsesión por tuitear, saltándose a periodistas despreciados, su resistencia a dar ruedas de prensa. En su primera comparecencia ante los periodistas, dio la impresión de ser un personaje inseguro, improvisador, mal educado. Como si pretendiera conseguir audiencia en un reality show. Perdió el control enfrentándose con un periodista de la CNN al que le dijo varias veces que era un grosero. Las noticias que no le agradan son falsas y el gabinete que está confeccionando es el mejor de la historia. Tres altos cargos de la nueva Administración contradecían políticas expresadas en twitter por el presidente electo. Sobre todo en las extrañas y sorprendentes relaciones con la Rusia de Vladimir Putin. Desautorizó a los servicios de inteligencia que han elaborado un dossier que comprometería seriamente a Donald Trump en sus viajes a Moscú. No sabe cómo se las gasta el presidente ruso que es un gran experto en espionaje. Pronto sabremos si el presidente Trump va cambiar el estilo, la oratoria y su forma de comunicarse. La primera impresión al verle actuar en la rueda de prensa es su escasa articulación retórica. Mientras Trump respondía con malas formas a una multitud de periodistas atolondrados, Barack Obama pronunciaba un discurso para cerrar su legislatura. Una pieza oratoria de primer orden. El juicio de Obama está en manos de la historia. Pero su oratoria ya se puede incorporar entre la de los presidentes más dotados, desde Lincoln a Kennedy. Los discursos han formado parte de la tradición política de los presidentes americanos desde los primeros tiempos de la República. Cada presidencia es recordada por piezas oratorias sobre los temas más diversos. Largas o breves. Los puntos de inflexión de la política norteamericana en los últimos cien años ha ido acompañada de discursos célebres. El de inauguración de mandato de Kennedy o los discursos de Gettysburg de Lincoln. Roosevelt y Truman dejaron piezas oratorias de gran nivel. Ronald Reagan, desde su simplicidad, seguía un guión que impactaba al mundo en el ocaso de la guerra fría. El de Donald Trump no lo conocemos todavía. No se sabe qué ha leído ni quiénes son sus autores de referencia. Es la improvisación del mensaje corto y desarticulado”.


“¡Abróchense los cinturones. Empieza la Era Trump! –escribe Diego Herranz en Público–. Y viene cargada de emociones fuertes. Quienes habían augurado que el cuadragésimo quinto presidente de EEUU dejaría su retórica a un lado y empezaría a rebajar las tensiones una vez se sentara en el Despacho Oval de la Casa Blanca, tendrán que dejar sus predicciones en cuarentena. Analistas de mercado y observadores políticos han coincidido durante las semanas de convivencia de las administraciones Obama y Trump en presagiar la llegada de un mantra zen, una vez el líder republicano dejara su Torre de Oro neoyorquina para asentarse en Washington, en el mayor centro de poder político del mundo. Pero no parece que el espíritu indomable de Barack Obama tenga intención de templar gaitas. La primera comparecencia de prensa del magnate como presidente electo dejó un claro aviso a navegantes. Ni una acusación directa a Rusia por haber interferido en su victoria en las urnas mediante ciberataques, tal y como han corroborado por activa y por pasiva los servicios de inteligencia estadounidenses. Mucho menos, sobre el posible chantaje del Kremlin por su ‘affaire sexual’ en Moscú de hace unos años. Trump despachó el asunto con acusaciones al emisor (calificó a la CNN de organización difusora de noticias falsas) por dar veracidad a fuentes (origen de las filtraciones) nada fidedignas, y a las agencias de espionaje, de las que ─dijo─ han creado una ‘mancha tremenda’ al permitir filtrar rumores ‘escandalosos’. Como lo hacía la Alemania nazi, espetó. A pesar de que la CIA constatara que la operación de los servicios de espionaje rusos estuvo supervisada por Vladimir Putin, y que el propósito del robo y difusión de correos electrónicos del equipo de su rival demócrata, Hillary Clinton, estuvo dirigida al triunfo electoral de Trump. Casi sin razón de continuidad, ha engrasado la maquinaria de congresistas para dejar sin validez la reforma sanitaria de Obama. El Medicare ya ha sufrido el primer paso hacia su desmantelamiento en el Congreso. Mientras, en el plano internacional, se ponía los primeros palos diplomáticos en las ruedas de China, al exigir a Xi Jinping que deje de construir diques artificiales en torno a las Islas Spratly, en el mar del sur, próximas a Taiwán, para albergar armamento militar, posiblemente nuclear”


David Jiménez cuenta, en “Una predicción sobre Trump”, su historial de predicciones fallidas “porque me aferro a la esperanza de equivocarme también sobre cómo será la presidencia de Trump: una tragedia, para Estados Unidos y para el mundo. No es sólo que el tipo sea xenófobo, irrespetuoso, faltón, mentiroso o engreído, que también, sino que carece de la más mínima preparación para el puesto que va a ocupar. Cualquiera que le haya seguido la pista en las últimas décadas sabrá que pertenece a la especie de ignorantes más peligrosa: la de quienes desconocen que lo son. La historia nos dice que es una combinación que no puede traer nada bueno”. Y termina recordando: “La democracia de Estados Unidos va a ser puesta a prueba como nunca antes y la buena noticia es que Trump perderá su envite, porque el nuevo presidente se enfrenta a una sociedad cívica, una prensa, un sistema judicial y un control legislativo que en nada se parecen a lo que tenemos por aquí. Pero cuando todo haya terminado, y el magnate vuelva a la especulación inmobiliaria y la gestión de concursos de belleza, de donde nunca debió salir, muchos habrán pagado sus decisiones. El destrozo tardará años, sino décadas, en ser reparado. Estados Unidos será un país más dividido, intolerante y desigual. Y el mundo un lugar más inseguro e inestable. Pero por supuesto todo esto es sólo una predicción y uno no pierde la esperanza en su incapacidad para acertar”.

       Marcha Mundial de Mujeres contra Trump.

Los discursos y proclamas de Donald Trump durante la campaña y tras su elección como presidente de EEUU han generado malestar e inquietud sobre todo en las filas republicanas, ante la prepotencia, desprecio y hasta chulería con la que Trump se muestra al referirse a la democracia, la libertad y otros pilares considerados básicos de la esencia norteamericana. Un grupo de mujeres de distintos orígenes raciales, religiosos, sociales y económicos, preocupadas por ‘la creciente retórica del populismo de extrema derecha en todo el mundo’, se  unieron para organizar una marcha mundial, teniendo como convocantes ‘honorarias’ a Ángela Davis, Dolores Huerta, Gloria Steinem, Ladonna Harris y al defensor de los derechos civiles, Harry Belafonte. Los organizadores de la 'Marcha de las mujeres' calculan que sólo en Washington acudió medio millón de personas a la movilización. Mujeres de todo el país dejaron sus peticiones entre la Casa Blanca y el Congreso y defendieron sus derechos, con la ayuda de embajadoras famosas como Scarlett Johansson, Katy Perry, Julianne Moore o America Ferrera. Este movimiento no se limitó a Washington, sino que estuvo arropado por 616 “marchas hermanas” en todo Estados Unidos y en el resto del mundo, con manifestaciones en ciudades como Buenos Aires, Lima, Bogotá; Madrid, Barcelona y Granada (España), además de la capital de México y otras 16 localidades mexicanas. La Marcha de las Mujeres fueron apoyadas por actores conocidos por su compromiso con los derechos humanos, como Robert de Niro, Tim Robbins, el comediante Rob Delaney, la directora de cine mexicano-keniata Lupita Nyong’o, la cantante Cher o la artista de performance, Nadia Toloknó, integrante del coletivo ruso de punk-rock ruso Pussy Riot. “La convocatoria –escribió Berta Cao en Cuartopoder– aspira a  lograr que más de 200.000 personas marchen sobre Washington y alcanzar el millón de personas en EEUU. Deambularon en los 50 estados de EEUU, el Distrito de Columbia, el estado asociado de Puerto Rico y, a nivel internacional, en Canadá, en 18 ciudades;  México, en 10; Brasil, Ecuador, Costa Rica; Australia y Nueva Zelanda; Georgia, India, Iraq, Arabia Saudí, Israel, Japón, Corea del Sur; Ghana, Sudáfrica, Kenia, Tanzania, Nigeria; y en Europa, en Austria, Bélgica, Chequia, Dinamarca, Hungría, Grecia, Italia, Irlanda, Noruega, Polonia, Islandia, Lituania, Holanda, Serbia, Suiza. Alemania, con cinco marchas convocadas, Francia y Portugal,  con seis en cada país y Reino Unido con nueve, son los países europeos que más compromiso han mostrado en la iniciativa de las mujeres estadounidenses. En nuestro país, las convocatorias organizadas en Barcelona y Granada se han registrado como marchas hermanas, invitando a salir a la calle a mostrar el compromiso con la dignidad de las mujeres y en defensa de los derechos de todas las personas a la igualdad, la libertad y la diversidad, y en contra de la misoginia y la violencia, inherentes a un discurso que Donald Trump ha hecho suyo, pero que tiene su portavoces en todo el mundo, como hemos comprobado en el Parlamento ruso, con su desprecio a las mujeres víctimas de la violencia machista”.


“La presidencia de Trump –escribe Roger Senserrich en Vozpópuli, bajo el título ‘Quién es Donald Trump’– probablemente hará menos daño de lo que muchos temen dentro de Estados Unidos, pero será especialmente peligrosa para los de fuera. Durante campaña electoral en Estados Unidos emergió en ciertos sectores de la derecha conservadora una disciplina de análisis político que podríamos bautizar como trumpología. Sus practicantes eran a menudo políticos e intelectuales republicanos que habían decidido apoyar la candidatura de Donald Trump, amén de una nutrida cohorte de centristas que insistían en esa vieja tradición de pensamiento presuntamente serio que insiste que ambos partidos americanos son igual de culpables de todo lo malo del país. El objeto de estudio, por decirlo de algún modo, era las motivaciones, pensamiento político y convicciones del candidato Trump, bajo la hipótesis de que casi todo lo que decía durante la campaña eran astracanadas para llamar la atención, y que toda su campaña era un brillante ejercicio de teatro político (… ) Es cierto que Trump es menos conservador en bastantes aspectos que el resto del partido republicano. También es cierto que Trump es, a menudo, un republicano ortodoxo en muchas materias, y comparte la devoción del partido por recortar impuestos a los ricos o reventar cualquier atisbo de regulación empresarial. En cosas donde no tiene opiniones formadas (que son muchas), el nuevo presidente no tiene el más mínimo reparo en dejar que hagan lo que quieran. En los temas que le apasionan, sin embargo, y en aquellas cosas que consiguen ocupar su atención, parece ser desgraciadamente la persona que fue durante toda la campaña. Sus nombramientos en el gobierno han sido una extraña combinación entre extremismo casual, amigotes con toneladas de dinero y republicanos de toda la vida aparcados en departamentos que le aburren. Sus intentos de diplomacia han oscilado entre las pataletas infantiles, ejercicios de cuñadismo militante, una visión simplista del mundo como un juego de suma cero y una desconcertante afición a compartir posturas políticas e ideológicas con Vladmir Putin. Su visión sobre comercio internacional y política económica mezcla un voluntarismo infantil con una arrogancia desmesurada contra los expertos. En los temas donde, ahora ya como gobernante, debe ser capaz de dar respuestas concretas sobre qué políticas va a proponer, Trump sigue hablando como si no tuviera remota idea de lo que habla, probablemente porque realmente no sabe nada del tema”.


Centenares de manifestantes y la policía se enfrentaron en Washingron el mismo día de la toma de posesión del presidente Donald Trump, con el lanzamiento de piedras y gases lacrimógenos que dejaron cerca de 90 detenidos y “daños materiales significativos”. El centro de la capital se encontraba fortificada con un enorme despliegue de seguridad y calles cortadas, mientras el sueño dorado de la pareja Trump se hacía realidad. “El sueño de Melania Trump –desvela Niccole Bril, la experta maquilladora de cabecera de la nueva primera dama de Estados Unidos– es crear un salón de belleza dentro de la Casa Blanca. O, por lo menos, uno de ellos. Porque si hay algo importante para la esposa del presidente estadounidense, es la imagen. Y nada le impedirá estar perfecta allá donde vaya”.  Melania ordenó que, en la Casa Blanca, se instalase algo así como una habitación del glamour diseñada para peluquería, maquillaje y vestuario. Se trataría de un espacio muy iluminado, con un equipo creativo a su disposición y capaz de tener su estilismo listo en unos minutos. Con estas palabras se expresó la encargada del maquillaje y peinado de la mujer del hombre más poderoso del mundo.

La estatua de Donald Trump, desnudo, apareció por unas horas  en pleno centro de Manhattan. 

No podemos ni queremos terminar sin recordar lo ocurrido en USA hace cinco meses, antes de que la campaña electoral diera inicio. Fue a mediados de agosto cuando los ciudadanos norteamericanos y turistas que paseaban por la zona sur de Union Square Park, en Nueva York, se llevaron una sorpresa al aparecer en medio de la plaza una estatua del candidato del Partido Republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, totalmente desnudo. La gente se lo tomó en broma y tomó fotografías de la estatua, subiéndola a las redes sociales. La imagen misma llevaba una pequeña placa grabada que decía: “El emperador no tiene bolas”, firmada por un tal Ginger. La escultura frontal del multimillonario estadounidense muy lejos de ser un David de Miguel Ángel, contaba con otros detalles realistas, como la extraña media melena rubia, una piel de color carne, venas y varices por todo el cuerpo y una barriga bastante prominente. También tenía incluso sus partes íntimas al aire. 

El “emperador sin bolas”, hoy elegido presidente de USA. 

Otros cuatro ejemplares idénticos aparecieron en San Francisco, Seattle y Ohío, pero todos fueron confiscados o destruidos por las autoridades que invocaron normas que prohibían “cualquier construcción no autorizada en los parques municipales, independientemente de su tamaño”. Pero, antes de su desaparición, la estatua se convirtió en símbolo del arte de protesta política. Trump fue acusado de inflamar el sentimiento anti-imigratorio, amenazando con construir un muro en la frontera con México y con destruir a la fuerza a 11 millones de personas en situación irregular en los Estados Unidos, antes de moderar su discurso.  Cuatro meses más tarde, Donald Trum ha sido elegido, con la sorpresa de todos, presidente de las elecciones americanas.


El martes pasado, el Museo de Cera de Madrid presentaba la estatua del nuevo presidente de Estados Unidos en la madrileña plaza de Colón, decorado con banderas de Estados Unidos, alfombra roja y globos. Una joven con gafas y el pelo recogido en una coleta, activista del grupo feminista Femen, se despojó de la cazadora gris que vestía y se encaró con la estatua de Donald Trump mientras gritaba: “Hay que coger al patriarcado de los huevos”. La joven llevaba escrito en el pecho con letras negras “Grab back” y en la espalda  “Grab patriarchy by the balls”. Y, mientras, el portavoz del museo, intentaba taparle los pechos con la gorra roja que lucía Trump, con la cazadora que ella había tirado al suelo o con los globos que jalonaban la alfombra roja que conducía a la escultura, la feminista cogía en varias ocasiones por la entrepierna a la escultura de Trump. El portavoz del museo, Gonzalo Presa señaló posteriormente a los periodistas que le daba “mucha lástima” una “situación tan desagradable”, que nunca había ocurrido, y que Trump era “un presidente como otros tantos”, mientras que Femen reivindicaba en un tuit la acción con el mensaje: “FEMEN acaba de agarrar por las pelotas a la figura de Trump en Madrid”.


Otras fotomontajes del momento: Campos nazis en 1945, Campos de refugiados en 2017. ¿Qué diferencia hay entre ellos? Bárcenas, de camino a su declaración en la Audiencia. Quinientos millones para que no se enterara Ángel Cristo. Algunos siempre ganan. Y el último Jueves: Gritos, insultos y patrañas inventadas para chupar plano. Cuál de estos dos individuos te parece más decadente. 






El humor en la prensa de esta semana: El Roto, Forges, Peridis, Manel F., Ferrán, Osama Ayyach, Vergara, Pat, Junco, Miki & Duarte…


























Pep Roig, desde Mallorca: Relatividad, Relación, Tenencia, Y ríase la gente, Pidiendo el expediente y Todo vale.









Entre los vídeos de esta semana, el asesor de Trump, un asesor que habló repetidamente con el embajador ruso en Washington durante las… euronews (en español)
 Una activista le enseña los pechos a la figura de cera de Trump AGENCIA EFE 1@1 Levantate (PSA/Spanish Version) 1at1 Action
El mismísimo Donald Trump ha intentado quedarse con el monólogo de Andreu Buenafuente, se ha puesto chulito, pero Andreu más. Gracias por este Trump Raúl Pérez. LATE MOTIV - Monólogo de Andreu Buenafuente y Donald Trump | #LateMotiv145 Late Motiv
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