martes, 3 de abril de 2018

La aconfesionalidad del Estado español.


El gobierno de M. Rajoy, cantando y aplaudiendo el himno de la Legión

Franco y Millán Astray, cantando el himno de la Legión en su fundación.

“Esta semana, de procesión en procesión, me lo he pasado como una enana. “¡Qué bonita estaba España con sus legionarios, sus mantillas, sus banderas a media asta en los cuarteles, sus ministros cantando lo de ‘Soy el novio de la muerte’! Sólo ha faltado el Caudillo bajo palio y habría sido perfecto”. La frase es de una señora franquista ante la fotografía de tres ministros del Gobierno –Íñigo Méndez de Vigo, Juan Antonio Zoido y Rafael Catalá– que aplaudieron y cantaron a rabiar ante el Cristo de la Legión. “El Gobierno –escribe María F. Sánchez en Cuartopoder– realizó un amplio despliegue en Málaga para asistir al desembarco de la Legión y a la ceremonia de traslado del Cristo de la Buena Muerte. Los cuatro ministros, de Interior, Defensa, Justicia y el portavoz del Gobierno no dudaron en acudir a los tradicionales actos matinales de Jueves Santo que constituyen una de las imágenes más populares de la Semana Santa malagueña. En ese momento, diversas autoridades civiles, militares y religiosas, como es tradición, se congregaron para asistir al acto, donde la fuerza militar entonó la tradicional letra de ‘El novio de la muerte’ mientras llevaba a hombros el conocido Cristo de Mena, se leyó una oración por los caídos en las misiones militares del Ejército español y se hizo entrega del estandarte del Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

 “Hay una confusión –explica Antonio Gómez, presidente de Europa Laica– entre el Estado y la sociedad civil”, una asociación estatal que persigue la separación del Estado de las religiones. “Cuando llega la Semana Santa el Ejército se pone al servicio de las procesiones, al igual que la Guardia Civil o incluso los Bomberos, en algunos lugares más que en otros. No entendemos que el catolicismo, que debería ser de la sociedad, sea la simbología oficial”, indica. Este año, Defensa justificó la decisión en una sentencia del Tribunal Constitucional, que dictaminó que “cuando una tradición religiosa se encuentra integrada en el conjunto del tejido social de un determinado colectivo, no cabe sostener que a través de ella los poderes públicos pretendan transmitir un respaldo o adherencia a postulados religiosos”. También aludió a la cuarta disposición del Real Decreto que impulsó la ex ministra Chacón por el que se autorizan “comisiones escoltas o piquetes para asistir a celebraciones de carácter religioso con tradicional participación castrense”, y donde también se recoge el “respeto al ejercicio del derecho a la libertad religiosa y, en consecuencia, la asistencia y participación de actos que tendrán carácter voluntario”.

“Chacón dio pasos importantes en el respeto institucional”, indica el secretario de Laicidad del PSOE José Manuel Rodríguez Uribes. “Hay quien no lo tiene claro, como la actual ministra de Defensa, pero el hecho de que no exista una religión oficial implica una serie de obligaciones para los poderes públicos, que deben mantener una escrupulosa neutralidad, por respeto a quienes profesan otras religiones y a los no creyentes”, esgrime. Los socialistas piden explicaciones a Cospedal sobre su decisión de izar a media asta las banderas de España. El presidente de Europa Laica apunta que, precisamente, el punto del Real Decreto de Chacón, que se refiere a la participación “voluntaria” de los militares en los actos religiosos, se incluyó porque “se habían producido denuncias a la Policía Militar de personas que no querían asistir a actos religiosos”. Los ejemplos son innumerables. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, realizó la tradicional ofrenda floral a María Santísima de las Penas. El alcalde del PSOE de Alcalá de Henares (Madrid), Javier Rodríguez Palacios, participó en la procesión del Cristo de los Desamparados y la Virgen de las Angustias. La hermandad de El Prendimiento en Orihuela, Alicante, tuvo este año al Rey Felipe VI como Hermano de Honor. También hay excepciones: el alcalde de Santiago de Compostela, Martiño Noriega (Anova), quien desde que tomó el poder rechazó asistir a actos o ceremonias religiosas. Desde Europa Laica, sostienen: “Recibe multitud de presiones, hasta de la Casa Real, pero es un ejemplo para nosotros del papel de los representantes que están en las instituciones”.

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