domingo, 3 de febrero de 2019

Dictaduras “eficaces” y otras que “no sirven para nada”, el sirtaki frenético, el mundo del ajedrez y el voto de los inútiles.

Alfonso Guerra, en 'Hoy por Hoy', de la Cadena Ser.

El pasado 25 de enero, Alfonso Guerra, el histórico número dos del Gobierno de Felipe González, calificó de dictadura el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, además de incidir que, frente a otras dictaduras, que “al menos tienen eficacia en el terreno económico”, la de Maduro “no sirve para nada”. Para defender el reconocimiento del autoproclamado presidente de Venezuela, Juan Guaidó, Guerra afirmó en la Cadena Ser que “Venezuela está sufriendo una dictadura, además incompetente, porque a veces las dictaduras liquidan la libertad de los pueblos, pero al menos tienen eficacia en el terreno económico. Esto es una dictadura que además no sirve para nada”. “Se ha creado la idea de que con la estrella roja todo es bueno y con la cruz todo es malo y eso no es así”, insistió el político sevillano. Las declaraciones impactaron a algunos de los colaboradores de la cadena, como Antón Losada. “Me cuesta trabajo asociar los conceptos de 'dictadura' y 'eficacia'”, afirmaba el periodista. “El coste de esa eficacia es tan alto que creo que es difícil hablar de eficacia”, subrayó Losada, después de que Guerra intentara rebatirle. Para explicar sus argumentos, Guerra optó por recurrir al dictador chileno: “Entre la dictadura de Pinochet, horrible, y la dictadura de Maduro, horrible, hay una diferencia: que, en un sitio, la economía no se cayó y, en otro, sí se ha caído. El no querer ver esa diferencia es ponerse una venda porque son amigos de uno o son amigos de otro”, zanjó el ex número dos de González. Losada le recordó que. En la dictadura de Chile, la economía también se cayó, ya que consistió en “explotar sistemáticamente a la mayoría de la población”. Durante el régimen de Pinochet, las fuerzas del Estado asesinaron a 3.200 personas, de las que 1.192 todavía hoy figuran como detenidas o desaparecidas. 40.000 personas fueron torturadas y encarceladas y otras 200.000 se vieron forzadas a exiliarse durante los años de dictadura, entre 1973 y 1990. Por otra parte, el pasado agosto, la Justicia chilena condenó el decomiso de más de 1,6 millones de dólares del difunto dictador chileno por su responsabilidad en el delito de malversación de caudales públicos en el denominado caso Riggs. Y, en 2010, la Universidad de Chile determinó que Pinochet, durante la dictadura, había acumulado una riqueza de más de 21,32 millones de dólares de los cuales 17,86 millones carecían de justificación contable. Por parte, Alfonso Guerra afirmó hay dictaduras que “al menos son eficaces como la de Pinochet, frente a la de Maduro en Venezuela que no sirve para nada”. Y, en 2015, Felipe González dijo que “el Chile de Pinochet respetaba mucho más los derechos humanos que el paraíso de Maduro”.

Alfonso Guerra rechazó la presidencia de honor de la Fundación Pablo Iglesias.

Estas declaraciones de Guerra fueron calificadas de “indefendibles” por algunos medios, como ElPlural.com. “Ni por sus propios congéneres de partido ni por nadie en su sano juicio. Alfonso Guerra, quien fuera exvicepresidente del PSOE, escandalizó a toda la opinión pública al comparar la situación venezolana con la feroz dictadura que Pinochet instauró en Chile en 1973. En concreto, Guerra ha defendido que la diferencia entre la dictadura de Pinochet y la de Maduro es que, en la primera, la economía no cayó y, en la segunda, sí. El exdirigente socialista opina que algunas dictaduras son ‘eficaces’ en el terreno económico, pero que la de Venezuela ‘no sirve para nada’ y compara al actual presidente venezolano, Nicolás Maduro, con el dictador chileno, Augusto Pinochet. ‘Al menos en Chile la economía no se cayó’, apostilló. Un régimen dictatorial que bajo el yugo militar persiguió, encarceló, secuestró y asesinó a todo aquel que difería de lo que la dictadura representaba. Años de represión y tortura que Guerra ha considerado ‘eficaces’ para la memoria colectiva de Chile por su recuperación económica. Declaraciones intolerables que se sitúan en postulados que ni la ultraderecha más reaccionaria se atreve a defender públicamente. Un golpe de insensatez profundamente execrable que atenta contra la posibilidad de tender puentes y de abrir canales de diálogo internacional con Venezuela. Pero, sobre todo, sus palabras atentan contra la dignidad de las más de 40.000 víctimas que -teniendo en cuenta los detenidos desaparecidos, ejecutados, torturados y presos políticos- los feroces años del régimen dejaron a su paso. O a la de los 30.000 que tuvieron que exiliarse ante el temor que la dictadura generaba. Llama la atención que Alfonso Guerra, quien viviera de cerca los años de la Transición española, dejando atrás una ominosa dictadura que sumió a España en 40 años de desprotección y falta de democracia, pronuncie a viva voz -sin ningún reparo ni desazón- semejante barbaridad. Un blanqueamiento de la dictadura de Pinochet que la sociedad trata de digerir. Pero sí, lo ha dicho. Y no, el PSOE todavía no se ha pronunciado. Complicada tarea la del departamento de comunicación para quitar hierro al despropósito vertido por el que fuera su número 2 en los primeros años de la democracia española”.

Alfonso Guerra (Foto Enrique Villarino)

Javier Caraballo entrevista en ElConfidencial a Alfonso Guerra, el a la sazón “azote de la derecha”, a propósito de la aparición de su último libro “La España en la que creo” en La Esfera de los Libros. “¿Quién dice que yo haya sido sectario? -dice Guerra-. He sacado siempre el máximo de respaldo de todas las provincias cuando me he presentado a unas elecciones. Además, yo nunca llamé a Adolfo Suárez 'tahúr del Mississippi' y lo he explicado ya cien veces… Por lo demás, en el libro verá usted que la intolerancia con el discrepante viene de antiguo, desde Teodosio en el Imperio Romano. En España, caló especialmente y no se da solo en la política: ahí está Goya, que nos pintó a los españoles dándose garrotazos, con las piernas hundidas en el fango, para que ninguno pudiera escaparse. Los pintó Goya y eran españoles, no eran políticos. Todo eso se quebró en la Transición, entonces sí se alcanzaron grandes acuerdos, como la Constitución, y eran peores momentos que los actuales. Lo que pasa es que ahora la 'élite política' no está dispuesta a alcanzarlos, le tiene aversión al pacto, creen que ceder es entregarse…Lo que teníamos claro es que no podía repetirse lo que ocurrió en los años 30, España no podía volver a ser nunca más una tumba de dolor. Igual es que tenemos que volver a decir lo mismo que en el 78, que no se puede jugar con fuego, que no, que no; que España no puede volver al cainismo, que hay que progresar, que tenemos que salir de este momento de incertidumbre y desconcierto”. Javier Caraballo le pide que explique por qué la izquierda española le tiene aversión a la bandera. “Porque también eso influye en que, como dice usted, España se quiera poco a sí misma”. Alfonso le Guerra contesta: “A ver, si eso le ocurre a alguien de mi generación, yo lo puedo entender porque en el colegio nos obligaban a cantar canciones de la España de Franco, pero que les ocurra ahora a los jóvenes no puedo entenderlo. ¿Que no quieran a su país, a su patria? Les da cosa hablar de España... ¡Habrá que ser tonto para referirse al país de uno como "Estado español" con tal de no pronunciar la palabra España! Y hay otra cosa muy curiosa: los españoles de cada comunidad hablan maravillas de la historia de su autonomía, todos son héroes, pero de España, no; de España, nada. Es algo absolutamente infantil, como si España no fuera la construcción de todos ellos, como si España la hubieran hecho los fantasmas”. Guerra termina contestando a la pregunta de si es político. “Sí, pero yo nunca he sido profesional, yo siempre he sido aficionado. Yo no tengo vocación política. Yo entré en política porque quería hacer poesía y teatro y me lo prohibían. Había que luchar contra eso. Me quise ir en 1977, y no me dejaron; me quise ir en 1982, y no me dejaron… No es mi vocación”.


La polémica interpretación que hace Alfonso Guerra sobre lo que significa una dictadura, le ha llevado a recibir fuertes críticas en la red social de Twitter, entre ellas, la del cofundador e ideólogo de Podemos, Juan Carlos Monedero, quien se ha expresado en los siguientes términos: “Imagino en septiembre de 1973 a la Cadena SER haciendo un reportaje amable con el golpe de Pinochet buscando convencer a los militares leales a Allende para que cedieran a las presiones de Estados Unidos y se sumaran al golpe. La radio democrática ¿al servicio de un baño de sangre?”. @Luk_anikos escribe: “Que Alfonso Guerra justifique en @LaSer la dictadura de Pinochet porque lo hacían bien económicamente, es como justificar la esclavitud porque los negros que recogían algodón también hacían ricos a sus dueños”. Gabriel Rufián: “Alfonso Guerra dice que la dictadura fascista de Pinochet fue eficaz. Eficaz matando”. Víctor González: “Durante la dictadura de Pinochet al menos 28.000 personas fueron torturadas, 3.197 fueron asesinadas o desaparecidas y unas 200.000 obligadas al exilio... pero oye, para Alfonso Guerra, es el mercado, amigos, es el mercado”.
“En el país de los tuertos, el ciego es el rey” titula Verbarte en Apalabrado. “Porque la humanidad se ha quedado tuerta de tanto forzar los ojos para ver y no ver lo que le ordenan las élites interesadas. Para colmo de males, al ojo útil le han colocado una anteojera hecha a la medida que evita distracciones y oculta realidades incómodas, una ortopedia efectiva y siniestra que acaba afectando a los cerebros inadvertidamente. La ciudadanía en general ha renunciado a un ojo y ha optado por conservar el menos fiable de los dos, el ojo vago que prefiere no mirar para evitar pensar. Y entre tanta penumbra y tanto destello cegador, ¡quién lo iba a decir!, comprobamos que los ciegos son los reyes en la mayoría de los países. Ciegos de codicia, de odio y de sangre son aupados a los tronos del poder por legiones de tuertos y tuertas que atisban una mejoría para sus vidas en la desmejoría de su vecindario. Cegados por el racismo, la xenofobia, la misoginia o la homofobia, con las anteojeras rojigualdas y el peligroso bastón de una historia falseada a la medida, los líderes de la oscuridad, la extrema derecha, se están haciendo con el poder aupados por los tuertos. Ocurre en todo el mundo, como una sinfonía perfectamente orquestada por los creadores de la última estafa llamada crisis, que los ciegos marcan el camino a los tuertos: Trump, Bolsonaro, Salvini, Le Pen, Orbán… y Abascal, Casado y Rivera. En España, país fariseo por tradición secular, los ojos vagos han llorado torrencialmente, durante unos días, por el trágico accidente de un niño caído en un pozo. Los ojos estériles, secos y cegados se resisten a inmutarse por los miles de niños caídos, en incesante goteo, en el pozo de la ignominia llamado Mediterráneo. Enarbolando la bandera de la patria, los ciegos tapan esa realidad y condenan a una muerte cruel e innecesaria a todos los niños que seguirán aspirando a una vida mejor allende los mares y las fronteras. (…)


“En España -prosigue Verbarte-, país de farsantes compulsivos, se da la circunstancia de que los cuatro partidos de la derecha (PP, Ciudadanos, Vox y PsoE) aceptan como bueno un golpe de estado en Venezuela. Tachan a Maduro de hacer exactamente lo mismo que ellos hacen con sus políticas, sus jueces, sus cárceles, su prensa domesticada y su Ley Mordaza. La ciudadanía mira con el ojo vago a Venezuela y con el seco a Arabia Saudí, Marruecos, Turquía o cualquier otra dictadura de las que agasajan y mantienen a los Borbones con reales mordidas Reales. Se escandalizan los ciegos, y los tuertos aplauden, ante un régimen que todavía no ha asesinado a un periodista en una de sus embajadas, que no se apropia por la fuerza que Yahveh le otorga de vecinos territorios ocupados, que no bombardea con las armas que le vendemos a inocentes de un país cercano. El delito de Venezuela no es otro que tener la mayor reserva de petróleo del mundo y, sobre todo, que no esté controlada por el capital privado. Eso no se puede permitir de ninguna de las maneras. Ni por Trump ni por ningún otro ciego ‘civilizado’ como ese cíclope de un solo ojo, tuerto y ciego a la vez, que es Pedro Sánchez. El país que más golpes de estado ha impulsado, el que más sangre extranjera ha derramado, el que más ha robado en el mundo y en la historia, los Estados Unidos de América, está presidido por el ciego que controla al resto de los ciegos que pastorean a los tuertos en sus respectivos países”.
“Tenemos que atrevernos a ponernos a bailar un sirtaki frenético y explosivo ahora que lo hemos perdido todo. Tenemos que recuperar el abrazo, la franca mirada a los ojos, la eterna sonrisa, la alegría de estar vivos”. Así comienza Carlos Olalla en “Trífono”, publicado el pasado 19 de enero en LQSomos. “Trífono, tres voces son suficientes para traernos todos los sueños. Escucharles es dejarte llevar a los paraísos que perdimos o a los recuerdos de lo que nunca fue. Todo está en la melancolía de estas tres voces que nos traen, desde espacios sin tiempo ni lugar, canciones nacidas del mar, sones del viento, universales baladas compuestas por Manos Loizos, Markos Vamvakaris o Mikis Theodorakis, eternas melodías que viven en el alma griega. Grecia nos lo ha dado todo: filosofía, teatro, escultura, arquitectura, poesía, los sueños, todos los sueños y Zorba, ese Alexis Zorba que llevamos tan dentro. Kavafis nos enseñó que allí nos espera Ítaca, y el pueblo griego que podemos encontrar la utopía en cualquiera de sus mil islas. Baladas como éstas regadas con unas cuantas copas de retsina frente al mar son capaces de llevarnos allí donde nacen dioses y poetas, donde nos esperan sueños, amores y amigos, donde no se vive la vida, sino se devora.

El mito de Prometeo. 

“Solo quien ha dejado que el sol griego seque la tinta con la que escribe puede entender lo que significa Grecia. Refugio de aventureros, locos, poetas, músicos y soñadores, sus islas han cobijado almas extranjeras como las de Byron o Leonard Cohen, y las han hecho tan griegas como las de Solomos o Kazantzakis. Porque Grecia es melancolía y sirtaki, bouzouki y acordeón y es ahí en esa mezcla de ritmos, gentes y sabores, donde todo puede suceder. Porque en Grecia todo puede suceder. O que se lo pregunten a Gerald Durrell y la fauna con la que allí compartió su infancia. La luz griega obra milagros, como también los obra el inmenso azul de sus mares. Nada puede parecerse al profundo silencio de sus montes, al cariñoso ronroneo de sus olivos, al amor con el que el mar acaricia allí la arena. Decir Grecia es dejarse llevar a un mundo de sensaciones pasionales, pocos pueblos sienten la pasión como el griego. Amantes de la improvisación y de dejar que pase lo que tenga que pasar, del silencio y la palabra, de la música y el baile, los griegos llevan años enseñándonos lo que es vivir. Europa, que nació allí, nunca les ha entendido, por eso ellos tampoco entienden ahora a esa vieja Europa que languidece en su inexorable decadencia. Europa tiene el conocimiento, Grecia la sabiduría. Los griegos no tienen la culpa de que la sabiduría no cotice en los mercados. La tenemos nosotros, que solo valoramos lo que tiene precio. Nunca ver una y mil veces la escena final de Zorba ha sido más necesario.

Zorba, el griego.


“Tenemos que atrevernos a ponernos a bailar un sirtaki frenético y explosivo ahora que lo hemos perdido todo. Tenemos que recuperar el abrazo, la franca mirada a los ojos, la eterna sonrisa, la alegría de estar vivos… Eso es lo que nos enseña Grecia, ella que nos lo ha dado todo y a la que, solo hemos sabido ignorar y dar la espalda. Viendo cómo va esta anciana Europa y esta España cada vez más de bandera, tricornio y peineta, cada vez tengo más claro que el día menos pensado me escaparé de aquí, partiré a buscar a Zorba en esas islas perdidas en medio de ninguna parte donde nunca podrán llegar ni la estulticia hispana presa de su supina ignorancia ni el burocratizado egoísmo europeo disfrazado de ampulosas declaraciones y tratados que ha convertido el Mediterráneo, nuestro Mediterráneo, en un cementerio donde mueren quienes no tienen nada y quienes creíamos que lo teníamos todo”.

El mundo del ajedrez.

“El último campeonato del mundo de ajedrez -escribe Andreu Claret bajo el título ‘Teoría del empate infinito’, publicado en Catalunyaplural.cat - amenazaba con tablas infinitas. Tras jugar doce partidas, Carlsen y Caruana estaban seis a seis, y si hubiesen jugado cien, lo más probable es que hubiesen empatado a cincuenta. Ninguno de los dos tenía fuerza para vencer al otro. Algo así ocurre desde hace décadas entre España y Catalunya. Y entre catalanes. Empate infinito. John Forbes Nash fue premio de economía por su teoría del empate infinito. O sea que poca broma con el concepto. Estudió aquellas situaciones en las que una empresa no se atreve a romper el equilibrio que tiene con sus competidores por miedo a perder cuota de mercado. Peix al cove, en vez de pretender todo el pastel. Pujol. Cuando le pregunté, una vez, porque era tan reticente con la reforma del Estatut, me dijo, solemne: Claret, no olvide que ellos son más que nosotros. Era su peculiar interpretación del empate infinito. ¿Cuándo se quebró esta regla de oro del catalanismo? La misma que observó Companys en el 36/37, cuando hubo quien soñó en aprovechar la guerra para declarar la independencia (con algún apoyo espurio). La rompió Artur Mas. Quebrantando otro principio de estrategia política sobre el que Maquiavelo advirtió: vence quien elige el momento adecuado. Mas eligió mal el momento, y se precipitó por razones que nada tenían que ver con la independencia. Perdió. El ajedrez ha previsto como provocar el desempate. Se juegan partidas rápidas, sin tiempo para pensar. Un playoff, en el que Matt Damon, o sea Carlsen, derrotó a Caruana. Algunos, en Catalunya, sueñan con una fórmula express para resolver el empate con España. Tenim pressa repitió ayer Jordi Sánchez desde la cárcel. Pero en política, las prisas las carga el diablo. Puede que no sea el momento de deshacer el empate, sino de convivir con él. Quedan muchas partidas por jugar y hay mucho que perder. Paciencia. Kasparov se retiró del ajedrez porque no la tenía.


      
1   “Mi voto para los que me reconozcan que son inútiles”, titula Pep Roig en Última Hora de este domingo, 3 de febrero, con dibujo incluido. Un artículo que a continuación reproducimos: “Es que no tengo ni idea. No tenemos ni idea, ninguno. Nos dejamos llevar, hacemos lo que se nos ocurre o nos dicen y la gente nos vota. Qué quieres que haga, las cosas son así. No tengas esperanzas. Es lo que me gustaría que me dijera uno de los candidatos a las próximas elecciones, las que sean pero que afectan a nuestras vidas. Pero no creo que exista alguien con esas agallas, no tanto en los pueblos como en las grandes ciudades, o autonomías y los del Parlamento nacional. Principalmente a esos, los que aspiran a gobernar el país, les amaestran, les enseñan a sonreír cuando hablan de su partido y enseñar el colmillo (a veces postizo) cuando hablan de sus rivales a ocupar las plazas a cuenta de los contribuyentes. Luego siempre decepcionan. No era eso lo que me ofrecían. No te preocupes, estamos elaborando el plan que lo hará posible. Pero pasa el tiempo y el plan nos deja plantados, a la espera de las siguientes elecciones, a ver si nos prometen lo mismo y consiguen hacerlo. Por eso les volveré a votar. O a esos otros que también lo prometen. O los nuevos viejos que nos ofrecen volver atrás y empezar de cero, ellos cobrando y nosotros pagando. Siempre pagando. Es lo establecido. Y mientras, a la gente trabajadora, especialmente la que no trabaja, o que trabaja, pero apenas cobra por lo que trabaja, les están echando de sus casas, porque el mercado es el mercado, y ‘los políticos no podemos hacer nada’. Sí que pueden, pero no pueden porque no son capaces ni tienen ni idea. Por eso los precios de los alquileres han subido un 40 por ciento, y aquí no hay quien viva. Votaré al que se reconozca inútil.

       Fotomontajes e imágenes sorprendentes de esta última semana:     

  

Alfonso Guerra dijo: “Hitler tenía sus cosas, pero creaba mucho empleo”.


Nos lo recuerda El Jueves de esta semana. “Invadió media Europa y mató a varios millones, vale, pero ¿y lo bien que iba la economía? Alfonso Guerra ha vuelto a realizar unas polémicas declaraciones en la cadena SER durante una entrevista. Tras haber dicho con anterioridad que al menos algunas dictaduras eran eficaces en lo económico, como la de Pinochet, ahora ha querido ir un paso más allá y hacer referencia al tercer Reich alemán. ‘Hitler era un poco excéntrico y eso, pero a ver, quién no tiene sus rarezas. Lo que no se le puede negar es que bajo su mandato el empleo iba como un tiro, tenías trabajo asegurado’ asegura. Incluso aunque no quisieras, si te ponían a trabajar trabajabas, vaya que si trabajabas. Eso sí que es eficiencia, deberíamos aprender’. Guerra también insistió en que gracias a la represión, guerra y bombardeos ‘no hacía mucha falta preocuparse por la jubilación porque probablemente no llegases a ella, así que podías vivir el presente sin preocupaciones por el futuro, todo ventajas. Alfonso Guerra estará impartiendo la conferencia ‘Dictaduras militares, conocerlas es quererlas’ durante los próximos meses por toda España”.




La revista satírica El Jueves dibuja en su portada de esta semana al cofundador de Podemos, Íñigo Errejón, tras aliarse con la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, para extender la marca Más Madrid, obviando las siglas de Podemos. “Errejón, qué cabrón”, ironiza la publicación, que coloca a Errejón junto a Bob Esponja, Dora la Exploradora, el mítico Spiderman con sobrepeso o Minnie Mouse: “Qué ganas tenía de formar MI PROPIO EQUIPO!”, comenta en la portada Errejón.


Después de estar en el top 10 de los países más corruptos de Europa por quinto año consecutivo, España incluirá, en su escudo nacional una mano robando como emblema de la corrupción.



Misterios de la empatía. ¿Por qué la empatía y solidaridad (de particulares, medios, instituciones y empresas) que despierta el caso de un sólo niño no se repite cuando se trata de cientos de niños? (Valeria Castellano)





El sol poniéndose justo en el centro de la salida al mar del Torrent de Pareis (Mallorca). Esta foto solo es posible un puñado de días al año.



El humor en la prensa de esta semana: El Roto, Peridis, Vergara, Pat, J. R. Mora, Malagón, Manuel F. Pedripol, Quino, Eneko…








 La diplomacia.
Qué cruz.
 El refranero del pelotazo.
 El dictador guay de Alfonso Guerra.

 Amarillo.
 Perverso sistema. 

 Presentación de la temporada. 











Pep Roig, desde Mallorca: En busca del sentido perdido, La relatividad política  A por todo, y los políticos silbando y mirando las nubes, Apuntando hacia abajo, Lo mismo, pero diferente, Atado y bien atado…







Los vídeos de esta semana:  

Alfonso Guerra: "En España hay un proceso claro de balcanización"

México: López Obrador y Pedro Sánchez exponen posibles soluciones para Venezuela

TRIFONO....ΠΡΩΙΝΟ ΤΣΙΓΑΡΟ ,( MUSIC, NOTIS MAVROUDIS)

Το τραγούδι της ξενιτιάς - Τρίφωνο (SUBTITLES)

¿Qué está pasando en Venezuela? (realidad en resumen)

Polònia - 31/01/2019

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