miércoles, 13 de febrero de 2019

La España ultra volvió a estallar en Colón.


Banderas españolas en Colón.

Rosa María Artá escribía el pasado viernes bajo este título un interesante artículo en Eldiario.es. “Los cimientos podridos de España -recordaba- vuelven a crujir. Los que nunca se resolvieron porque siempre se tapan.  La derecha española pretende estallar en la Plaza de Colón de Madrid, haciendo lo que mejor sabe hacer: bombardear cualquier camino que no pase por su uso y abuso del poder.  Es una de las patas de este conflicto eterno de la España infecta. El principal, pero no el único. No es nuevo, siglos llevan clamando los progresistas españoles por una regeneración que no llega y que, por enquistada, cada vez nos hunde más…La derecha española no sabe ni quiere hablar, no quiere resolver conflictos. Quiere el poder a cualquier precio. Y Pablo Casado lo está demostrando, con la ayuda de las otras dos alas similares que se fueron desgajando: Ciudadanos y Vox. Los tres indistinguibles en la ultraderecha. Y con un potente ejército mediático que redobló su fuerza –no sin subvenciones de dinero público en eufemísticas entregas- durante el mandato de Rajoy… El añorado Mariano Rajoy y su PP entero pusieron la proa a Rodríguez Zapatero desde el mismo 14 de marzo de 2004 cuando ganó las elecciones. Consideraron su gobierno ilegítimo. Igual que los muchachos y muchachas de Casado y Rivera al de Pedro Sánchez.  Llamó a Zapatero acomplejado, agitador, ambiguo, antojadizo, aprendiz de brujo, bobo solemne, chisgarabís, cobarde, débil, frívolo, grotesco, hooligan, impreciso, imprudente, incapaz, inconsecuente, indigno, inestable, inexperto, insensato, insolvente, irresponsable, maniobrero, manipulador, mentiroso, oscuro, perdedor complacido, radical, rastrero, sectario, taimado, traidor, turbio, veleidoso y zafio. Casado ha incorporado al acerbo “felón” que suena a vasallaje si es que tamaño inculto sabe su significado. Rajoy, los obispos y la ultraderecha, entonces menos visible, le montaron al gobierno Zapatero una docena de manifestaciones, le frieron a preguntas en el Congreso sobre la política antiterrorista, para dificultar su trabajo.  215 de una tacada, un 19 de abril ya del mismo 2004, basadas en la Teoría de la Conspiración inventada por El Mundo. Llenaron la Plaza de Colón de Madrid varias veces, con banderas y autobuses pagados -¿con el dinero de todos?-. Casado también invita, costeando el viaje a quien quiera venir a Madrid. Dinero no les falta….

 “Moncloa anuncia que Pedro Sánchez visitará en breve la tumba de Antonio Machado en Coilluore, Francia, adonde le llevó el exilio de la España franquista. El mejor tributo sería luchar por aquellos españoles que él veía, los eternamente olvidados.  A veces imagino a Machado, volviendo a decir: ‘Ya hay un español que quiere/ vivir y a vivir empieza,/ entre una España que muere/ y otra España que bosteza’. Lo escribió hace más de un siglo. Y no hay uno, sino muchos españoles así.  Ocultos tras ese manto de caspa fétida que parece impregnarlo todo. E inmensamente hartos”.

Enric Sopena denuncia las “Mentiras a todo trapo en la plaza Colón” y advierte que fue una respuesta a la pérdida del poder e influencia de la derecha. “Entre las barbaridades que se dijeron, me quedo con la frase de Pablo Casado, ‘hoy empieza la Reconquista’; con la imagen de Albert Rivera en el estrado no lejos de la derecha más cerril; con la figura inquietante de Santiago Abascal a quien empujaba, discreta pero tajantemente, un edecán del PP, ayudado por el forzudo vicesecretario de organización de los populares, Javier Maroto. Había que evitar a toda costa que el líder de Vox se colocara hombro con hombro con el presidente del PP”. Para Sopena fue “una respuesta a la pérdida del poder e influencia de la derecha, tras la moción de censura contra Mariano Rajoy Brey. Todo un desprecio al juego democrático”.

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