viernes, 15 de noviembre de 2019

Golpe de Estado de manual en Bolivia.



Evo Morales se marchó forzosamente de la presidencia tras el golpe de Estado vivido en Bolivia.


Evo Morales despegó hacia México en un avión miliar mexicano.


Evo Morales saluda a su llegada  a México, tras recibir asilo político.

“Bolivia ha sufrido un golpe de Estado de manual: El presidente del Gobierno obligado a dejar el poder por el ejército. A pesar de ello, buena parte de la Comunidad Internacional y sus medios de comunicación están maquillando lo que es un auténtico atentado a la justicia social. Se habla únicamente de ‘renuncia de Evo Morales’ en lugar de golpe de Estado. En juego, la posición geoestratégica de Bolivia y sus abundantes recursos naturales que Morales nacionalizó en interés del país”. Así comienza el artículo de David Bollero “Golpe de estado de manual en Bolivia”. “Los números avalan a Morales: consiguió reducir el índice de pobreza en un 25% y la pobreza extrema en un 23%. Mientras, la economía de Bolivia fue una de las que experimentó mayor crecimiento en Sudamérica, rondando el 5%. Los segmentos de la población olvidados se vieron reconocidos, viendo como el analfabetismo descendía de tasas cercanas al 15% al actual 2,4%, algo que nunca ha interesado a la derecha, pues una población formada e informada es una sociedad que cuestiona y no acata sin más. Las poblaciones indígenas adquirieron mayor relevancia, con una de las mayores revalorizaciones culturales jamás vistas en el continente y un empoderamiento de la mujer en todos los planos (políticos, económico, laboral…).

“Nada de eso parece ahora importar. Con el pretexto de un supuesto fraude electoral se está justificando y maquillando el golpe de Estado, en el que no se han llegado a ver los tanques en las calles porque Morales ha optado por irse antes de ver un baño de sangre. A pesar de su marcha, las tropelías de quienes lo han expulsado se están viendo en las calles, en la casa de Morales asaltada y destrozada…Existían mecanismos democráticos para afrontar ese supuesto fraude electoral. De hecho, el propio Morales impulsó una auditoría por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA) que, en un primer informe, avaló el mandato de Morales. Posteriormente, se cambió el dictamen y, con todo, recomendó la repetición electoral, algo a lo que el presidente depuesto no se negó. Quienes en realidad se negaron fueron la oposición y la más que probable mano negra de EEUU que se esconde detrás. A fin de cuentas, el golpe de Estado en Bolivia es muy similar al vivido hace años en Ucrania.

“Sin embargo, el interés en Bolivia de quienes han arruinado o están arruinando países con títeres de las derechas como Mauricio Macri (Argentina), Lenin Moreno (Ecuador), Sebastián Piñera (Chile) o Jair Bolsonaro (Brasil) no se centra únicamente en los hidrocarburos; también en la mayor reserva de litio del mundo, algo crucial en pleno auge de las baterías para vehículos eléctricos y todo tipo de dispositivos electrónicos. No se pueden olvidar, además, las enormes reservas de agua dulce con que cuenta Bolivia.

“El exilio de Morales a México y el golpe de Estado en Bolivia es un atentado a la democracia ante lo cual la Comunidad Internacional no está respondiendo convenientemente, literalmente achantada por las represalias arancelarias del paranoico Donald Trump. Los países que callan y no condenan, los que abiertamente apoyan y los involucrados en el golpe son cómplices de la tragedia que ahora se vive en el país, con un vacío de poder que quienes perpetraron el atentado tenían perfectamente planeado, con objeto de sembrar un caos que con Morales no existía para, después, encumbrar a un depredador neoliberal como salva patria de postín”.

El pasado martes, Evo Morales aterrizaba en México tras un viaje desde Bolivia marcado por las trabas políticas. La aeronave partió durante la noche de este lunes de Bolivia e hizo una escala en Paraguay antes de emprender una complicada ruta por la región que el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, ha definido como un “periplo por diferentes espacios y decisiones políticas”. Morales, quien recibió asilo de México por “razones humanitarias” y, al considerar que su vida corre peligro, aterrizaba en el hangar Sexto Grupo Aéreo Internacional, antiguamente el hangar presidencial, del aeropuerto de la Ciudad de México.

David Harvey y 45 firmas más avalan un documento en el que aseguran que Morales no renunció, sino que fue derrocado. “Su destitución -añaden- representa el regreso de la vieja oligarquía y es un golpe contra los pueblos indígenas”. “La élite política y económica de Bolivia apoya esta violencia, como parte del resurgimiento de la extrema derecha en América Latina. Los activistas locales están siendo aplastados por estas fuerzas. Nosotros, los abajo firmantes, denunciamos esta violencia y también preventivamente la violencia que inevitablemente se intensificará en las calles. Hacemos un llamado a las Naciones Unidas para que haga una declaración denunciando la naturaleza antidemocrática del golpe y las tácticas de mano dura de sus partidarios”.

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