martes, 10 de marzo de 2020

“Tiembla” la monarquía española.


Suiza investiga una supuesta donación de 100 millones de dólares del rey de Arabia Saudí a Juan Carlos I.


El diario “Le Monde”, reconocía la semana pasada que la monarquía española “tiembla”, tras las revelaciones de Tribune de Genève sobre los 100 millones de dólares que el rey Juan Carlos I tenía en Suiza. El rotativo recordaba que la aparición de esta información ha dividido a los socios del gobierno español, y que mientras Unidas Podemos reclama una comisión de investigación al lado de los independentistas catalanes, el PSOE la veta y sale en defensa de Juan Carlos I. “Las revelaciones sobre la fortuna secreta del antiguo monarca español, alimentada con capital de Arabia Saudí -apunta La Monde-, ha causado, desde entonces, un gran bullicio en el sur de los Pirineos”.

En medio de esta polémica, indica, la Justicia española ha pedido detalles a Suiza sobre la cuenta bancaria de Juan Carlos, y recuerda que el monarca “perdió la inmunidad total en el 2014 cuando abdicó a favor de su hijo Felipe VI”. Según “Le Monde”, en el epicentro del caso está Corinna, que levantó las sospechas de la fiscalía suiza. En el centro de este escándalo financiero que hace temblar a la Casa Real está la amante del viejo rey emérito de 82 años: Corinna Larsen, más conocida por el nombre de su exmarido -un príncipe alemán- Corinna zu Sayn-Wittgenstein. “Esta empresaria alemana nacida en Dinamarca, 26 años más joven que su amante, recibió en 2012, en una cuenta de las Bahamas, una ‘donación’ de 64 millones de dólares, lo que encendió la alarma del fiscal suizo, Yves Bertossa”.

Igualmente, “The Sunday Telegraph” dio cuenta la semana pasada de los “trajines” relacionados con unas multimillonarias “comisiones reales”. Según este periódico británico, nuestro “emérito” ex monarca participó en una “mordida comisionista” resultante de la absorción del Banco Zaragozano por el Barclays Bank, que le permitió embolsarse la friolera de 50 millones de euros, limpios de polvo y paja. En un reportaje firmado por James Badcock, se dio a conocer que Álvaro de Orleans-Borbón, un aristocrático primo del “emérito”, habría obtenido una suculenta “comisión” de nada menos que de 39 millones de libras -o sea, alrededor de 50 millones de euros-, por la venta del Banco Zaragozano al Barclays Bank londinense. La venta se efectuó en el año 2003, y su cobro -según el periódico británico citado- se realizó en forma de “comisión” por sus supuestas tareas como intermediario en aquella rocambolesca operación. El resultado de la misma, en millones contantes y sonantes, fue directamente a parar a una cuenta en Suiza, a la que el rey Juan Carlos I tenía libérrimo acceso.

Cabe destacar que el medio británico Daily Mail igualmente publicó el pasado sábado una información en la que aseguró que los servicios secretos españoles acosan a la examante del rey Juan Carlos, Corinna zu Sayn-Wittgenstein. En el artículo narra que un hombre se coló en su casa de campo, burlando la seguridad y los perros, y más tarde dejó atrás la propiedad sin que nadie se diera cuenta y “sin llevarse nada”. Según Corinna, el ataque “fue una advertencia, el último acto en lo que ella describe como una campaña de intimidación de ocho años que combina mercenarios, amenazas de muerte, realeza y las sombrías fuerzas de un estado extranjero que actúa con impunidad en suelo británico”. Según ella, “están intentando destruir su vida”. Además, se asegura que “cuando viajó a Suiza para visitar a su hijo en el internado, descubrió que alguien había colocado un libro sobre la muerte de la princesa Diana”. Y, al día siguiente, recibió una llamada telefónica de un número desconocido y una voz dijo en español: “Hay muchos túneles entre Mónaco y Niza”.

“Todos los esfuerzos han sido en vano -reconoce Antonio Maestre, en un artículo sobre Juan Carlos I. Han intentado durante décadas preservar un buen nombre inexistente y crear un relato idílico y ejemplar de comportamiento. La propaganda cortesana logró durante mucho tiempo controlar la información y mantener en una burbuja los comportamientos ilegítimos de la jefatura del Estado. Pero ya pasó ese tiempo, ya no funciona. Podrán preservar su impunidad, pero no su buen nombre. Es el momento de tomar el ejemplo que dio Blanco White hace doscientos años al aceptar las impurezas reales. Ya es tarde, es tiempo de cerrar y abandonar. Omnis efussus labor”

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