viernes, 11 de septiembre de 2020

El hombre que se negó a saludar a Adolf Hitler.

 

El hombre que no saludóa Hitler. Esa foto se convirtió en un emblema del desafío. Pero fue su certificado de defunción en vida (Museo de la Memoria - Berlín).


Landmesser antes de conocer a Irma. Un amor grandioso y trágico (I Giorni e le Notti)


Irma fue pasando de un campo de concentración a otro hasta que murió en una cámara de gas 

Mamá, papá y las dos niñas. Meses después él terminaría muerto en el frente, ella en una cámara de gas y las pequeñas en un orfanato (Senri No Michi).

La foto es famosa en el mundo entero y fue editada junto al reportaje escrito por Gustavo Londeix y publicado en Clarín.com del que entresacamos esta historia. Se trata de August Landmesser, el hombre que hace 80 años no saludó a Hitler y se atrevió a casarse con una judía. Una historia con finales dramáticos para todos los involucrados. A pesar del paso del tiempo. En ella se ve a miles de personas saludando a Adolf Hitler en la Alemania nazi. “El saludo, adoptado por el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, debía ir acompañado del grito de ¡Heil Hitler! Todos lo hacían. Por convicción o por miedo. Pero Landmesser se negó”.

Nacido el 24 de mayo de 1910 en Pinneberg, Alemania, el heroico rebelde era trabajador de la empresa Blohm + Voss, en Hamburgo. En 1931, se afilió en el Partido Nazi, aunque no lo hizo por simpatías sino para conseguir trabajo, ya que la afiliación era recurso esencial para obtener uno. En 1934, Landmesser se había enamorado. Fue cuando se cruzó con Irma Eckler. Ella también se enamoró perdidamente, pero llevaba consigo un estigma para esa época y ese lugar: era judía. La pareja llenó una solicitud para casarse, en agosto de 1935. Pero la misma fue rechazada ya que las Leyes de Nuremberg, promulgadas en aquella época lo impidieron. Un alemán no podía casarse con una judía. No les importó. Se fueron a vivir juntos.​

Landmesser fue expulsado del partido nazi. Al hombre no le importaba. Sólo le interesaban Irma e Ingrid, la hija que ambos tuvieron en octubre de 1935. El 13 de junio de 1936, el Partido Nazi organizó el bautismo de una nueva nave de la Armada alemana, la Horst Wessel, en los astilleros de Blohm + Voss de Hamburgo. Los obreros asistieron en masa y realizaron el saludo nazi. Salvo Landmesser, que se mantuvo de brazos cruzados. Y su emblemático desafío entró a la historia. Aunque fue su certificado de defunción en vida. Al año siguiente, en 1937, el gobierno nazi emitió una directiva secreta: “En caso de unión entre un hombre alemán y una mujer judía, la pareja debe ser llevada a la custodia protectora inmediatamente después de que se hayan completado los procedimientos legales. La directiva no es para divulgación pública”. La pareja estaba a punto de tener a su segunda hija: Irene.

Landmesser trató de huir de Alemania con su mujer embarazada e hija para dirigirse a Dinamarca. Pero fue detenido en la frontera y otra vez le impusieron las Leyes de Nuremberg, por las cuales fue acusado de “deshonrar a la raza” y de “infamia racial”. Landmesser fue absuelto en mayo de 1938 por insuficiencia de pruebas, pero dos meses después fue arrestado nuevamente porque seguía viviendo con Irma y sus hijas, ya que también había nacido Irene. Su amor y valentía le costó que lo enviaran tres años al campo de concentración de Börgermoor, donde se utilizaba a los reclusos para la fabricación de armamento. Su condena puso en marcha el edicto secreto e Irma, detenida, fue pasando de un campo de concentración a otro: primero en Oranienburg, donde el nazismo le quitó a sus dos hijas, que fueron enviadas a un orfanato. El padrastro ario de Irma pudo recuperar a Ingrid, que fue criada por su abuela. Irene, en cambio, quedó en el orfanato. Irma fue trasladada a otros dos campos de concentración: Lichtenburg y Ravensbrück. De allí fue llevada en 1942 al campo de Bernburg, donde la asesinaron en una cámara de gas.

En enero de 1941 August Landmesser salió en libertad. Pero fue reclutado y enviado al frente. Nunca pudo reunirse con sus hijas ni saber el destino de su esposa. El hombre terminó combatiendo en el Bewährungsbataillon 999. En noviembre de 1944 fue reportado como desaparecido y presuntamente muerto en una batalla en Ston, una población de la actual Croacia. Finalmente, en 1949 fue declarado oficialmente muerto.

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