viernes, 5 de mayo de 2023

Orquesta compuesta por deportados, campo de Auschwitz ( Voivodato de Pequeña Polonia). Polonia, 1940-1945.

 

Orquesta compuesta por deportados, campo de Auschwitz ( Voivodato de Pequeña Polonia). Polonia, 1940-1945.

Oscar Caballero escribe en su web https://oscarcaballero.eu/ sobre la música en los campos de exterminio nazi. “Exposiciones que hay que oír, podría ser el antetítulo en este caso. Y también la negación de aquello de que la música amansa a las fieras. El caso es que, desde 1933, con orquestas formadas por detenidos, las autoridades de los campos de concentración nazis programaban música de manera cotidiana”.

¿Por qué una tan obsesiva presencia musical en espacios que negaban las libertades más fundamentales? El Memorial de la Shoah, de París, intenta responder a esa pregunta con la primera gran exposición dedicada al empleo de la música en los campos de concentración y en los de exterminio. “Música impuesta a los detenidos. Y en primer lugar a los músicos, conminados a interpretarla. Era un útil de alineación (disciplina) y de alienación. Pero como en el judo, cuando se aprovecha la fuerza del contrario para someterlo, los detenidos también hacían música de forma espontánea, gesto en algunos casos tolerado por los responsables de los bloques y clandestino en otros.

“Una ‘estrategia de supervivencia psicológica y de resistencia espiritual’ según Élise Petit, comisaria científica de la muestra. Petit, profesora de Historia de la Música en la Université Grenoble Alpes y especialista de la música bajo el III Reich, reconoce que no existe casi ninguna grabación de la época. ‘En cambio, contamos con numerosas huellas como programas de conciertos, letras de canciones, partituras, cuadernos de canciones, instrumentos, uniformes de instrumentistas, croquis, dibujos, diarios íntimos, memorias…’.

“Se trata de ‘la primera exposición que logra reunir tantos objetos y documentos prestados por memoriales y fondos de archivo de todo el mundo. Destacan objetos como un contrabajo construido por los detenidos en el campo de Mauthausen y magníficos cuadernos clandestinos, ilustrados, testimonios de la importancia de la música en los campos, tanto cuando era un arma en manos de los nazis, como cuando participaba del proceso de resistencia artística’.

La otra originalidad de esta muestra es su organización topográfica que permite escuchar la música que sonaba en los distintos espacios del campo (puerta, plaza de convocatorias, bloques…), con un repertorio específico para cada lugar. Una sala está totalmente dedicada a los casos particulares de las antecámaras de centros de ejecución como los campos de Westerbok y Theresienstadt, “así como algunos campos franceses de internamiento y tránsito, en los que las actividades musicales tuvieron un particular desarrollo”.

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