martes, 16 de abril de 2024

El Estado palestino.

 

Centenares de personas en la plaza del Ayuntamiento de València para protestar contra la agresión israelí y advertir de la hambruna que se propaga en Gaza.

Así titulaba David Torres, en Público de ayer, lunes, su artículo en el que advertía: “Cualquier día de estos, en cuanto nos descuidemos, Pedro Sánchez va a reconocer el Estado palestino. Podía haberlo reconocido hace unos cuantos años, incluso hace unos meses habría estado bien, pero hasta que Netanyahu no lo ha señalizado en el globo terráqueo a base de bombardeos y homicidios masivos, Sánchez era incapaz de verlo, probablemente por no molestar a esos picajosos amigos mayores de cuarenta. Pese al saqueo continuado de los colonos y las barbaries reiteradas del Ejército israelí sobre la población civil, Palestina no suele aparecer en los mapas hasta que los cadáveres de civiles masacrados empiezan a desbordar escrúpulos y las fotos de niños despedazados se publican en periódicos y telediarios. Total, como los niños no son judíos ni ucranianos ni estadounidenses tampoco es que importe mucho.

 “El caso es que ahora Palestina empieza a dibujarse en los mapas con un río de sangre humana, un mar de sangre humana bombeando desde Gaza, más de treinta mil muertos inocentes sacrificados a mayor gloria de Israel. Hasta la semana pasada, el genocidio palestino llevaba muy buen ritmo, pero los carniceros sionistas cometieron el típico error de matar a unos cuantos cooperantes que no eran palestinos, unos entrometidos que andaban por ahí llevando ayuda y que no sabían cómo se las gasta Netanyahu. Lo que se resolvió con un tirón de orejas internacional y un chiste de Gila: que le habéis dado a una señora que no es de la guerra, si es que las guerras tienen un peligro, en fin, como si lo de Gaza fuese una guerra en serio y no una reedición con aviones, tanques y helicópteros de la matanza de los inocentes.

“Mientras la ONU se seguía lavando las manos con ese estilo concienzudo que Poncio Pilatos puso de moda en la región hace un par de milenios, era evidente que el conflicto (por llamarlo de algún modo) iba a extenderse como la pólvora en cuanto los israelíes atacaron el consulado de Irán en Damasco. En respuesta, este sábado caía una lluvia de misiles y drones iraníes sobre Tel Aviv y diversas bases militares israelíes, con lo que el término ‘guerra’ ya empieza a sonar un poco más apropiado y también más cercano. Ahora le piden a Netanyahu que reprima su bestialidad natural, que no se le vaya a ir la mano en la represalia y, sobre todo, que no llame a su primo americano, porque lo mismo vienen también el tío ruso y el tío chino a pegarse de hostias y lo mismo os hacéis daño.

“Menos mal que Pedro Sánchez está a dos titulares de reconocer el Estado palestino, en cuanto derogue el Concordato con la Santa Sede, aunque lo más probable es que, para cuando quiera reconocerlo, del Estado palestino no queden más que un montón de huesos y cascotes. Va camino de ser un reconocimiento en pretérito perfecto del subjuntivo, un reconocimiento donde a los palestinos les van a dar el certificado de defunción antes que el carné de ciudadanos. A lo mejor era precisamente esto lo que quería decir Jose Mari Aznar la semana pasada cuando preguntaba a qué Estado palestino se estaban refiriendo: si Palestina no existía antes del genocidio, ya me explicarán ustedes cómo coño va a existir después. Ningún filósofo más indicado que Jose Mari para hablar de cosas que no existen, todo un especialista en armas de destrucción masiva imaginarias”.

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