jueves, 4 de abril de 2024

Miguel Ángel Rodríguez resucita.

 

El jefe de Gabinete de Ayuso, Miguel Ángel Rodríguez.  Alberto Ortega

Cuenta David Torres, bajo este título, en Público, que la pasada semana se le murieron dos electrodomésticos: el lunes, la lavadora, y el jueves, el frigorífico. Y añade: “Me resisto a especular con un posible simbolismo religioso, pese a que el viernes, contra todo pronóstico, el frigorífico volvió a ponerse en marcha él solo. De haberse puesto a traquetear el domingo, mi falta de fe se habría tambaleado, pero si la lavadora también se hubiese reparado por su cuenta, francamente no sé qué hubiese hecho. Probablemente, avisar a Iker Jiménez.

“El que resucitó el domingo por todo lo alto fue Miguel Ángel Rodríguez, el jefe de gabinete de Ayuso, al que utilizan en Génova tanto para lavar la ropa sucia y congelar las malas noticias como para triturar periodistas y periódicos. Él mismo lo anunció en una conversación digna de un hooligan enloquecido: ‘Os vamos a triturar. Vais a tener que cerrar. Idiotas. Que os den’. El primer signo de que algo en sus circuitos internos no andaba bien del todo.

“Poco después se inventó un bulo sobre unos reporteros encapuchados que intentaban asaltar la casa de Ayuso, momento en que en Génova decidieron llamar al servicio de reparaciones. Desde que José Mari Aznar fue de visita a los Estados Unidos, en el PP adoptaron diversas tradiciones del país, como poner los zapatos encima de la mesa o hablar español con acento del oso Yogui mascando chicle. Entre esas tradiciones vino la importación del triturador en el fregadero, un electrodoméstico típico de los hogares norteamericanos, al menos en las películas de Hollywood, donde siempre hay uno disponible para que se estropee enseguida o que un niño meta un dedo dentro. Lo que rara vez sale en esas películas es un lavavajillas.

“Más tarde descubrimos que en Génova también tienen la costumbre de romper discos duros a martillazos, mientras que el triturador lo dedican más bien a periódicos y periodistas, también a políticos incómodos que terminan en las cloacas. Cuando Miguel Ángel Rodríguez empezó a desbarrar, pareció que entraba en barrena, lo mismo que Roy Batty, el replicante de Blade Runner, en el momento en que se fue quedando sin pilas. Los electrodomésticos y los jefes de gabinete deben de contar con algún mecanismo de reparación propio, de otro modo no se explica que vuelvan a funcionar solos.

“Así  -termina Torres explicando-, el martes vino un manitas a echarle un vistazo a la lavadora y me aseguró que no tenía arreglo: una pequeña pieza de plástico estaba rota y no había forma de reemplazarla. En solidaridad con su compañera de fatigas, el frigorífico decidió dimitir de sus funciones tres días después, aunque sospecho que algo tuvo que ver un cortocircuito provocado por una bombilla fundida. (…) Al día siguiente, sin embargo, después de haber tirado un montón de comida a la basura, el frigorífico había vuelto a entrar en funcionamiento. Vete a saber, a lo mejor se trata de un frigorífico inteligente que ha encontrado su manera de informarme de que determinada marca de guisantes congelados no es apta para el consumo. En cambio, siguiendo la tradición cristiana, Miguel Ángel Rodríguez ha preferido resucitar el Domingo de Pascua después de crucificarse él solo. Eso sí, no se ha movido ni un milímetro de sus embustes anteriores, porque, según él, también tiene derecho a informar. Igual que mi frigorífico”.

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