martes, 16 de julio de 2024

A dos centímetros del magnicidio…

 

Donald Trump con un reguero de sangre en la cara, alzando el puño entre una multitud de agentes de seguridad.

“Si el sábado te fuiste a dormir a una hora prudente -recordaba ayer Juanlu Sánchez-, el domingo amaneciste con unas imágenes difíciles de creer. Te confieso que lo primero que pensé fue: inteligencia artificial. Pero no. Era realmente Donald Trump con un reguero de sangre en la cara, alzando el puño entre una multitud de agentes de seguridad que lo sacaban en volandas del escenario de un mitin. Una imagen para la historia, que podría haber sido radicalmente diferente, imprevisible en lo político además de trágica en lo personal, si esa bala hubiera pasado dos centímetros más acá. Estados Unidos, el país que lleva una década jugando con fuego en la cima del mundo, ha estado a dos centímetros del magnicidio, del asesinato de un candidato a presidente. Y no un candidato cualquiera.

Un francotirador abrió fuego desde un tejado a unos 120 metros desde donde Donald Trump se dirigía a sus seguidores en una localidad de Pensilvania. Pudo realizar varios disparos antes de ser abatido por otro francotirador, el del servicio de protección de Trump. Una de las balas rozó la oreja del candidato republicano, causándole una herida leve y dejando al mundo en vilo durante los segundos que pasaron entre que Trump se tiró al suelo y se levantó por su propio pie. Menos suerte tuvo una persona del público, que murió en el acto por el impacto de una bala, y dos hombres más que resultaron heridos graves.

El expresidente de Estados Unidos Donald afirmó el domingo durante una entrevista con el New York Times que “se supone” que debo “estar muerto” después de sobrevivir al intento de asesinato durante un mitin en Pensilvania, calificado de “experiencia muy surrealista”, según recogió Europa Press. Trump llevaba durante la entrevista un vendaje blanco que le cubría la oreja y el personal insistió en que no le tomaran fotografías. “Se supone que no debo estar aquí, se supone que debo estar muerto”, subrayó, antes de señalar que lo estaría si no hubiera girado ligeramente la cabeza hacia la derecha para leer un cartel. El magnate aseveró que mientras los agentes del Servicio Secreto le sacaban del escenario, él quería seguir hablando con sus simpatizantes, pero le dijeron que no era seguro y que tenían que llevarlo a un hospital.

Por otro lado, aprovechó la ocasión para agradecer a los agentes que le protegieron y abatieron al tirador. “Le mataron de un tiro entre los ojos. Hicieron un trabajo fantástico. Es surrealista para todos nosotros”, añadió. “Mucha gente dice que es la foto más emblemática que han visto jamás. Tienen razón y no morí. Normalmente hay que morir para tener una foto emblemática”, agregó al comentar la emblemática fotografía en la que sale levantando el puño mientras decía 'Lucha' varias veces.

En otra entrevista con el periódico Washington Examiner, el exmandatario aseguró haber reescrito por completo su discurso para la convención con el objetivo de abordar este momento y abogar por la unidad del país. El ataque, en el que resultó herido leve en su oreja derecha después de que la bala la rozara, se saldó con la muerte de un simpatizante y con otros dos heridos, que fueron hospitalizados. El atacante, identificado como Thomas Matthew Crooks, de 20 años, fue abatido segundos después por un francotirador del Servicio Secreto en el tejado desde el que efectuó los disparos.

Joe Biden obviamente ha condenado el hecho, como políticos de todo el mundo, desde Milei a Maduro, de Macron a Pedro Sánchez.

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