Lo que perseguían los
socialistas con esta proposición de ley presentada el martes en el Congres era dar
el primer paso necesario para terminar disolviendo la Fundación Francisco
Franco, tal y como mandata la Ley de Memoria Democrática. Pero el entorno del
PP en el Congreso no adelantó el sentido de su voto, como es de costumbre, “mirando
hacia otro lado”. En clara referencia a los populares, López aseveró que “no
vale estar todo el día hablando de algunas víctimas y dar la espalda a otras”,
pero el complejo juego de mayorías de la legislatura le salía a favor, al
contar tanto con el apoyo de Junts per Catalunya, como con el de Podemos, los
dos elementos de más inestabilidad en la aritmética parlamentaria. Para no dar
lugar a equívocos, concretó que se entendía por “apología del franquismo” que
se “ensalce el golpe de Estado de 1936 o la dictadura posterior y también que
se enaltezca a sus dirigentes o se menosprecie y se humille a la dignidad de
las víctimas” de dicho golpe de Estado, de la Guerra Civil o del franquismo. Y
se prohibió cualquier movimiento asociativo que incitase directa o
indirectamente “al odio o violencia” contra dichas víctimas “por su condición
de tales”.
El PSOE jugó varias veces
al borde del precipicio parlamentario en lo que va de legislatura y en varias
ocasiones terminó cayendo por él. Algunos ejemplos: la ley de proxenetismo,
cuya admisión a trámite no salió; la ley del suelo, que tuvo que retirar en el
último momento por la falta de apoyos; o la ley de extranjería. Tropiezos que confirmaban
que, en el Congreso, no hay una mayoría clara. Sin embargo, sí hubo temas en
los que el Ejecutivo podía armar una mayoría suficiente e incluso fácil. Sumar
sugería semanas atrás que se abundara en ellos para apuntalar la legislatura y
que, con ello, se remediara en la medida de lo posible la apariencia de
debilidad con la que se identifica al Gobierno en cada derrota en el Congreso.
El Pleno del Congreso
aprobó el martes la toma en consideración de la proposición de ley del PSOE que
reforma la Ley Reguladora del Derecho de Asociación para que se puedan disolver
entidades que ensalcen el franquismo y humillen a sus víctimas, un proceso que
se podrá iniciar a instancias de la Fiscalía y concretarse sólo mediante
resolución judicial. La tramitación de la iniciativa fue respaldada por todo el
hemiciclo, salvo por Vox, único grupo que votó en contra. El PP terminó apoyándola
pese a que, durante el debate, acusara al PSOE de utilizar al dictador
Francisco Franco como “comodín”. De todas formas, el eventual apoyo de la
mayoría de la Cámara solo significa la admisión a trámite de la ley. Después,
tendrá que pasar por el trámite de enmiendas, recibir de nuevo el apoyo del
Congreso e ir al Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta.
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