Camilo José Cela, el Nobel de Literatura, cumpliría hoy, de seguir viviendo, 91 años. El autor, tan prolífero en años como en obras, se sentiría ante todo periodista, profesión cuyo carnet número 1.044 había conseguido del Registro Oficial de la Asociación de la Prensa de Madrid. Por cierto que fue expulsado de la de Buenos Aires, a raíz de la publicación de “La Colmena” en ese país.
En una prosa amena y entretenida, Cela contaba en “Dodecálogo de deberes del periodista”: “Me hicieron socio de honor cuando viraron las tornas en el ruedo ibérico y se mudó el decorado de la farsa nacional”. Como experto en periodismo, Cela aconsejaba: “Decir lo que acontece, decir la verdad anteponiéndola a cualquier otra consideración, ser tan objetivo como un espejo plano, callar antes que deformar, ser independiente en su criterio, aspirar al entendimiento intelectual, funcionar acorde con su empresa, resistir toda suerte de presiones, recordar en todo momento que el periodista no es el eje de nada, sino el eco de todo, conservar el más firme y honesto orgullo profesional a todo trance y no ensayar la delación, ni dar pábulo a la murmuración, ni ensayar jamás la adulación”.
Una lección del Nobel que se ha quedado un tanto en entredicho con la querella presentada por Carmen Formoso por delito de apropiación indebida y contra la propiedad intelectual. La pertinaz acusación de haber plagiado “Carmen, Carmela, Carmiña”, cae hoy como una losa sobre “La Cruz de San Andrés”, obra de Camilo José Cela con la que ganara el Planeta en el año 1996.
Diez años más tarde de la publicación de esta obra, el Tribunal Constitucional se pronuncia a favor de la revisión judicial de la querella por presunto plagio que había presentado Carmen Formoso ante los Juzgados de Instrucción de A Coruña contra Camilo José Cela y la editorial Planeta, por sendos delitos contra la propiedad intelectual y por apropiación indebida. La escritora y artista gallega, que conoció la decisión del TC, indicó con cierta amargura que su lucha judicial "se ha alargado tanto que ya pensaba que no me darían la razón hasta que estuviera muerta".
En una prosa amena y entretenida, Cela contaba en “Dodecálogo de deberes del periodista”: “Me hicieron socio de honor cuando viraron las tornas en el ruedo ibérico y se mudó el decorado de la farsa nacional”. Como experto en periodismo, Cela aconsejaba: “Decir lo que acontece, decir la verdad anteponiéndola a cualquier otra consideración, ser tan objetivo como un espejo plano, callar antes que deformar, ser independiente en su criterio, aspirar al entendimiento intelectual, funcionar acorde con su empresa, resistir toda suerte de presiones, recordar en todo momento que el periodista no es el eje de nada, sino el eco de todo, conservar el más firme y honesto orgullo profesional a todo trance y no ensayar la delación, ni dar pábulo a la murmuración, ni ensayar jamás la adulación”.
Una lección del Nobel que se ha quedado un tanto en entredicho con la querella presentada por Carmen Formoso por delito de apropiación indebida y contra la propiedad intelectual. La pertinaz acusación de haber plagiado “Carmen, Carmela, Carmiña”, cae hoy como una losa sobre “La Cruz de San Andrés”, obra de Camilo José Cela con la que ganara el Planeta en el año 1996.
Diez años más tarde de la publicación de esta obra, el Tribunal Constitucional se pronuncia a favor de la revisión judicial de la querella por presunto plagio que había presentado Carmen Formoso ante los Juzgados de Instrucción de A Coruña contra Camilo José Cela y la editorial Planeta, por sendos delitos contra la propiedad intelectual y por apropiación indebida. La escritora y artista gallega, que conoció la decisión del TC, indicó con cierta amargura que su lucha judicial "se ha alargado tanto que ya pensaba que no me darían la razón hasta que estuviera muerta".
¡La botella, la botellaa, la botellaaa o la mujeeeerrr...
ResponderEliminar¡Alto! dijo Sancho Panza, solo un hombre de buen tino puede poner en balanza a la mujer con el vino.
¡Alto! dijo Sancho Panza, solo un hombre de buen tino puede poner en balanza a la mujer con el vino.
Una pulga era muy cristiana,
ResponderEliminarera católica, apostólica y romana.
Se casó con un elefante
porque decía que era protestante.
Parapapumba, pumba, pumba
parapapumba, pumba pum.
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El Cagadios certifica que no es el autor de las dos bobadas raciales de arriba y procede a hacer sobre ambos dos lo que su propio nombre indica como merecida respuesta. Os lo dice El Cagadios.
ResponderEliminarGenios humoristicos Gallegos: Valle Inclan, Cela, Torrente Ballester y Moncho Borrajo
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